Estudios nacionales y populares
Shaquen una hoja!
26/02/2011
- Opinión
La presidenta Cristina Fernández, acompañada por sus pares de Uruguay y Paraguay, inauguró la Casa Patria Grande "Presidente Néstor Kirchner". La institución será un centro de estudios destinado a promover la integración de los pueblos latinoamericanos.
La Casa Patria Grande es una institución de carácter federal y regional, ubicada en la Ciudad de Buenos Aires, donde iba a funcionar la sede de la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur). Se habilitó el último 25 de febrero, el día en que Néstor Kirchner hubiese cumplido 61 años.
Del acto participaron los presidentes José Mujica, de Uruguay, y Fernando Lugo, de Paraguay. "Esta casa realiza el sueño de muchas y muchos de nosotros que creemos en una construcción regional, de una América del Sur propia", dijo la presidenta argentina.
Lugo recordó al ex presidente Kirchner como un “gran impulsor de la justicia social y la integración” y destacó que el proceso regional “no se detiene” aunque los medios de comunicación lo ignoren. A su turno, Mujica resaltó que "los mejores dirigentes no son los que hacen más, sino aquellos que dejan una barra que los supere en el futuro".
La institución funcionará en el edificio donde hasta hace algunos años funcionaba elConsejo Supremo de las Fuerzas Armadas (CONSUFA), aquel que, tras el retorno a la institucionalidad democrática en 1983, operó en función de la impunidad del genocidio de la última dictadura. A partir de 1983, el CONSUFA fue el ámbito en el que fueron juzgados –por sus propios pares- los militares responsables del terrorismo de Estado entre 1976 y 1983 y librados de culpas. Tal como recordó la presidenta, el edificio fue utilizado "en años tristes de la historia argentina".
Desde el lamentable fallecimiento de Néstor Kirchner –en octubre de 2010- se bautizó con su nombre a calles, autopistas, auditorios, centros culturales y torneos de fútbol. Pero el rito popular del homenaje alcanzó su más alta dimensión con la inauguración del nuevo espacio para el pensamiento.
Algunas “almas bellas” podrían cuestionar que un ámbito para el análisis político-académico (nada menos que un centro de estudios) lleve el nombre de un personaje que se caracterizó centralmente por su pragmatismo y simpleza, por su lenguaje desestructurado y su conducta desprejuiciada. Sin embargo, la elección de ese nombre extraño al mundillo erudito tiene la justeza con la que se hacen evidentes las lecciones de la historia.
El discurso frontal y la práctica transformadora de quien fuera el primer Secretario General de la Unasur, así como los movimientos de los líderes regionales contemporáneos, exceden los límites de la gestión gubernamental y de la retórica política. Una filosofía de la liberación asentada en una profunda matriz de pensamiento popular recorre Latinoamérica, y se hace carne en sujetos sociales bien definidos.
Sucede que el viejo idealismo elitista –y sus dispositivos de interpretación- no puede explicar nuestro tiempo. Esa enorme pretensión conlleva el desafío de abandonar aquel enfoque para asumir que el hacer reflexivo y el hacer transformador no transitan por senderos diferentes; es decir, que no pertenecen a dos dimensiones inconexas.
Néstor Kirchner intervino sobre la realidad política desde un conjunto de premisas que corresponden a la rica tradición teórica asociada a la liberación nacional y social. En sus gestos, sus palabras y sus actos emergieron -con suma complejidad- conceptos y categorías que parecían sepultadas por el apogeo neoliberal: poder, ideología, conflicto, antagonismos, relaciones de fuerza, hegemonía, autodeterminación.
A su vez, ese impulso impertinente, desbocado y plebeyo se tradujo en una necesidad:re-pensar la cuestión latinoamericana, o, mejor dicho, reactualizar los estudios críticos desde una mirada regional. Así, los más diversos campos del conocimiento recogieron las marcas de esta nueva etapa para poner en crisis los viejos modelos de análisis y proponer otros marcos, otros encuadres y otros territorios cognitivos.
La emergencia de estos procesos políticos en la última década se encarnó, entonces, en la reactualización –o reinvención- del pensamiento emancipatorio. Así, volvió a instalarse en los principales centros de producción de conocimiento –también en las calles y los imaginarios colectivos- el debate sobre el socialismo, el populismo y la revolución.
En la idea y ejecución del centro de estudios Néstor Kirchner subyace –de modo brutal- la superación de la dimensión territorial y acotada de “lo latinoamericano” y su transformación en un enfoque, en una mirada, en un modo de abordar los problemas más complejos para nuestras sociedades.
Del acto participaron los presidentes José Mujica, de Uruguay, y Fernando Lugo, de Paraguay. "Esta casa realiza el sueño de muchas y muchos de nosotros que creemos en una construcción regional, de una América del Sur propia", dijo la presidenta argentina.
Lugo recordó al ex presidente Kirchner como un “gran impulsor de la justicia social y la integración” y destacó que el proceso regional “no se detiene” aunque los medios de comunicación lo ignoren. A su turno, Mujica resaltó que "los mejores dirigentes no son los que hacen más, sino aquellos que dejan una barra que los supere en el futuro".
La institución funcionará en el edificio donde hasta hace algunos años funcionaba elConsejo Supremo de las Fuerzas Armadas (CONSUFA), aquel que, tras el retorno a la institucionalidad democrática en 1983, operó en función de la impunidad del genocidio de la última dictadura. A partir de 1983, el CONSUFA fue el ámbito en el que fueron juzgados –por sus propios pares- los militares responsables del terrorismo de Estado entre 1976 y 1983 y librados de culpas. Tal como recordó la presidenta, el edificio fue utilizado "en años tristes de la historia argentina".
Desde el lamentable fallecimiento de Néstor Kirchner –en octubre de 2010- se bautizó con su nombre a calles, autopistas, auditorios, centros culturales y torneos de fútbol. Pero el rito popular del homenaje alcanzó su más alta dimensión con la inauguración del nuevo espacio para el pensamiento.
Algunas “almas bellas” podrían cuestionar que un ámbito para el análisis político-académico (nada menos que un centro de estudios) lleve el nombre de un personaje que se caracterizó centralmente por su pragmatismo y simpleza, por su lenguaje desestructurado y su conducta desprejuiciada. Sin embargo, la elección de ese nombre extraño al mundillo erudito tiene la justeza con la que se hacen evidentes las lecciones de la historia.
El discurso frontal y la práctica transformadora de quien fuera el primer Secretario General de la Unasur, así como los movimientos de los líderes regionales contemporáneos, exceden los límites de la gestión gubernamental y de la retórica política. Una filosofía de la liberación asentada en una profunda matriz de pensamiento popular recorre Latinoamérica, y se hace carne en sujetos sociales bien definidos.
Sucede que el viejo idealismo elitista –y sus dispositivos de interpretación- no puede explicar nuestro tiempo. Esa enorme pretensión conlleva el desafío de abandonar aquel enfoque para asumir que el hacer reflexivo y el hacer transformador no transitan por senderos diferentes; es decir, que no pertenecen a dos dimensiones inconexas.
Néstor Kirchner intervino sobre la realidad política desde un conjunto de premisas que corresponden a la rica tradición teórica asociada a la liberación nacional y social. En sus gestos, sus palabras y sus actos emergieron -con suma complejidad- conceptos y categorías que parecían sepultadas por el apogeo neoliberal: poder, ideología, conflicto, antagonismos, relaciones de fuerza, hegemonía, autodeterminación.
A su vez, ese impulso impertinente, desbocado y plebeyo se tradujo en una necesidad:re-pensar la cuestión latinoamericana, o, mejor dicho, reactualizar los estudios críticos desde una mirada regional. Así, los más diversos campos del conocimiento recogieron las marcas de esta nueva etapa para poner en crisis los viejos modelos de análisis y proponer otros marcos, otros encuadres y otros territorios cognitivos.
La emergencia de estos procesos políticos en la última década se encarnó, entonces, en la reactualización –o reinvención- del pensamiento emancipatorio. Así, volvió a instalarse en los principales centros de producción de conocimiento –también en las calles y los imaginarios colectivos- el debate sobre el socialismo, el populismo y la revolución.
En la idea y ejecución del centro de estudios Néstor Kirchner subyace –de modo brutal- la superación de la dimensión territorial y acotada de “lo latinoamericano” y su transformación en un enfoque, en una mirada, en un modo de abordar los problemas más complejos para nuestras sociedades.
APM | Agencia Periodística del Mercosur | www.prensamercosur.com.ar
Facultad de Periodismo y Comunicación Social. Universidad Nacional de La Plata.
https://www.alainet.org/es/articulo/147944
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