El Gobierno del presidente Santos y la acción frente a las FARC

10/07/2011
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En el próximo mes de agosto se cumple el primer año del Gobierno del Presidente Juan Manuel Santos, tiempo durante el cual la acción del Estado contra las FARC ha estado en el centro de las prioridades, bien vale la pena desarrollar una reflexión sobre el tema y como puede ser su evolución durante este cuatrienio.
 
Las FARC son una organización que actúa dentro de un movimiento social, con esto quiero relevar que no está desligada de comunidades, territorios, dinámicas sociales, de muy diverso tipo, donde se dan relaciones de adhesión y solidaridad por causas compartidas, relaciones funcionales por intereses económicos y de regulación de economías, muy fuerte para el caso de economías cocaleras, hasta relaciones autoritarias, impositivas, donde las comunidades actúan bajo lógicas de intimidación y se ven sometidas por el ejercicio de violencia, en síntesis, estamos hablando de una organización, las FARC, que hay que verla y analizarla como estructura organizativa, imbricada en comunidades y territorios. Las FARC surgieron desde unas comunidades campesinas que sufrieron los rigores de la violencia, aprendieron a sangre y fuego a desconfiar del sistema político, decidieron en el año 1964 constituirse como una organización armada en lucha por el poder, para lo cual se hermanaron con el Partido Comunista Colombiano, con el cual mantuvieron una relación no exenta de tensiones y conflictos hasta el año de 1991, cuando mutuamente decidieron abrir sus caminos, el PC optó por reafirmarse en la acción política sin armas y desestimó la propuesta de las FARC de irse a la clandestinidad y apostar por el levantamiento armado.
 
Las FARC apostaron por tensionar el conflicto y calcularon que era viable su plan estratégico de toma global del poder, definido en su VII Conferencia del año 1982 y ratificada en 1993, se obnubilaron con los triunfos entre los años 95 y 2000, desestimaron el escenario de diálogos y negociaciones abierto con el Gobierno del presidente Pastrana y dejaron pasar una oportunidad de lujo en el proceso del Caguán. Este grupo insurgente decidió por la confrontación y encontraron un contradictor formidable en el Presidente Uribe, quien contó con un amplio respaldo nacional e internacional y se trenzaron en un choque de poderes, que desafortunadamente agravó la crisis humanitaria, se dio sin respeto al DIH y las partes incurrieron a prácticas que los degradan y afectaron y siguen afectando de manera grave a múltiples comunidades.
 
Las FARC de hoy, han sido disminuidas, perdieron territorios, el aura de invulnerabilidad se quebró en 2008, año en el que perdió a dos miembros del secretariado: Raúl Reyes e Iván Ríos, a los cuales se sumó la de Manuel Marulanda, su máximo líder y voz acatada y respetada, la perdida de mandos y tropa es significativa, pero luego de nueve años de una dura confrontación, donde el Ejército creció de manera significativa, hasta el punto de ser el de mayor tamaño de la región, aún por encima de Brasil, país con ocho veces más territorio y seis veces más población, llegando la inversión de recursos en los temas de defensa y seguridad a un impresionante 6.5 del PIB. Las FARC hoy no está derrotada ni van camino a ello, así lo demuestra la realidad, desde el 2008, han mostrado capacidad no solamente de resistencia, en lo que son magos, sino en una capacidad de adaptación a la política de seguridad democrática, que tiene sus énfasis en inteligencia, capacidad aérea y reconversión del Ejército en una fuerza contra guerrillera, todos temas donde tiene logros importantes la Fuerza Pública estatal, pero claramente insuficientes, en donde en una dinámica de espejos los contrincantes aprenden de manera mutua.
 
Según un reporte reciente de la Corporación Nuevo Arco Iris, la acción de las FARC en el primer semestre de 2011, muestra una dinámica fortalecida en los departamentos de Norte de Santander, Arauca, Caquetá, Cauca y Huila, donde las cifras de acciones bélicas evidencian índices más altos en relación con el mismo período de 2010, y al día de hoy, son cerca de 200 municipios donde se presentan acciones de las FARC.
 
No es cierto que la seguridad se ha deteriorado durante la administración del presidente Santos, es una argumentación con intención descalificadora y cálculo político, para cerrar cualquier intento de complementar la acción política, es más, siendo claros el ex presidente Uribe contuvo y disminuyó a las FARC, pero no las derrotó y estas se adaptaron a la confrontación desde al año 2008.
 
La sociedad colombiana requiere superar este largo y doloroso conflicto armado, que nos ha dejado una sociedad más antidemocrática, con un campo más inequitativo y una gran tragedia humanitaria, enorme. Hay sectores sociales, económicos y políticos que se sienten cómodos en medio del conflicto armado, por que acumulan y acrecientan su poder. El conflicto armado hay que superarlo, vía ampliación de la democracia, asumiendo las reformas que están en el corazón del conflicto, que a mi juicio son dos: reordenar el uso y la tenencia de la tierra y formulando una política de desarrollo rural que de posibilidades a todos los grupos sociales que están o tienen interés en lo rural, tarea nada fácil y dar garantías de participación política, avanzando hacia un sistema de partidos y participación donde no se mate, ejerza el fraude o sea muy desigual la competencia por el poder, si a estos dos temas, sumamos una acción de reivindicación y realización de los derechos de las víctimas e integración y proyectos ambiciosos para las zonas más desarticuladas, donde se ha desarrollado en buena medida el conflicto armado, tenemos una agenda para superar este añejo tema.
 
Las FARC, son parte de Colombia y pueden participar de las reformas, las cuales son necesidades sentidas para ampliar la democracia e integrar a la ciudadanía activa a un millón de familias empobrecidas, en las zonas donde están las FARC y el ELN, las reformas son el corazón de la paz con ellas, lograrlo es posible y el presidente Santos no se niega de plano a pensar y actuar en esta dirección, hay que seguir trabajando para crear las condiciones políticas que le den viabilidad a un escenario nada fácil de diálogos y concertaciones, donde las guerrillas tengan voz, pero no tengan la batuta exclusiva de las definiciones, a la cual debe concurrir un conjunto social y político, más allá de las guerrillas y el Gobierno.
 
Por último, eliminar a Alfonso Cano no es el fin de las FARC, de darse, será un golpe formidable que éste grupo asimilará, no hay que vender ilusiones de derrotas a corto o mediano plazo, es decir, podemos tener FARC como factor de perturbación en la próxima década sino somos capaces de complementar la acción de fuerza legítima del Estado, con procesos complementarios que en verdad nos permita poner punto final a este conflicto de ya casi medio siglo.
 
- Luis Eduardo Celis es Coordinador de la línea de incidencia política, Corporación Nuevo Arco Iris
Fuente: Semanario Virtual Caja de Herramientas Nº 262, Semana del 8 al 14 de Julio de 2011
Corporación Viva la Ciudadanía. http://www.viva.org.co/
https://www.alainet.org/es/articulo/151090
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