El G20 bajo la presidencia de México
21/03/2012
- Opinión
México asumió la presidencia del G20 en diciembre de 2011, en un momento de crisis múltiples. El país comparte la presidencia con una “troika directiva tripartita de presidentes pasados, presentes y futuros”, este año, Francia y Rusia.1 Como presidente, México es responsable de establecer un secretariado temporal para coordinar el trabajo y prepararse para organizar la cumbre de junio de 2012. El ministro de relaciones exteriores está a cargo de esta tarea, con la participación de otros ministros en áreas específicas.
México tendrá un impacto considerable en el establecimiento de la agenda y en la redacción de los materiales preparatorios para la cumbre del 18 y 19 de junio en Los Cabos, Baja California Sur, México. El gobierno del presidente Felipe Calderón ha puesto en marcha este proceso con un documento, a falta de escasos seis meses, y con enormes desafíos pendientes, para una reunión exitosa luego de los mediocres resultados en Cannes, en noviembre de 2011.
Calderón se refiere a la presidencia del G20 de México como “una responsabilidad muy delicada, ya que es la primera vez que no sólo un país latinoamericano sino uno en desarrollo asume [el puesto]”.2 De hecho, muchas economías emergentes han presidido el G20 antes. Corea del Sur (2010) presidió la Cumbre de jefes de Estado del G20 e India (2002), México (2003), Sudáfrica (2007) y Brasil (2008) presidieron las reuniones de ministros de economía del G20.
Además de ser un país en desarrollo con una voz menor, en comparación con los países del G8, México asume la tarea en un tiempo en el que la agenda del G20 está dominada por la crisis financiera mundial y, en particular, la crisis de deuda de la eurozona. La Cumbre del G20 de Francia avanzó poco en el abordaje de estos desafíos y las perspectivas para la Cumbre de México podrían no ser mucho mejores, según reconoció el presidente Calderón en la Cumbre de Mérida, el 5 de diciembre de 2011.
“El contexto del G20 está marcado por esta terrible crisis mundial y, quizás, es el principal tema que subyazca, envuelva y domine totalmente las discusiones”.3 Al comenzar 2012, está claro que la crisis está lejos de resolverse y, probablemente, se agrave. Es probable que continúe monopolizando la agenda del G20, con pocas perspectivas de avances.
Además del peso de la crisis en las deliberaciones, en junio de 2012 México enfrenta sus propios desafíos que afectarán su liderazgo en el grupo. El país estará a sólo un mes de las elecciones presidenciales. Las elecciones presidenciales en México frecuentemente llevan a un período de inestabilidad política y contaminan cada aspecto del clima político. Este año no será la excepción. La violencia estalló en el país, con más de 60.000 homicidios, desde que el presidente Calderón lanzó la guerra a las drogas, en diciembre de 2006.
Los constantes conflictos entre fuerzas de seguridad y carteles y entre carteles de la droga rivales, con las líneas borrosas entre los dos tipos de conflictos, en el contexto de la frecuente complicidad y corrupción dentro del Gobierno, llevaron a la violencia generalizada y a la inseguridad en el país.
En este contexto, las acciones del Gobierno Federal tienen, incluso en el área de la política exterior, implicaciones y motivaciones electorales – ya sean explícitas o implícitas. La presidencia del G20 representa una oportunidad para ganar visibilidad y prestigio internacional para la administración actual, pero también tiene el riesgo del fracaso en aspectos críticos durante las reuniones, sin mencionar los desafíos políticos y de seguridad. Del mismo modo, Estados Unidos se encaminará a las elecciones en 2012 y es posible que posponga las decisiones difíciles y las reformas del tipo de las que el mundo necesita ya, por ser demasiado controvertidas.
Las prioridades de México
Para los actores de la sociedad civil, es importante tener una idea de los objetivos y las perspectivas políticas y económicas que la presidencia mexicana pone sobre la mesa. En la reunión del G20 del 4 de noviembre de 2011 en Cannes, Calderón subrayó cinco prioridades principales para la Cumbre de Los Cabos:4
1) Recuperar la estabilidad económica para reiniciar el crecimiento. Calderón quisiera ver resuelta la crisis de Europa antes de junio y eliminarla de la agenda para la Cumbre del G20 de ese mes. Con ese fin, ofreció algunas recomendaciones específicas que hacen responsables a los líderes europeos de aplicar medidas decisivas en los próximos meses para “resolver la crisis del euro, aislar los efectos de la crisis sobre las economías viables, como las economías italiana y española, para evitar el contagio al resto del sistema y, desde luego, descontar inmediatamente la parte de deuda griega que es sencillamente impagable”.
De acuerdo al presidente mexicano, los países en desarrollo y los desarrollados tienen roles diferentes en la actual situación económica mundial. Los primeros deben “mantener una macroeconomía responsable y continuar contribuyendo al crecimiento mundial”, mientras que los segundos deben “lograr la consolidación fiscal y terminar con el déficit público que generó la crisis actual”.
2) Comercio internacional. En este punto, Calderón enfatizó sobre dos objetivos: fomentar el comercio internacional a través del libre comercio y corregir “los desbalances financieros y comerciales a nivel mundial”. Sobre los desbalances, sus críticas apuntaban claramente a China sin mencionar nombres y, en particular, a la política monetaria de aquel país, refiriéndose a “países con superávit comerciales constantes, no siempre alcanzados de forma natural u obedeciendo al mercado, sino a través de la imposición artificial de tipos de cambio notablemente depreciados”.
En defensa del libre mercado, el presidente insistió en el “rechazo al proteccionismo que crece en varias economías desarrolladas y en desarrollo del mundo” y defendió la reducción de las barreras tarifarias y no tarifarias. Expresó impaciencia con la estancada Ronda de Doha y argumentó que, antes de la Cumbre de junio, los negociadores deben o bien concluir la ronda de comercio o bien admitir el fracaso, y agregó que preferiría declararla muerta a lanzar otra declaración de buenas intenciones si no existe la voluntad política o alguna posibilidad real de alcanzar acuerdos globales.
3) Regulación financiera. Los objetivos de México son: fortalecer el Consejo de Estabilidad Financiera y continuar el seguimiento de sus recomendaciones para buscar el balance entre estabilidad financiera y crecimiento y para fortalecer la arquitectura financiera internacional, dando un papel clave al Fondo Monetario Internacional. Y para fortalecer la “inclusión financiera para el crecimiento”.5 Brilla por su ausencia la mención a medidas reales de regulación, tales como imponer un impuesto a las transacciones financieras, apoyado por Francia, la presidencia saliente, o eliminar los paraísos fiscales.
4) Seguridad alimentaria. Calderón observó un crecimiento de 50% en los precios mundiales de los alimentos en los cinco años pasados y aseguró que hay una relación entre la suba de los precios de los alimentos y la pobreza extrema, el hambre y la “turbulencia social”. Atribuyó el alza a un aumento de la demanda en las economías emergentes tales como China e India y a “un componente estrictamente financiero ocasionado por especuladores que buscan mayores ganancias en los mercados de los alimentos”.
5) Cambio climático y desarrollo sustentable. Hablando antes de los resultados de la Conferencia sobre Cambio Climático de Durban, Calderón puso la prioridad en la creación de un Fondo Verde para el Clima a través de mecanismos que incluyen el financiamiento de “inicio rápido” para las medidas de adaptación ya acordadas y la aplicación del programa de Reducción de Emisiones Derivadas de la Deforestación y Degradación de los Bosques (REDD+). El presidente reiteró su confianza en que el REDD+ y el pago por servicios medioambientales serán los mejores instrumentos mundiales para la reducción de emisiones. Esta área incluye también la infraestructura y el “crecimiento verde”.
El rol de México como presidente del G20
Además de estas prioridades, Calderón ha definido públicamente su idea del “rol estratégico” de México como presidente. Prometió que México jugaría un fuerte papel, no sólo en temas que afecten la región, sino también en la resolución de crisis entre países desarrollados. En una reunión de la Alianza del Pacífico, observó que su gobierno busca ser un portavoz para los países en desarrollo.6
El presidente mexicano insistió en encontrar soluciones inmediatas a la crisis griega y enfatizó la necesidad de construir un “muro de contención” para amortiguar a países como Italia, que no tienen una crisis de solvencia sino más bien una crisis de credibilidad que podría empeorar. Dijo que la eurozona tiene las herramientas para afrontar la crisis a través del apoyo a los bancos centrales como “prestamistas de último recurso” y que debe tomar las decisiones difíciles. Calderón atribuyó la crisis a “desbalances” basados en los superávit o sobre acumulación de capital en China y otros países y en los déficit en Estados Unidos y Europa.
El gobierno mexicano se considera a sí mismo a la vanguardia con respecto al “crecimiento verde” y la aplicación del Fondo Verde para el Clima, programas sociales o redes de seguridad, tales como el Programa de Oportunidades, y el libre mercado. El Gobierno presionará por la expansión del trabajo en estas áreas.
Observaciones preliminares
La lista de tareas pendientes de Calderón para la cumbre incluye la resolución de la crisis de la eurozona, a través de la intervención financiera y la profundización de las políticas de mercado. Las propuestas siguen la línea de las políticas ortodoxas neoliberales que su administración ha mantenido en México. Aunque no se excluyen de la agenda, no hay mención a la prioridad del G20 de generar empleo, especialmente entre los jóvenes, o a la necesidad de abordar la desigualdad, el desarrollo y una distribución más justa de los beneficios del desarrollo.
El punto 3 sobre regulación financiera no se refiere a un nuevo marco regulatorio, sino a sistemas de seguimiento y evaluación (el CEF) y a planes de contingencia sobre gestión del riesgo, a ser manejado por el FMI. El punto 4 sobre seguridad alimentaria observa el rol de la especulación en el aumento de los precios pero hasta ahora carece de recomendaciones para la regulación, en lugar de atacar las “políticas monetarias expansivas” en los países desarrollados como una de las causas principales del desborde de inversión en mercados de commodities alimentarias, antes que la falta de marcos regulatorios y la codicia sin obstáculos.
Sobre inversión en cambio climático, la solución de Calderón es aplicar “programas para combatir en forma simultánea la pobreza y la deforestación” – esto es, pagos a las comunidades indígenas y campesinas para conservar los bosques – mecanismos de mercado que han sido duramente criticados por su falta de efectividad en el abordaje del problema de las emisiones, la “commoditización” de la naturaleza y la violación de los derechos indígenas.
En suma, como presidente del G20, el gobierno mexicano alentará las políticas de libre mercado y evitará las soluciones que promuevan la regulación o las reformas del mercado. Uno de los objetivos principales es ampliar el rol y los recursos del FMI. El director del Banco Central, Agustín Cartens, le dijo a la directora ejecutiva del FMI, Christine Lagarde, “esta será una de las tareas más importantes de México como anfitrión del G20 – encontrar la manera de fortalecer el Fondo”.7
El gobierno mexicano propone más dinero para el FMI y el uso de los “derechos especiales de giro” del FMI para aumentar los recursos de los bancos centrales, así como la aplicación de reformas para incrementar la participación de las economías emergentes en la toma de decisiones. Pide la expansión de la capacidad del FMI para “intervenir masivamente en las crisis financieras o monetarias”, insistiendo en la “eficacia” de las intervención del Fondo en la crisis de la deuda de América Latina, en la década de 1980.8
Aunque el gobierno mexicano se ve a sí mismo como la voz de los países en desarrollo, especialmente los latinoamericanos, otros países de la región no comparten este entusiasmo con respecto a la reunión. Cuando Calderón presentó su agenda a la Alianza del Pacífico (México, Colombia, Perú, Chile y Panamá como observador), el presidente colombiano Santos cuestionó el rol de México, preguntando a Calderón: “¿Cuáles son las propuestas que puede realizar y que serán aceptadas por Europa, Estados Unidos o Japón que beneficien realmente a México, Chile o Perú? Es muy difícil identificarlas”. Además cuestionó la viabilidad de la Cumbre. “Discúlpeme por decirle esto pero, con toda franqueza, si nada cambia radicalmente, la reunión del G20 será otro fracaso... creer que el G20 resolverá nuestros problemas, bueno, tengo muchas dudas. Precisamente debido a los problemas estructurales de la mayoría de las economías que conforman el G20, pienso que será muy difícil que haya consenso”9.
Está extendido en la región el escepticismo en cuanto a que el G20 pueda representar sus intereses y a que sea efectivo. La reciente formación de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños demuestra que la mayor parte de la región – incluyendo los miembros del G20 Argentina y Brasil – cree que las soluciones deben forjarse dentro de la región y que los países desarrollados representan más un obstáculo que un compañero. Estos países tienen, además, viejas críticas a los condicionamientos y las acciones del FMI en la región y rechazan los acuerdos de libre comercio con Estados Unidos.
Quieren encabezar los esfuerzos para construir lazos Sur-Sur y orientar el desarrollo de la infraestructura regional hacia la consolidación del comercio y el desarrollo regional, antes que seguir una orientación hacia la globalización dictada por el G20. Sería una ilusión de México pensar que la región podría hablar con una voz única – mucho menos aceptar los puntos de vista de Calderón como propios.
Desafíos para la participación de la sociedad civil en Los Cabos
Debido en parte a las protestas que suelen acompañar a las Cumbres del G20,10 el grupo ha elegido un lugar de reunión en la punta de una península a la que es difícil llegar y cuyo acceso es fácil de controlar. Las organizaciones de la sociedad civil tendrán dificultades para movilizar grandes cantidades de personas a la Cumbre, por lo que las estrategias deben enfocarse en la creatividad, la crítica clara y las alternativas. Debido al clima general de inseguridad en México y a las posibles protestas, los participantes deben esperar que la seguridad sea dura.
Algunos de los puntos más importantes para la sociedad civil serán no solamente marginados por la crisis, sino que parecen ser minimizados por la orientación mexicana de la agenda. El énfasis en “más de lo mismo” estrecha el espacio para proponer alternativas. Las organizaciones de la sociedad civil deben presionar al G20, especialmente al Grupo de Trabajo sobre Desarrollo, sobre la necesidad de modernizar la agenda de desarrollo, de reformas reales y regulación, y de una economía mundial más justa. El logro de una mayor transparencia dentro del Grupo será clave en este esfuerzo. La Cumbre de México presenta la oportunidad para destacar alternativas, compartir información y hacer oír las voces de la sociedad civil.
Referencias
1. “¿Qué es el G20?” en el sitio web oficial del G20
2. Discurso del presidente Calderón durante la presentación sobre el G20, Cumbre de Mérida, 3 de diciembre de 2011
3. 5 de diciembre de 2011, cumbre de Mérida, Mayolo López
4. Discurso del presidente Calderón, Cumbre de Líderes del G20, 4 de noviembre de 2011.
5. Ver la página de México en inglés aquí. Las prioridades han sido descritas en forma diferente en varias ocasiones (Cannes, Mérida y en los materiales en inglés y castellano). Este documento utiliza la descripción más detallada encontrada, del original en castellano.
6. Inauguración en Mérida de la Segunda Cumbre de la Alianza del Pacífico. Ver el video.
7. “México ofrece elevar la cuota del FMI”. Leer el artículo.
8. Mensaje del Presidente Calderón en el marco de actividades de la Cumbre de Líderes del G20, 4 de noviembre de 2011
9. “Anticipan fracase reunión del G20: Descartan consenso por crisis económica. Piden mandatarios que se considere movimiento alterno para activar finanzas”
10. Mayolo López, 5 de diciembre de 2011. Activista desafiante del G20 enfrenta una sentencia de 16 meses de cárcel, Globe and Mail, 13 de enero de 2012. Leer el artículo.
- Laura Carlsen, Directora del Programa de las Américas, Center for International Policy
Este artículo fue publicado originalmente en el boletín del G20 N°10 de la Fundación Heinrich Boell – Ver boletín completo
https://www.alainet.org/es/articulo/155905
Del mismo autor
- El sesgo político de la OEA y el futuro de la región 20/03/2020
- The OAS and Democracy 22/02/2019
- La OEA y la democracia 21/02/2019
- The Organization of American States Shouldn’t Be Run by Regime Change Zealots 30/01/2019
- Trump’s new trade order 09/11/2018
- The People Won, But Can They Take Power? 18/07/2018
- “Seguridad” que mata 14/06/2018
- A desarmar la violencia patriarcal 09/05/2018
- Disarming Patriarchal Violence 03/05/2018
- U.S Support for Honduras’ Fraudulent Election is a Betrayal of Democracy 08/02/2018