Vivir es un milagro
06/09/2012
- Opinión
Sin ser dramática o tremendista, digamos que por estas geografías del planeta vivir se ha convertido en un verdadero milagro, especialmente para aquellos que carecen de las condiciones mínimas aceptables de sobrevivencia y no es como el bombero que está existiendo sin corazón, es porque a la sociedad y al Estado no se le remuerde este órgano ni la conciencia. Además de la terrible violencia que nos acecha a diario, vemos casos horribles como el asesinato de la pequeñita Jennifer y, lo peor, el señalamiento a su propia madre como autora del hecho,lo que nos demuestra que el maltrato infantil no debe quedarse encerrado en las paredes de las casas. ¿Podremos asustarnos de más cosas insólitas y aterradoras que esa? Pues, aunque no lo crean, hay muchas, demasiadas para ser verdad.
Una de ellas es la cantidad de niñas madres que estamos tolerando que suceda. Se ha dicho miles de veces y hay que repetirlo las que sean necesarias hasta que hagamos frente común y rechacemos por todos los medios esta monstruosidad cometida por fabricantes de delitos deleznables. Los embarazos en menores de edad se presumen violación. En la mayoría de los casos son padres, tíos o familiares cercanos los hechores.
El 25% de partos en el 2012 ha sido de niñas y adolescentes; en el 2011 hubo tres mil 96 partos en pequeñas de 10 a 14 años, 21 tenían apenas 10 años; este año se han registrado mil 448 partos en niñas y adolescentes, 10 en infantes de 14 años y 11 en nenitas de 10 años, según el Observatorio de Salud Reproductiva. Llevamos a la fecha 26 muertes maternas en menores de 13. El otro drama de todos conocido y ya menos publicado es la situación de la desnutrición infantil, que o le arrebata la vida o las oportunidades al 50% de la niñez. Pero también hay otros asesinos, además de la pobreza y la desigualdad, aquellos que con armas despojan inmisericordemente la existencia a la niñez.
El año anterior, según la Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado, “480 niños, niñas y adolescentes fallecieron a causa de proyectil de arma de fuego y arma blanca”. Aproximadamente cada 18 horas muere un niño o una niña a causa de la violencia y, agrega que, a pesar de esto, el Congreso anterior aprobó la permisiva Ley de Armas y Municiones, en abril del 2009. Criticó duramente esta decisión que facilita la adquisición de armas con solo tener documento de identificación y cinco mil quetzales para comprarla.
El viacrucis de la niñez pasa por distintas estaciones, además de las referidas; son presa fácil de los tratantes de personas, de pandilleros y el colmo, los menores también se van al norte en busca de oportunidades o para reunirse con sus progenitores y familiares; otros huyen de la violencia intrafamiliar. En ese camino enfrentan discriminación, violencia, vejámenes, detenciones y violaciones, al grado de que se sabe que las niñas son inyectadas antes de irse para prevenir embarazos. Por eso hay que romper con la indiferencia y el silencio, las peores actitudes hacia nuestro prójimo.
Todo está concatenado en esta realidad de violencia e injusticia. Las instituciones deben actuar, pero la sociedad también.
Guatemala, 5 de septiembre de 2012
https://www.alainet.org/es/articulo/160822
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