De la cacería hasta la subasta del Che
- Opinión
En marzo de 1967 se instalaron en Bolivia una veintena de hombres de las fuerzas especiales estadounidenses de contrainsurgencia, algunos de ellos trasladados desde Vietnam del Sur. Hacían parte de los Equipos Móviles de Entrenamiento (Mobile Training Team). Estaba al frente de ellos el mayor Ralph “Pappy” Shelton, veterano de la guerra en Corea y de las operaciones especiales clandestinas en Laos y Vietnam. Serían los encargados de organizar y entrenar un batallón de “cazadores” de selva, cuerpo de elite también conocido como “Rangers”.
Shelton decidió que una buena parte de los reclutados debería provenir de los indígenas quechuas. Según este militar, el conocimiento del terreno, la lengua y la idiosincrasia, facilitaría la relación y la colaboración con la población rural. Además, Shelton sostenía que los quechuas resistían más que los indígenas aymara a los rigores de la selva. (1)
Paralelamente al grupo de Shelton llegaron Félix Rodríguez Mendigutía y Gustavo Villoldo Sampera, de origen cubano, operarios de
Unos y otros estaban en Bolivia para perseguir, capturar o dar de baja al Che Guevara.
El Che había llegado al país andino en noviembre de 1966 con un pasaporte uruguayo, y bajo el nombre de Adolfo Mena González. Pocos días después se incorporaría a la incipiente guerrilla existente. La intención era consolidar un movimiento rebelde que iniciara la expansión de los procesos de liberación por América del Sur.
Casi un año antes, el 3 de octubre de 1965, en el acto de constitución del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, Fidel Castro había leído la emotiva carta de despedida que el Che le hiciera, y donde renunciaba a todos sus cargos oficiales que le había encomendado la naciente Revolución. “Otras tierras del mundo reclaman el concurso de mis modestos esfuerzos. Yo puedo hacer lo que te está negado por tu responsabilidad al frente de Cuba y llegó la hora de separarnos. Sépase que lo hago con una mezcla de alegría y dolor, aquí dejo lo más puro de mis esperanzas de constructor y lo más querido entre mis seres queridos [...] En los nuevos campos de batalla llevaré la fe que me inculcaste, el espíritu revolucionario de mi pueblo, la sensación de cumplir con el más sagrado de los deberes; luchar contra el imperialismo dondequiera que esté; esto reconforta y cura con creces cualquier desgarradura. Digo una vez más que libero a Cuba de cualquier responsabilidad, salvo la que emane de su ejemplo […]”.
La orden de enviar a este equipo para “cazar” al Che, se había dado después que
Este avión no fue el único medio al cual acudió el equipo especial estadounidense para ir localizando con exactitud la columna guerrillera del Che. Si importante fue la información obtenida de algunos tránsfugas y capturados -quienes denunciaron voluntariamente o bajo tortura-, se contó con la vigilancia de otros aviones. Durante el día, naves alquiladas por
Al tener la certeza de que quien comandaba la columna guerrillera era el Che, otra sección de
La importancia estratégica de capturar o asesinar al Che se demostró el 9 de abril de 1967. Ese día, como en pocas ocasiones, se congregaron en
El eje de la zona de combate se situó cerca al río Ñancahuazu. Rodríguez Mendigutía y Villoldo Sampera dirigieron a los efectivos bolivianos. Herido en combate, el Che fue capturado el 8 de octubre de 1967, y asesinado al día siguiente al interior de la humilde escuela de
Años después, Rodríguez Mendigutía se vanagloriaba de haber sido el último estadounidense y el último cubano en ver vivo al Che. Sería él quien transmitiera a un sargento boliviano la orden de disparar sobre el guerrillero, llegada desde Washington. En su actual casa, un verdadero bunker situada en la zona de Miami, tiene su “museo” personal donde exhibe el reloj Rolex en acero y la pipa que le robara al Che. Algunos detalles de las acciones que desarrolló durante esta operación los describió en un informe a
Cumpliendo el designio de Washington, Gustavo Villoldo Sampera se encargó de enterrar secretamente al Che, con la intención de “evitar que
Como tampoco pudo evitar que el Che regresara a Cuba. El 28 de junio de 1997, un grupo de expertos cubanos y argentinos había descubierto una fosa común en Vallegrande, Bolivia, la cual contenía sus restos y los de otros 6 guerrilleros. El 12 de julio fueron trasladados a Cuba, y recibidos por sus familiares y todo el pueblo de Cuba, en medio de una ceremonia sencilla pero inmensa. Hoy ellos reposan en el mausoleo de
En 2007 una librería de Texas fue la sede de una subasta realizada por Villoldo Sampera. Lo ofertado eran las huellas digitales del Che y un mechón de pelo que cortó al cadáver, así como mapas de la misión de detección y captura. Esperaba obtener medio millón de dólares. Aunque la gran prensa mundial hizo eco de ello, debió vender sus “trofeos” a un único ofertante por 100.000 dólares. Muchos opinaron que poseerlos les traería mala suerte.
es Periodista y escritor. Autor de “El Equipo de Choque de
Notas
1) Gillet, Jean-Pierre. Les bérets verts. Les commandos de
2) Informe de
3) Jean-Pierre Gillet. Ob.cit.
4) http://www.gwu.edu/ nsarchiv/NSAEBB...
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