El Perú rehúsa liderar UNASUR
04/10/2012
- Opinión
Tras la vuelta de mirada del presidente Humala, de sus socios de Venezuela y Brasil hacia Estados Unidos en diciembre del 2011, le ha tocado el momento de la verdad. El Perú es el presidente pro tempore de UNASUR desde hace pocas semanas y debería, por tanto, de tener algo que decir en cuanto Unasur se refiere. Cualquier cosa. Parece, sin embargo, que a pesar de los discursos iniciales del presidente Humala sobre su voluntad de integración, tras la vuelta de mirada de diciembre pasado, dejó ese discurso y ahora prefiere no tener discurso alguno.
En la reciente reunión del resucitado TIAR (Tratado Interamericano de Asistencia Reciproca creado en 1947 y desactivado hace décadas) en Chile, el portavoz del Departamento de Defensa de Estados Unidos fue el vice ministro de defensa peruano. La labor de portavoz de Washington le ha cabido históricamente a México, quien en su calidad de bisagra hemisférica, habla a los lados lo que estos quieren decirse. Pero ahora el Perú, miembro nato del Consejo Suramericano de Defensa, órgano de UNASUR, decidió endosar al TIAR de Washington en su papel de desactivador, o al menos rival, del Consejo Suramericano de Defensa.
De otro lado y de manera más grave, el Ministro de Economía del Perú decidió que el Perú no lideraría el Grupo de Integración Financiera de UNASUR (GTIF) que se reunió en Buenos Aires en septiembre. La decisión del Ministro de Economía peruano vino a colocarse encima de la decisión del presidente del Perú que al país le interesa UNASUR, la discusión sobre integración financiera y la creación del Banco del Sur. Para algunos de los asistentes a dicha reunión de ministros de economía y presidentes de Bancos centrales, la representación peruana brindada por ninguno de los dos titulares sino por representantes, fue una expresión de su desinterés en dicho ente comunitario. Lo grave, sin embargo, es que el joven representante del MEF, descrito como un “joven turco” por algún ministro presente, con ordenes de Lima, propuso a la Argentina que siguiera a cargo de GTIF este año, en lugar de asumir el cargo. Es posible que ni el ministro de economía del Perú ni el joven tenga la menor idea de lo que se juega en esa cancha pero alguien debería de tenerla en el Perú. No fue sinónimo de neoliberal ser tonto.
Para parte de la Cancillería los temas de integración suramericana no son relevantes para la agenda peruana. Para el Ministerio de Economía y para el de Comercio, los temas de integración sudamericana son irrelevantes o peor aún redundantes. En ese mapa, el Presidente del país debería decidir la línea que el país seguirá.
La ausencia de consejo informado sobre temas de integración en el Palacio de Pizarro es evidente en el Perú, país cuya prensa ha construido una imagen de que la integración suramericana es para los “perdedores” y que sólo la integración al mundo, como dijo Pinochet en los años 70 cuando sacaron a Chile de la Comunidad Andina, será la salida. Para la gran prensa peruana, Chávez, Cristina y Correa son un problema que amenaza al país. Quizás por eso, el gobierno del Perú se resiste a recibir la visita de un funcionario brasileño para explicar las bondades del Banco del Sur. La crisis actual, la precariedad de la calidad exportadora peruana y las burbujas creadas por las tasas de interés negativas en Estados Unidos y Europa tienen sin cuidado no solo al banco central de reserva del Perú, antes creyente que racional, sino al Ministerio de Economía, al de Comercio, y peor aún, al Palacio de Pizarro. La integración, diseñada para enfrentar la crisis, no es tema en ese marco singular.
Lo que está claro es que la ambivalencia de la política exterior desde la llegada de Humala ya tomó un rumbo. Sí el Perú estuvo entre Washington y Brasilia el primer año de gobierno, la decisión a favor de Washington ha sido cerrada al inicio del segundo año tras su performance en la reunión de GTIF UNASUR en Buenos Aires y en la conferencia preliminar del TIAR en Valparaiso. Hay sitio para que Torre Tagle enmiende las acciones de los nuevos formuladores de política. La reunión de Uruguay del TIAR y la del mes de noviembre del GTIF son espacios para corregir y para mostrarle al mundo que el Presidente del Perú sigue dirigiendo a su gobierno, a pesar de sus cambios de punto de vista.
- Oscar Ugarteche, economista peruano, trabaja en el Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, México. Es presidente de ALAI y coordinador del Observatorio Económico de América Latina (OBELA) www.obela.org
https://www.alainet.org/es/articulo/161522
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