Río+20 en el centro del Foro de Porto Alegre
25/01/2012
- Opinión
El Foro Social Temático (FST) de Porto Alegre es una instancia clave en el camino hacia Río+20. La jornada previa a la marcha inaugural reunió a redes y organizaciones sociales en el Seminario Rumbo a Río+20, por otra economía. Este espacio puso en el centro del debate la inviabilidad de la economía capitalista en el contexto mundial actual. A su vez, disparó la reflexión acerca de otras lógicas económicas posibles que garanticen las necesidades fundamentales de los seres humanos y se estructuren a partir del respecto a los bienes comunes.
Con una fuerte crítica a la Economía Verde, el Seminario encontró a organizaciones y movimientos sociales para compartir reflexiones y prácticas contrahegemónicas. Se repasaron las luchas desde la Eco’92 y la trayectoria de redes como Amigos de la Tierra Internacional, Cono Sur Sustentable, Marcha Mundial de Mujeres, Red de Mujeres Transformando la Economía, Vía Campesina. Todos actores críticos de la implementación de la Economía Verde en nuestros pueblos.
En sentido general, los panelistas presentaron el debate en un marco de dominación sistémica que contiene diversos ejes entrelazados y expresiones globales entre las que se destacan: calentamiento global, crisis alimentaria y la cuestión energética. También fueron abordadas las relaciones entre biodiversidad y ocupaciones militares; corporaciones y universidades.
Asimismo, se señaló la constante cooptación del capital sobre actores sociales y la tendencia a presentar caminos viejos como soluciones nuevas. Con una visión crítica acerca de la noción desarrollo, que legitima como único camino la liberalización del comercio, fueron explicadas las causas estructurales de la crisis del sistema en todas sus expresiones.
Por otra parte, la agenda de Río + 20 contempla como tópicos temáticos el desarrollo sostenible, el marco institucional y la nueva gobernabilidad ambiental. Al igual que la Economía Verde, estas categorías implican un paradigma mundial de producción y consumo que se anuncia como novedoso. Se presentan con contenidos esquizofrénicos, se plantean como soluciones que aparentan ser alternativas al sistema, cuando en realidad son funcionales y enriquecen la lógica capitalista. Solo contribuyen a acrecentar las causas profundas de la crisis civilizatoria mundial.
Un momento especial en el panel fue dedicado al intento de mercantilización de los bienes comunes y la naturaleza. Iniciativa que supone que solo aquello de lo que se es propietario, o aquellos que venden algún recurso puede ser cuidado y valorado. Esta idea viene acompañada del concepto de sustentabilidad fuerte, que defiende la existencia del capital natural con límites críticos que no debieran sobrepasarse.
La cuestión esencial de acuerdo a los panelistas, está en que si aceptamos la existencia de capital natural, territorios que han sido parte de la vida y la cultura de nuestros pueblos se convierten en recursos para la lógica capitalista. La economía verde coloca precio a todos los bienes. Para su supuesta protección la propuesta es llevar a la condición de capital natural todos los bienes comunes, cada gota de agua, cada granito de tierra.
Viejos debates como dónde colocar el progreso, cómo medir el PIB desde las alternativas, cómo trascender los indicadores históricos; también se abrieron en estos días. Las organizaciones sociales tendrán que avanzar en esta perspectiva con propuestas claras. Los ejes centrales deberían ser la des- mercantilización de la naturaleza, otro modelo de producción y consumo que incorpore como actores a las empresas recuperadas, cooperativas y a la economía solidaria.
Por supuesto también entraron en debate los modos de construcción y satisfacción de las necesidades humanas, y la importancia estratégica de revitalizar una lucha cultural por construir el imaginario de otra felicidad posible.
El acaparamiento de la academia en el tratamiento de estos temas fue denunciado, así como el nuevo rol de las corporaciones en tanto asesores y consultores de Estados. Esto provoca, entre otros efectos, que las visiones corporativas pauten las políticas ambientales de los pueblos.
Profundos debates se realizaron en estas jornadas dedicadas a fortalecer una visión compartida que permita avanzar en consensos políticos metodológicos de las organizaciones sociales hacia Río+20. Lo que está en juego es el futuro histórico de la humanidad.
Fuente:
Con una fuerte crítica a la Economía Verde, el Seminario encontró a organizaciones y movimientos sociales para compartir reflexiones y prácticas contrahegemónicas. Se repasaron las luchas desde la Eco’92 y la trayectoria de redes como Amigos de la Tierra Internacional, Cono Sur Sustentable, Marcha Mundial de Mujeres, Red de Mujeres Transformando la Economía, Vía Campesina. Todos actores críticos de la implementación de la Economía Verde en nuestros pueblos.
En sentido general, los panelistas presentaron el debate en un marco de dominación sistémica que contiene diversos ejes entrelazados y expresiones globales entre las que se destacan: calentamiento global, crisis alimentaria y la cuestión energética. También fueron abordadas las relaciones entre biodiversidad y ocupaciones militares; corporaciones y universidades.
Asimismo, se señaló la constante cooptación del capital sobre actores sociales y la tendencia a presentar caminos viejos como soluciones nuevas. Con una visión crítica acerca de la noción desarrollo, que legitima como único camino la liberalización del comercio, fueron explicadas las causas estructurales de la crisis del sistema en todas sus expresiones.
Por otra parte, la agenda de Río + 20 contempla como tópicos temáticos el desarrollo sostenible, el marco institucional y la nueva gobernabilidad ambiental. Al igual que la Economía Verde, estas categorías implican un paradigma mundial de producción y consumo que se anuncia como novedoso. Se presentan con contenidos esquizofrénicos, se plantean como soluciones que aparentan ser alternativas al sistema, cuando en realidad son funcionales y enriquecen la lógica capitalista. Solo contribuyen a acrecentar las causas profundas de la crisis civilizatoria mundial.
Un momento especial en el panel fue dedicado al intento de mercantilización de los bienes comunes y la naturaleza. Iniciativa que supone que solo aquello de lo que se es propietario, o aquellos que venden algún recurso puede ser cuidado y valorado. Esta idea viene acompañada del concepto de sustentabilidad fuerte, que defiende la existencia del capital natural con límites críticos que no debieran sobrepasarse.
La cuestión esencial de acuerdo a los panelistas, está en que si aceptamos la existencia de capital natural, territorios que han sido parte de la vida y la cultura de nuestros pueblos se convierten en recursos para la lógica capitalista. La economía verde coloca precio a todos los bienes. Para su supuesta protección la propuesta es llevar a la condición de capital natural todos los bienes comunes, cada gota de agua, cada granito de tierra.
Viejos debates como dónde colocar el progreso, cómo medir el PIB desde las alternativas, cómo trascender los indicadores históricos; también se abrieron en estos días. Las organizaciones sociales tendrán que avanzar en esta perspectiva con propuestas claras. Los ejes centrales deberían ser la des- mercantilización de la naturaleza, otro modelo de producción y consumo que incorpore como actores a las empresas recuperadas, cooperativas y a la economía solidaria.
Por supuesto también entraron en debate los modos de construcción y satisfacción de las necesidades humanas, y la importancia estratégica de revitalizar una lucha cultural por construir el imaginario de otra felicidad posible.
El acaparamiento de la academia en el tratamiento de estos temas fue denunciado, así como el nuevo rol de las corporaciones en tanto asesores y consultores de Estados. Esto provoca, entre otros efectos, que las visiones corporativas pauten las políticas ambientales de los pueblos.
Profundos debates se realizaron en estas jornadas dedicadas a fortalecer una visión compartida que permita avanzar en consensos políticos metodológicos de las organizaciones sociales hacia Río+20. Lo que está en juego es el futuro histórico de la humanidad.
Fuente:
https://www.alainet.org/es/articulo/155460
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