Represión y movimiento de los indignados

02/06/2011
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Policías anti disturbios con aspecto de Robocop aporreando ciudadanos. Pero no hay disturbios. Solo ciudadanos pacíficos. Los policías llevan uniformes negros, blindados con chalecos antibalas, protectores de brazos y piernas y cascos como soldados imperiales de Guerra de las Galaxias.
 
El movimiento de los “indignados” contra el desorden y la injusticia neoliberales crece. Y en Barcelona, la policía de Cataluña se cubre de miseria agrediendo a ciudadanos. Los anti disturbios, al desalojar a los acampados en plaza de Cataluña, han golpeado gentes no violentas de toda edad y condición. ¡Incluso a un impedido en silla de ruedas! Hay testimonios: cientos de vídeos y fotografías en la Red e imágenes de medios tradicionales.
 
Esa represión es responsabilidad directa del nuevo gobierno de Cataluña. Gobierno de fe neoliberal que vulnera derechos de millones de ciudadanos al recortar la asistencia sanitaria, deteriorar la educación o rebajar el salario de funcionarios y empleados públicos, mientras aumenta el sueldo de altos cargos políticos y suprime el impuesto de sucesiones, lo que favorece a quienes más tienen.
 
¿Cuestión local? Reflejo del desquiciado neoliberalismo.
 
En Barcelona, horas después de la represión policial, diez mil personas protestaban en la plaza de Cataluña con una sonora “cacerolada". En la Puerta del Sol de Madrid, la carga policial en Barcelona suscitó la solidaridad y revitalizó la acampada, la hizo crecer. Y la protesta pasó a los barrios. Como en Barcelona y otras ciudades. Miles de ciudadanos y ciudadanas se han reunido en asamblea, han debatido, han acordado y han avanzado en inédito movimiento democrático horizontal no violento.
 
El movimiento de los “indignados” crece. Ya hay acampados en más de cien ciudades españolas. Y en Europa ya están en Grecia, Portugal, Francia... No hay represión que lo frene. En una asamblea del movimiento Democracia Real Ya, se informó que por ahora hay seiscientas acampadas en España, Europa, América del Norte, América Latina y Asia. Los “indignados” denuncian que esta democracia se ha vaciado de contenido y se ha puesto al servicio del poder financiero. Y no lo tolerarán. Como reconocía el semanario The Economist, “lo sorprendente es que estas protestas no hayan ocurrido antes”.
 
A esto hemos llegado porque, a la inacabable codicia de poderes financieros y grandes empresas, se ha sumado la cobardía y la complicidad de la casta política que actúa al servicio del poder financiero. Como si fuera la dueña de lo público. Pero sólo son los representantes de ciudadanos y ciudadanas. Y el representante no puede ocupar el lugar del dueño ni actuar contra el dueño. Si lo hace, pierde legitimidad. Y eso ha ocurrido; han perdido legitimidad. El movimiento de los “indignados” proclama: ya no nos representáis. Una pancarta en la Puerta del Sol explicaba con humor: “Políticos, somos vuestros jefes; estáis despedidos”.
 
Obstinados en la democracia representativa, aunque esté vacía, los políticos han olvidado que ciudadanos y ciudadanas son propietarios del poder político, depositarios de la soberanía. ¿O delira la Constitución española cuando afirma (como otras constituciones democráticas) que “la soberanía nacional reside en el pueblo, del que emanan los poderes del Estado”?
 
El objetivo de los “indignados”, como recuerda Stéphane Hessel, es “depositar cada vez más poder en la gente común para que sus necesidades sean la prioridad a resolver por los Gobiernos; su primer deber”. Pero no es sólo propósito del movimiento de los “indignados”. A fin de cuentas, todos los ciudadanos decentes estamos indignados. En La Unión Europea, verdadera bestia neoliberal, Transform Europa, ATTAC de varios países, organizaciones feministas, ONG progresistas, grupos activistas de ciudadanos, Resistance Coalition, Foros Sociales nacionales... velan armas y se aprestan a la resistencia no violenta, a la desobediencia civil. Porque, como recuerda Hessel, “la indignación debe ir seguida del compromiso”.
 
Y eso toca ahora. Comprometernos, conectarnos, organizarnos.
 
Nadie tiene la patente ni la exclusiva de nada. Gracias a los jóvenes “indignados” esto se mueve por fin. Pero antes otros resistieron, otros mantuvieron en la memoria colectiva la decencia, la solidaridad y recordaron que la justicia es posible (y no me refiero a partidos políticos). Los “indignados” nos impelen a renovar, a construir modos y actuaciones nuevas; pero hemos de estar todos para enfrentarnos a los planes nacionales de austeridad, al nefasto Pacto del Euro en Europa. Y a la injusticia, la explotación y la dictadura financiera en el mundo.
 
Enfrentarnos al más feroz ataque contra los derechos de la ciudadanía de los últimos tiempos.
 
- Xavier Caño Tamayo es Periodista y escritor
https://www.alainet.org/es/articulo/150208
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