Efervescencia en Egipto
01/02/2011
- Opinión
Los días del presidente egipcio Hosni Mubarak están contados. A estas alturas ya nadie cree en sus promesas de cambio, en atención a las demandas de los manifestantes que por lo menos —convocados por la “Marcha de los Millones”— ayer juntaron al millón de personas en El Cairo, más las protestas en otras ciudades, para exigir su salida del cargo. En 30 años el gobierno —desde el asesinato de Anwar el-Sadat— de Mubarak no avanzó en democratizar el régimen, sumándose a la siniestra dupla que florece no sólo en Egipto sino en todo el mundo árabe: corrupción y la pobreza. Primero fue Túnez tras un mes de protestas en enero, cayó el presidente Zine el Abidine Bel Ali con 23 años en el poder; ayer mismo en Jordania el primer ministro Samir Rifai, presentó su renuncia al rey Abdalá II; Egipto está hoy en efervescencia.
Y se ve muy difícil que Mubarak aguante las presiones, que llevan desde el 25 de enero a la fecha, hasta las nuevas elecciones presidenciales de noviembre. Con todo y que ayer el nuevo jefe de gobierno, Ahmed Shafik anunció que Mubarak se comprometía a por lo menos tres cosas: 1) no presentarse como candidato —tampoco su hijo Gamal, a quien pretendía imponer como sucesor siguiendo el ejemplo dinástico del rey Fuad I, a principios del siglo XX— para un nuevo mandato presidencial atendiendo a las presiones de Estados Unidos; 2) su promesa de atender las demandas de los manifestantes hasta el final de su mandato, con la pretensión de concluir, y; 3) pedir perdón a los jóvenes “por haber sido tan lentos [en reaccionar a sus peticiones], ahora empezaremos”, dijo Shafik en su nombre.
Pero los egipcios lo quieren fuera del poder pronto. Más cuando los manifestantes cuentan internamente con la simpatía de las Fuerzas Armadas, quienes consideran “legítimas” las reivindicaciones populares, según un comunicado oficial. Por eso un día antes de la “Marcha de los Millones” [convocada por el “Movimiento Opositor 6 de abril”, red juvenil surgida a través de Facebook en homenaje a los miles de egipcios que apoyaron en abril de 2008 a través de internet las movilizaciones laborales en el Delta del Níger contra el aumento de los precios], el ejército dijo que “no utilizaría la fuerza contra los manifestantes”.
Los militares, tan sólo se han postrado a las afueras de las oficinas de gobierno y son aplaudidos durante los actos de protesta, en tanto gritan consignas contra Mubarak. Mientras que la policía ha desaparecido, el saqueo de las tiendas es controlado por la misma población que cerca las calles con barricadas. Pero el saqueo importante no es ese sino el de los “magnates y responsables políticos de Egipto que están evadiendo grandes cantidades de fondos al extranjero, principalmente hacia Emiratos Árabes y Europa”, de la mano de las extracciones de piezas arqueológicas como del Museo Egipcio. En ambos casos se trata del patrimonio nacional egipcio.
Pero todos buscan una salida digna para Mubarak, Estados Unidos y Gran Bretaña entre ellos. En tanto Israel exige a EU, China y Rusia sostener a Mubarak en el poder. Pero Obama ha enviado el mensaje a Egipto, de que “no tomarán partido” ni por manifestantes ni por Mubarak”. A través del exembajador en Egipto Frank Wisner, se dijo que EU quiere cambios; pide las reformas políticas, económicas y sociales necesarias. La propia Hillary dijo el domingo pasado que “una transición ordenada a un gobierno democrático”, en clara señal de abandono a Mubarak. Y para presionar más, hay voces como la del Grupo de Trabajo para Egipto, que pide a Obama “suspender toda ayuda económica y militar [por un mil 500 millones de dólares] hasta que ponga en marcha las reformas democráticas” [apoyo que data desde los acuerdos de Camp David para la paz con Israel, firmados en 1978 con el aval de Jimmy Carter]. Algo que el todavía presidente Mubarak ya no está en condiciones de cumplir, pese a los cambios precipitados de algunos integrantes de su gabinete.
Ayer mismo hubo reunión en la Casa Blanca, al filo de las 15:30 horas, del equipo de Seguridad Nacional depara informar al presidente Barack Obama sobre la situación en Egipto, según informes de The New York Times. Hillary Clinton, la secretaria de Estado, habría convocado a todos los embajadores y jefes de misión diplomática de EU a una reunión sin precedentes, “la primera de este tipo en la historia” en Washington. Se esperaba a los jefes de misión de 260 embajadas, consulados y puestos diplomáticos de más de 180 países, a congregarse en Washington. Para evaluar la situación egipcia.
Pero otro asunto que va de la mano, y muy importante también para EU, pero sobre todo para las fuerzas progresistas del mundo [reaccionarios, para los gringos]. Se trata de la proliferación de un nuevo tipo de protesta de amplia y pronta difusión, a través de redes sociales como las operadas mediante Facebook. Y quizá el primer impacto global de consideración que está causando las revelaciones de Wikileaks en la web, sobre el papel de los agentes diplomáticos con el papel de espionaje en las embajadas de los países donde EU mantiene relaciones. Y la posible y pronta caída de un gobierno como es el caso de Mubarak.
En cables, la embajadora en aquél país, Margaret Ecobey, le informó a Clinton que “Mubarak se ha resistido a llamados previos de Estados Unidos para que aumente las libertades democráticas…”. Así como que: “Mubarak realiza ahora escasas simulaciones públicas sobre fomentar una visión de cambio democrático. Un desafío pendiente entre lograr el equilibrio entre nuestros intereses en materia de seguridad con nuestros esfuerzos de promoción de la democracia” [sic]. Eso se regó internamente.
Entretanto, así como EU, otros países como Gran Bretaña y la propia Unión Europea quieren una salida controlada del conflicto. Lo que sea con tal de no tener a un país islamita radical que descomponga el escenario político regional y del mundo árabe; mucho menos un aliado de Irán. Pueden ser elecciones anticipadas con Mohamed El Baradei de candidato. No se olvide que Egiptoha sido clave no sólo para la estabilidad árabe sino sobre todo para los intereses de Occidente, con EU a la cabeza. Geopolítica y militarmente, tan solo véase la importancia de la operación “normal” del Canal de Suez para el intercambio con Asia.
El caso es que repudiado, Mubarak ya sirve a nadie. Caerá de un momento a otro. Ayer, en emisión televisiva, se pronunció como garante de la transición del poder, pero su propuesta fue rechazada. La oposición interna quiere un “gobierno de unidad nacional”. Occidente un aliado. Pero el pueblo egipcio también decide; por eso limpia las calles en señal de cambio.
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