Premio Right Livelihood 2011: Discurso de aceptación

Es tiempo de repudiar a los acaparadores de tierra

05/12/2011
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Hace tres semanas, el 16 de noviembre, Cristian Ferreyra fue asesinado por un disparo de bala a manos de dos hombres armados frente a su casa y su familia. Cristian vivía en San Antonio, un poblado al norte de Santiago del Estero en Argentina. Pertenecía a una comunidad campesina, y era  miembro  de  una  organización compañera,  la  organización  campesino-indígena  MOCASE-VC. ¿Su “delito?” Negarse a abandonar su tierra natal para dar lugar a una masiva plantación de soya, una de tantas plantaciones que se han incrustado en las comunidades rurales de Argentina en los últimos diez años. Así que los dueños de la plantación lo mandaron asesinar. Cristian tenía 25 años de edad.
 
Hace seis semanas, el 26 de octubre, un campesino murió y otros 21 resultaron heridos, diez de ellos en estado crítico, en el poblado de Fanaye en el norte de Senegal. También ellos intentaban frenar el arrebato de sus tierras. Los funcionarios del gobierno habían entregado 20 mil hectáreas alrededor de su territorio a un empresario italiano que quería cultivar remolacha y girasol para producir  agrocombustibles  para  los  automóviles  europeos.  El  proyecto  desplazará  poblados enteros, destruirá áreas de pastizal para el ganado y profanará cementerios locales y mezquitas. Ganaye no es un caso aislado. En los últimos años, casi medio millón de hectáreas en Senegal se han cedido a empresas agroindustriales extranjeras.
 
Gambela es una región de Etiopía que limita con Sudán del Sur. Es el sitio donde ha ocurrido uno de los casos más extremos de acaparamiento de tierras en el mundo. Más de la mitad de toda la tierra arable en la región se ha entregado a inversionistas de la India o Arabia Saudita que ya están allí con sus tractores  y  expulsando  a  la  gente.  Etiopía  está  en  medio  de  una  grave crisis alimentaria y es muy dependiente de la ayuda alimentaria para darle de comer a su pueblo. No obstante,  el  gobierno  ya  entregó  cerca  del  10%  de  toda  la   superficie   agrícola  del  país  a inversionistas  extranjeros  para  producir  materias   primas  para  el  mercado  internacional.  A principios de este año participamos en la producción de un video en torno a la situación de los pueblos anuak de Gambela que ahora enfrentan la pérdida de sus fincas, sus comunidades y sus territorios  ancestrales.  Queríamos  ayudar  a  amplificar  sus  voces  a nivel  internacional  pero el video tuvo que distorsionar su voz y esconder sus rostros, para protegerlos de las represalias del gobierno etiope.
 
https://www.alainet.org/es/articulo/154514
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