Transgénicos levantaron polvareda
- Opinión
La soberanía alimentaria tiene, como condiciones intrínsecas; la autonomía en la producción de alimentos y por tanto en producción del recurso que la origina, en este caso las semillas nativas que se re-producen con los conocimientos de los pueblos.
En un país como el nuestro pocos se pueden dar el lujo de acceder a semillas transgénicas que no se re-producen y que requieren de paquetes tecnológicos de alto costo, aunque no es menos cierto que gran parte de los pequeños y mediano productores ya dependen de las grandes empresas transnacionales de la agroindustria que les otorga dicho paquete en créditos. En este caso es la agroindustria quien determina la producción induciendo los monocultivos con el consecuente decremento de otros.
Aunque se abrió la posibilidad a los transgénicos en la Constitución Política del Estado, la Ley de derechos de la madre tierra y la misma política de seguridad alimentaria, requerían del respeto a la diversidad y de una visión plural e integral en la producción. Estas fueron algunas de las razones que levantaron polvareda frente a la declaración del ahora Ministro de la Presidencia Carlos Romero, quien aseguró, días atrás, luz verde a los transgénicos en Bolivia.
A ello se suman las declaraciones del Vice Ministro de desarrollo Rural, Pinto, quien afirma insistentemente que la seguridad alimentaria en el país requiere de al menos cinco millones de hectáreas para la ampliación de la frontera agrícola.
Ninguna de estas propuestas responde a cuestiones no menos importantes: Por qué los pequeños productores están aportando solo el 18% de los alimentos del país y por qué importamos ya el 40% de lo que comemos en Bolivia. Si bien el Presidente de los bolivianos ha reclamado un rol más decidido de los campesinos que ya cuentan con todo el apoyo en este sentido, no es menos cierto que EMAPA, Pro tierra y otros proyectos gubernamentales han fracasado en esta dirección. Análisis en agenda de pequeños productores.
Santa Cruz se constituyó en el epicentro de la agroindustria de Bolivia debido a políticas gubernamentales. Sin embargo ahora el contexto es otro: estos proyectos, están acrecentando las migraciones hacia las ciudades y amenazan al medio ambiente (el sector forestal aporta el 50% de lo que la agroindustria al PIB sin estas externalidades negativas) La agroindustria cruceña ha manifestado su apoyo a la política de ampliación de la frontera agrícola, a pesar de que también es inocultable la inadecuada gestión de suelos (incluso los hay ahora en proceso de erosión y desertificación) e incluso las bajas en sus niveles de rendimiento. La intervención, de la Autoridad de Bosques y Tierras (ABT), la semana pasada, a más de 300 mil Ha. deforestadas en san José de Chiquitos se suma a ello y evidencia que los procesos económicos se han distanciado de otros que deben complementarlos.
Discusión importante y no solo por los transgénicos sobre los cuales la Ministra Morales aseguró que no van en la Ley de Revolución Productiva.
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