Puede alguien imaginar un mundo sin mujeres?

08/03/2012
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En el mundo capitalista, en el mundo del conocimiento, la mujer sigue siendo la gran discriminada. No goza de las mismas oportunidades que el hombre, a pesar de que, sin la mujer, el mundo dejaría de existir.
 
Somos las mujeres las que aportamos vida, las que engendramos y parimos hijos en una sociedad en la que el hombre ya no es imprescindible, la fecundación puede ser artificial. Somos las mujeres que, con nuestro sí, podemos procurar que aumente la tasa de natalidad para que sea la que el mundo neo liberal necesita. ¿Por qué hago estas manifestaciones? Porque las mujeres que aún trabajamos sabemos de antemano que NUNCA ocuparemos cargos de máxima responsabilidad ni prestigio, reservado aún hoy, en el S XXI, a los varones, aunque las aspirantes tengan misma preparación, igualdad de condiciones. Una de las causas es la maternidad.
 
La natalidad disminuye, la pirámide de edades se desmorona. La base es mayoritariamente de personas ancianas, en la parte de arriba, escasa, se sitúan los jóvenes-niños en proporciones muy deficientes. ¿Quién sustentará en el futuro las pensiones de quienes ahora tiene cincuenta años?
 
Las mujeres, ávidas de poder mostrar sus posibilidades de trabajo, dudan a la hora de decidir un embarazo. ¿Les conservaran su puesto y responsabilidad tras el parto? ¿Quién cuida de los hijos pequeños? ¿Quién se responsabiliza de dirigir y administrar casa-familia, cuidar a los ancianos de “la tribu” que siempre se ocuparon de sus hijos-nietos?  Por todo ello se hace cada vez más difícil compaginar trabajo-maternidad.
 
Esta situación conduce también a un gran aumento de la violencia doméstica, que tristemente nuestro país Catalunya lidera. Las economías familiares han perdido poder adquisitivo, las mujeres junto a los jóvenes, ven mermadas sus oportunidades de trabajar de forma digna. Las rutinas de la casa, hijos que no trabajan y deben sustentar, maridos que, para no perder sus puestos  que otros muchos están aguardando, deben dedicar más horas fuera de casa... Cambios de pareja, celos, envidias. Llegan las dificultades, pierden el control, no se puede seguir con el ritmo de vida de unos años atrás... Las atrocidades se consuman.
 
Recuperemos la dignidad de ser mujer, cuidemos nuestras maneras, exijamos que nuestra labor, al frente de una empresa o de una familia sea reconocida. No nos avergoncemos de cuidar a nuestros allegados pero, exijamos ser tenidas en cuenta a la hora de ocupar un lugar de trabajo, mismo sueldo, mismas condiciones y, además, que cuando llegue un embarazo sea posible conciliar trabajo-hogar-hijos. Todos saldremos ganando, también la sociedad.
 
 
https://www.alainet.org/es/articulo/156356
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