Aburridos

15/04/2012
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Así de simple, así de complejo. Aburridos es el mote con el cual podemos resumir la presentación (rueda de prensa incluida) de los tres invitados en el evento “Palabras para Venezuela”, promovido por Banesco. El tema de la convocatoria no podía ser más oportuno, aunque igualmente aburrido: “visiones de una economía con rostro humano”. ¿Acaso existe alguna economía que no tenga un rostro humano? Veamos dos simples ejemplos con rostros humanos:
 
1) el presidente de los USA Barack Obama le entregó a los directivos de bancos y agencias calificadoras de riesgo (Lehman Brothers Holdings Inc, Morgan Stanley,  Blackstone, National City Home EquityStandard s & Poors (S&P) o Moody´s y otras 650 entidades financieras) la bicoca de 750.000.000 millones de dólares; dinero sacados del bolsillo de los ciudadanos; ya el texano George W. Bush les había entregado 250.000.000 millones de dólares. Esta debacle sucede donde “la democracia es más que el triunfo de la mayoría” (FHC); ya lo sabemos, pues, las minorías deciden financieramente, y
 
2.) los directivos, reales y verdaderos humanos, preocupados por la “crisis” que habían provocado, para no decir la soberana estafa que fabricaron desde Wall Street (BVNY) a través de los créditos Subprime, lo primero que hicieron al recibir el “regalo” de los contribuyentes fue autocancelarse todas las bonificaciones asociadas a sus extraordinarios salarios y sin el más mínimo rubor al ver a más de 3 millones de personas perder sus casas; y lo segundo fue que migraron parte del dinero recibido hacia paraísos fiscales, y todo para salvar la “democracia y el progreso”.
 
Estos rostros humanos dueños del sistema financiero mundial tienen hoy en jaque a sus propios conciudadanos y a gran parte de los europeos: altos índices de desempleo, reducción de la cobertura de la seguridad social, aumento de la edad de jubilación, reducción de las pensiones, subida de los precios de los alimentos y de los servicios, reducción de la inversión social, etc.; todas estas medidas para calmar a los “intranquilos mercados”; es decir, deben poner a los pueblos a pasar hambre para pagar la deuda. Los bancos van por lo suyo, muera quien muera, en fin de cuentas serán sacrificios “estadísticamente aceptable”, ¿no es lo que siempre dicen? Todo ello en nombre de la “democracia y el progreso”, palabras con las cuales los transeúntes VIP nos ilustraron dada su larga experiencia política.
 
Los expresidentes Fernando Henrique Cardoso, Ricardo Lagos y Felipe González inundaron de atajos, de extravíos, de lugares comunes, de frases hechas sus respectivas exposiciones; y, sobre todo, despacharon con tanta simpleza argumental las descripciones de la crisis global sin mirar de reojo la raíz del mal: la agonía de la modernidad/colonialidad. Ahora bien, omitieron la propia experiencia “democrática y progresista” neoliberal que ayudaron a crear junto con el FMI, el BM, el BID, las ya citadas agencias y algo más de 150 años de vida política y 28 años como presidentes de sus respectivas naciones (FG, dixit).   
 
El Chile de hoy, después de algo más de veinte años de “gobiernos socialistas” es una sociedad dividida entre pinochetistas, no pinochetistas y la fragua de diversos movimientos sociales que claman por otro estado, por otros modos de relaciones sociales y económicas, por otra democracia más cercana a la participación protagónica y menos democracia delegativa; además abogan por cambiar el modelo educativo. Solo piden una nueva Polis. Nada que ver con el discurso de los invitados. El MST y Vía Campesina, en Brasil, libran desde hace años una dura batalla por un nuevo modo de producción donde prevalezca la conservación amazónica, mientras los “pimpineros” del gran capital neoliberal abogan por la producción del etanol a costa de la destrucción de la Amazonía. En el viejo continente, España se desmorona: ¿habrá “Felipillo” puesto el oído a las demandas de tantos movimientos de indignados? No quieren “progreso”, no al menos el de la democracia que los desempleó y les redujo la seguridad social; solo quieren otro sistema político, otros modos de relaciones socioeconómicas. No piden otra cosa que no sea otro relato, otro discurso, otra época.  
 
- Edgar Figuera
Universidad Bolivariana de Venezuela
https://www.alainet.org/es/articulo/157190

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