Prosigue el conflicto armado en Colombia
Las FARC entregaron en buen estado al periodista francés
30/05/2012
- Opinión
La guerrilla colombiana cumplió su palabra y entregó en buen estado de salud al periodista francés. Ahora le tocaría al presidente Santos informar cómo viven los miles de presos políticos, entre ellos algunos periodistas.
Ayer 30 de mayo no fue un buen día para el presidente Juan Manuel Santos. Hubo tres noticias que afectaron a su política antiinsurgente, que según su visión marcharía viento en popa.
El primer contraste: llegó a la Plaza Bolívar, en Bogotá, una marcha de maestros de escuelas públicas, trabajadores estatales y del gremio de bicitaxistas, con sus reclamos. “Los representantes de Fecode reclaman que el gobierno no ha solucionado sus peticiones para mejorar las condiciones laborales de los docentes de colegios oficiales”, reseñaba el oligárquico diario El Tiempo.
La otra adversidad presidencial se conoció también el miércoles 30. La Federación Internacional de Derechos Humanos pidió a la Corte Penal Internacional (CPI) una investigación contra los altos mandos del Ejército colombiano responsables de las ejecuciones de civiles entre 2002 y 2008. En ese lapso gobernaba Álvaro Uribe, pero allí Santos desempeñó funciones ministeriales, en Defensa y antes en otra cartera. Los llamados “falsos positivos” fueron 3.345 jóvenes humildes secuestrados y asesinados, luego vestidos con ropas guerrilleras y presentados como bajas de las FARC. De un lado los generales uribistas buscaban a través de los medios desmoralizar a los rebeldes y del otro ganaban ascensos, vacaciones, condecoraciones y recompensas. Finalmente, el otro golpe que ayer debió asimilar el presidente colombiano fue la feliz culminación del operativo humanitario donde la guerrilla devolvió al periodista francés Romeo Langlois, de 35 años. En el sureño departamento de Caquetá, una misión de la Cruz Roja Internacional, la ex senadora Piedad Córdoba y el enviado el gobierno francés, Jean-Baptiste Chauvin, pudo recoger al hombre de prensa. La comitiva había partido desde la capital del departamento, Florencia en tres vehículos todo terreno y en un punto convenido con las FARC recibieron a Langlois. Demostrando su fuerza en la zona rural, los insurgentes hicieron un acto en el poblado más cercano, con presencia de sus habitantes y luego de entregar a su prisionero volvieron a sus posiciones.
Para lamento de Santos, las primeras declaraciones del liberado, ante la cadena Telesur (¿qué otra podría cubrir ese acontecimiento?), dejaron en claro que había sido bien tratado y curado de una herida en un brazo. “Me han tratado como un invitado, me han dado buena comida con lo que tenían, han sido muy respetuosos”, expresó Langlois. Mera pregunta: ¿dirían lo mismo los 9.500 prisioneros políticos del Estado si en algún momento los dejaran salir de prisión? ¿O más probablemente relatarían las torturas, el mal trato, la nula atención médica, la comida poca y horrenda, los juicios amañados y las condenas excesivas?
Puntos para las FARC
Langlois no fue secuestrado por la guerrilla, como afirmó Santos y la parafernalia de agencias noticiosas internacionales desde el 28 de abril. Seguramente con el correr de los días el propio afectado dará su versión de los hechos, en formato libro o documental, para las empresas donde trabaja: la TV France 24 y el medio gráfico Le Figaro. El Frente XV de la insurgencia informó dos días después de la captura mediante un video donde habla su responsable de escuadra “alias Monazo”. Dijo que en esa zona del Caquetá tuvieron un enfrentamiento de siete horas con fuerzas del Ejército en Unión Peneya, municipio La Montañita. Que Langlois iba vestido con ropa y casco del Ejército, y que faltando dos horas para la finalización de los combates, salió corriendo, herido y se entregó como prisionero.
Desde cierto ángulo, los militares reconocieron esa versión pues declararon que en determinado momento del enfrentamiento, Langlois se quitó su casco, recogió las memorias de sus cámaras y se fue. Los guerrilleros, tras criticar que el periodismo viaje “empotrado” con las tropas del Ejército (modalidad que los norteamericanos emplearon con los medios en la guerra de Irak), reclamaron como mínimo un debate nacional e internacional sobre cómo opera el periodismo en estos conflictos y con qué objetividad o no informa.
El Estado colombiano negó de plano tal debate. Amnistía Internacional y la SIP dijeron que la liberación del francés no debía supeditarse de ninguna manera a tal debate.
No es que las FARC tuvieran la más mínima expectativa en que se pudiera montar un escenario estilo Yanquilandia, con dos pupitres y la TV cubriendo en directo la discusión. Lo plantearon en el sentido que se sepa que Santos, como continuador de Uribe, tiene preso al periodista Joaquín Becerra, de nacionalidad colombo-sueca y director de la Agencia de Noticias Nueva Colombia-ANNCOL. Becerra está preso en Bogotá luego de haber sido detenido en Venezuela (y lamentablemente extraditado por el presidente Hugo Chávez). Y querían que se conozca la modalidad de estos cronistas que viajan junto con las tropas como si fueran un soldado más, plumas de dudosa imparcialidad. En los hechos se dio esa polémica, entre el 28 de abril y ayer 30 de mayo. Y el resultado fue favorable a la fuerza en armas liderada por Timoleón Jiménez, alias Timochenko. Langlois, al ser liberado, desmintió que el operativo antidroga donde él participaba haya dado con una gran cantidad de drogas. Declaró que el laboratorio destruido ese día “era pequeño, contrario a la imagen que dio el gobierno al señalar que se trató de una acción importante” (Prensa Latina 30/5). Agregó que el periodismo debe seguir cubriendo el conflicto armado interno pues la única forma de conocer la realidad. Esto debe ser interpretado como que si no hay gente de prensa en el lugar, Santos presentará los hechos como mejor le convenga.
La disparidad de criterios se nota en la estadística de ese combate donde Langlois se entregó prisionero. Para El Tiempo y EFE los muertos fueron un guerrillero y tres soldados. El Frente XV dio otros números: “murieron tres rebeldes y uno más resultó herido, mientras que la guerrilla causó la muerte a 19 militares y policías”.
No invisibilizar
Si se pone el foco en las conferencias de prensa triunfalistas de Santos, luego que sus tropas asesinaran a Alfonso Cano, por entonces comandante de las FARC, parecería que en cuestión de días esta fuerza sería aniquilada.
Sin embargo, el resultado militar y el político-mediático de la batalla reciente del Caquetá indican que tal resultado es improbable. También se puede apelar a la reciente batalla en la zona colombiana de La Guajira, vecina a Venezuela, donde los frentes rebeldes 59 y 19 impusieron 12 bajas a las tropas regulares. La extrema derecha colombiana, nucleada en torno al ex presidente Uribe, insistió con sus infundadas denuncias de que los guerrilleros habían provenido de territorio venezolano.
A fin de despejar esos infundios y mantener sus discutibles acuerdos con Santos, Chávez ordenó que 3.000 efectivos de sus FAB custodiaran la frontera a fin de impedir el ingreso de personas del lado colombiano.
Los rebeldes están algo debilitadas luego de perder a varios jefes importantes en bombardeos del Ejército con tecnología e información estadounidense. Pero no están a punto de desaparecer. Este 27 de mayo se cumplieron 48 años de su fundación en Marquetalia por parte del campesino Manuel Marulanda Vélez.
El comandante del Ejército, general Sergio Mantilla, reporteado por Jineth Bedoya, de El Tiempo, admitió que “este año hemos perdido cien hombres en el campo de combate, peleando, defendiendo a los colombianos, y es injusto decir que murieron desmoralizados”. Colombia tiene 34 por ciento de pobreza (15.2 millones de habitantes) y 10,6 por ciento de indigentes (4.3 millones), un foco de conflicto social que da margen de maniobra a las FARC. Son las estadísticas oficiales del DANE (Red Voltaire, 18/5).
Más dificultades políticas para Santos. Su vicepresidente Angelino Garzón, propuesto por él y lamentablemente aceptado por sus colegas de UNASUR como candidato a la Dirección General de la OIT en Ginebra, sufrió una derrota humillante. Obtuvo sólo 7 votos y fue superado por el sindicalista británico Guy Rider (25) y el francés Gilles de Robien (24). Las declaraciones de Langlois a Telesur ahondaron esa derrota política. “Ojalá el Ejército siga llevando gente a cubrir zonas de conflicto y haya periodistas que también vayan con la guerrilla para mostrar el diario vivir de los combatientes, porque este conflicto no es cubierto”, manifestó.
En otras palabras. Se invisibiliza y demoniza al bando insurgente. Y para ello nada mejor que apretar a periodistas. En lo que va de 2012 en Colombia han sido amenazados 26 periodistas, cuatro han tenido que salir de región, y uno está en el exilio. Lo dijo alguien insospechado de simpatía con los rebeldes: Andrés Morales, director de la Fundación para la Libertad de Prensa.
https://www.alainet.org/es/articulo/158339
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