El FMI manipula la revaluación del boliviano
05/07/2011
- Opinión
En enero pasado, Dominique Strauss-Kahn, todavía encabezaba el Fondo Monetario Internacional (FMI) y nada hacía prever que unos meses después intentaría violar a una camarera de hotel provocando un escándalo y él mismo se fuera al fondo del desprestigio universal.
En esa oportunidad se reunieron en París los ministros del Grupo de los 20, como siempre, para conspirar contra los más pobres del mundo y en esta ocasión para promocionar la exportación de la crisis económica de Estados Unidos y salvarla de un nuevo desplome como el ocurrido en 1929.
¿Cuál es la estrategia para que los países pobres paguen la crisis de los ricos? El Fondo lo resumió en un comunicado poco claro, pero contundente. Se propuso a los 20 países más ricos del mundo, apoyar la caída del valor del dólar frente a todas las otras monedas.
Así ocurre en el Banco Central de Bolivia, donde nos anuncian con sospechosa periodicidad que la moneda nacional se fortalece y saca músculos frente a los billetes verdes.
Esta “devaluación” promocionará, según explican, la recuperación económica mundial gracias al impulso que recibirá la economía de los gringos. Los países emergentes pagarán el costo de la crisis al revaluar sus monedas y de esa manera abaratar las importaciones en dólares. Una medida que va en directo perjuicio de la producción local.
Otra jugadita de los 20 más ricos, fue presentada por el gobierno francés cuyo ministro de economía propuso poner techo a las materias primas, sobre todo a los alimentos agrícolas que en los mercados se llaman commodities. Los países exportadores tendrían que sacrificar sus precios en beneficio de los compradores.
Los países de la Unión Europea terminarían ampliamente beneficiados al pagar “precios de gallina muerta” a los productores agrícolas sudamericanos. Desde luego disimularían señalando que el “sacrificio” sería a favor de los hambrientos del mundo, pero se trataría de hambrientos de más riqueza.
Estas estrategias para cargar la crisis imperialista sobre las espaldas de los pobres, eran demasiado evidentes, así que no fueron aprobadas. Pero el Fondo siempre tiene cartas bajo la manga y entonces sacó la referida al manejo de la paridad cambiaria. El beneficiario directo sería Estados Unidos y el indirecto la Unión Europea.
Si los países latinoamericanos acceden a revaluar sus monedas, el dólar sería más “barato” y por lo tanto los productos norteamericanos ingresarían a montones, ayudando a la recuperación de la economía norteamericana. Bolivia ya cayó en la trampita de la revaluación y quizá por eso hay tantos productos gringos en nuestros mercados y sobre todo tantos Hummer y otra chatarrería similar.
El documento que el FMI envió a los ministros del G-20 reconoce que la tasa de cambio del dólar está sobrevaluada, en tanto el yen japonés y el euro tienen buena posición. La estratagema es declarar que las monedas de los países emergentes están “subvaluadas” y por lo tanto hay que revaluarlas. Las monedas latinoamericanas tienen que ser bombardeadas y el Fondo será el encargado de comandar el ataque.
La ingeniosa propuesta beneficiará a los dos imperios. El euro y el yen no serán obligados a revaluar, pero los países latinoamericanos, sí. Ya está en marcha el nuevo ataque del Imperio.
En el pasado reciente, el FMI sometía a los latinoamericanos a través de la deuda externa, con intereses impagables. Era su gallina de los huevos de oro. Ahora aparentemente será a través de las materias primas y sobre todo agrícolas. Pretenden comprarnos alimentos a precios regalados. Quizá ello explique el ingreso de las transnacionales que buscan apoderarse del manejo de las semillas, imponiendo los transgénicos.
¿Qué hay a nuestro favor…todavía? Resulta que las materias primas sobre todo las agrícolas ya no son baratas ni sus precios estables. Esta es una poderosa razón para defender la soberanía sobre nuestras semillas y evitar el ingreso de los transgénicos que pretenden dominar nuestra riqueza agrícola, desdichadamente con ayuda de algunos gamonales.
Es hora para defendernos del imperio del dólar, evitar su uso e impulsar la moneda regional, que en el caso sudamericano aún está en embrión con el SUCRE. Los economistas progresistas están previendo adecuadamente. Es preferible llegar al intercambio de productos, pero no utilizar la moneda estadounidense.
La década de los 80 del pasado siglo se caracterizó por el ajuste estructural como imposición sin reclamaciones. Nos obligaron a devaluaciones, a achicar el país, a vender las empresas públicas y otras finuras para endeudarnos de manera impagable y tenernos apretados del pescuezo.
Las cosas no han cambiado mucho. El Fondo siempre tiene recursos y lo que está pasando es nuevamente el ajuste estructural, pero con otra careta. Si la jugada le falla, ya sacará otra carta. Siempre las tiene. Es preciso tener los ojos abiertos, sobre todo si están atacando nuestras mesas, donde la comida ya escasea.
https://www.alainet.org/es/articulo/150985
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