Niños dioses

26/12/2011
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Desde las épocas de las cosmologías religiosas –adoración de los astros-, pasando por las religiones politeístas más sofisticadas o complicadas, hasta las más depuradas monoteístas, es una constante que en el “Olimpo” o donde moran las deidades, siempre aparezcan niños dioses que adultos son la representación misma del supremo ser.
 
Con motivo de la Natividad que se celebra en occidente, costumbre que cada día adquiere más adeptos y se esparce por el mundo, es de referirse a los niños dioses, así en plural, aunque en el cristianismo se diga niños dios, por sus diferentes advocaciones.
 
Uno de los más ilustres estudiosos de las religiones, en sin duda el escritor indio, Karthik Nadar; en el interés de esta entrega en el sentido de que cualquier dios que sea hijo de otro, especialmente si es el dios supremo, se representa en las distintas religiones, mitologías o cosmologías, tomamos algunas partes de su extensa obra.
 
En el antiguo Egipto Horus, hijo de Osiris, es el niño Dios; según la mitología heliopolitana  o Heliópolis, Geb –tierra de Egipto-, y su esposa y hermana Nut -el cielo-, dan vida a dos varones, Osiris y Seth, y dos mujeres: Isis y Neftis. Osiris se casa con Isis, y Seth con Neftis. La leyenda da cuenta de los innumerables enfrentamientos entre Osiris y su hermano Seth. Osiris resucitado, utilizando su magia logró que Isis pudiera concebir un hijo: a Horus, al llegar a la mayoría de edad, ayudado por los Shemsu Hor luchó contra Seth para recuperar el trono de su padre, asesinado por aquél. Horus fue dios de todo Egipto, mientras que Seth era dios del desierto y de los pueblos extranjeros. Este mito representa la lucha entre la fertilidad del valle del Nilo, -Osiris-, y la aridez del desierto –Seth-.
 
Los dioses olímpicos eran hijos, unos de Zeus, otros, como éste, de Cronos, y otros, como éste a su vez, de Urano; en la Antigua Grecia -Júpiter y Saturno en la Antigua Roma-.
 
En la mitología griega, los dioses olímpicos son los principales dioses del panteón griego, que moraban en la cima del monte Olimpo, el más alto de Grecia. Hubo, en diferentes épocas, catorce dioses diferentes reconocidos como olímpicos, aunque nunca más de doce a la vez. De ahí que a veces se haga referencia a ellos como los doce olímpicos. El concepto de "doce dioses" es más antiguo que cualquiera de nuestras fuentes griegas o romanas y es probable que su origen sea Anatolia.
 
Los hijos de Brahma; en la India. En el marco del hinduismo, Brahma, literalmente “evolución” o “desarrollo” en idioma sánscrito, es el dios creador del universo y miembro de la Tri-murti, “tres formas’”, la tríada conformada por Brahma, dios creador; Vishnú, dios preservador, y Shivá, dios destructor. Según un mito poco difundido, los tres dioses surgieron del huevo cósmico puesto por la diosa Ammavaru.
 
Los hijos de Izanami e Izanagi; en el Japón, literalmente “la mujer que invita”, es la diosa de la creación y de la muerte en la mitología japonesa y en el sintoísmo, es una diosa primordial y mujer del dios Izanagi. Junto con él creó el mundo. Es conocida también como Izana-mi, Izanami-no-mikoto o Izanami-no-kami. Los primeros dioses invocaron a dos seres divinos a existir, el varón Izanagi y la mujer Izanami, y éstos crearon la primera tierra.
 
Los tártaros budistas creen en un gran número de Budas vivientes que ofician de Grandes Lamas, cada uno de los cuales se reencarna en la figura de un niño. A la cabeza está el Dalai Lama de Lhasa, la Roma del Tíbet, considerado un dios vivo, que se reencarna también en niños. Siempre que renacen las plantas y árboles echan hojas verdes; a su mandato los capullos florecen, surgen manantiales, etc.
 
En Li-fan-yüan, oficina colonial de Pekín, se llevaba un registro de los dioses que se reencarnan, y hace más de un siglo ya se habían reencarnado ciento sesenta; pero todos tibetanos, pues si se reencarnan en Mongolia originarían consecuencias políticas serias. Pero además había muchos dioses sin licencia, que también hacían milagros y otorgaban bendiciones. Ahora, fuera del Dalai Lama, que quiso entregar el Tíbet al imperio de occidente, existen 550 Dalai Lamas reconocidos por el gobierno central de China. 
 
Finalmente en el catolicismo, Dios Hijo es la Segunda Persona de la Santísima Trinidad. Dios Hijo, es un concepto central para el cristianismo, y designa a la Segunda Persona de la Santísima Trinidad, cuya relación con las otras dos es objeto de debate teológico desde el cristianismo primitivo que se cerró dogmáticamente en el Concilio de Nicea. Como consecuencia de ello, a diferencia de las otras dos Personas, a ésta Segunda Persona o Dios Hijo se le atribuyen dos naturalezas: una divina y una humana, que se encuentran indisolublemente unidas en la misma Persona, hipóstasis.
 
A ese Niño Dios, es el que celebramos este 24 y 25 de diciembre, en otras latitudes en enero y febrero, en su nacimiento, en su natividad, en su navidad. Después, adulto, muere en la cruz para salvar a la humanidad. Seguramente en la ternura de los Niños Dioses es donde encontramos la inspiración y el aliciente de desearnos felicidades, que desde luego renovamos en este Comentario a Tiempo.
 
- Teodoro Rentería Arróyave es periodista y escritor mexicano. www.felap.info, www.ciap-felap.org, www.fapermex.mx, y www.clubprimeraplana.com.mx
https://www.alainet.org/es/articulo/154950
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