Farc y gobierno colombiano emiten comunicado sobre diálogo de paz
17/10/2012
- Opinión
Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc) y el gobierno del presidente, Juan Manuel Santos, dieron inicio formal este jueves al diálogo de paz en busca de poner fin a medio siglo de conflicto en el país suramericano.
El comienzo de las conversaciones se llevó a cabo en Oslo, Noruega, como había sido programado en el "Acuerdo General para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera" firmado en La Habana, Cuba, a finales del mes de agosto.
"Voceros de las Farc y el gobierno colombiano acordamos la instalación pública de la mesa de negociación encargada de desarrollar el acuerdo general para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera, de esta manera se inicia formalmente la segunda fase del proceso", reza el comunicado conjunto de las Farc y el Ejecutivo colombiano, leído ante los medios este jueves por los representantes de Noruega y Cuba, países garantes de las conversaciones.
El texto señala que el “desarrollo agrario es el primer tema de la agenda acordada y se abordará a partir del 15 de noviembre en la Habana, Cuba”.
Para ello, “las partes designarán voceros que se reunirán el 5 de noviembre en La Habana para continuar las labores preparatorias necesarias”.
Luego de la lectura del comunicado, el protocolo siguió con declaraciones de los jefes negociadores de las delegaciones del gobierno colombiano y las Farc, Humberto De La Calle e Iván Márquez, respectivamente. Posteriormente, ambas partes, por separado ofrecieron una rueda de prensa en la que respondieron las inquietudes de los periodistas presentes.
Paz con justicia social
En su intervención, Márquez destacó que las Farc vienen “a la mesa (de diálogo) con proyectos y propuestas para alcanzar la paz definitiva, una paz que implique una profunda desmilitarización del Estado y reformas socioeconomicas radicales que funden la democracia, justicia y la libertad verdadera”.
Reiteró que este proceso de paz tiene que abordar los principales problemas que afectan a Colombia: “una paz que no aborde la solución de los problemas económicos, políticos y sociales generadores del conflicto es una veleidad y generaría llenar de quimeras el suelo de Colombia”.
En ese sentido, señaló que “colocar sobre la mesa el asunto de desarrollo agrario integral como primer punto del acuerdo general remite a asumir el análisis de uno de los aspectos centrales del conflicto: el problema de la tierra es causa histórica de la confrontación de clases en Colombia”.
Márquez explicó que en el país suramericano los latifundistas se adueñaron de las tierras “por desposesión, cuya más reciente referencia habla de 8 millones de hectáreas arrebatadas a sangre y fuego a través de masacres paramilitares, fosas comunes, desapariciones y desplazamientos forzosos, crímenes de lesa humanidad, acentuados durante los 8 años del gobierno de (Álvaro) Uribe”.
El líder guerrillero criticó el proyecto de Ley General de Tierras y Desarrollo Rural, impulsado por el presidente Santos.
“La titulación de tierras, tal como la ha diseñado el actual gobierno, es una trampa, encarnada en una suerte de despojo legal a través del cual se busca que el campesino, una vez con el título de propiedad en sus manos, no tenga otra salida que la de vender o arrendar a las transnacionales y conglomerados financieros a los que sólo les interesa el saqueo desacerbado de los recursos minero-energéticos que están debajo del suelo”.
Sin participación del pueblo no hay paz
Los integrantes de las Farc invitaron a todos los sectores de la sociedad colombianos a sumarse al diálogo.
El diálogo debe contar con una representación de la sociedad colombiana que incluya no sólo "a los sectores desfavorecidos o pobres, que son la base social de una insurgencia como las Farc, sino también los sectores pudientes, gremios representantes de distintos intereses económicos y vienen seguramente afectados por todas estas políticas” neoliberales y represivas, dijo el dirigente de las Farc, Andrés París.
Añadió que “paz pasa por el nombre del pueblo, sin pueblo y su participación activa no va a ser posible ni la paz ni un proceso exitoso como el que iniciamos”.
Por su parte, Márquez invitó a los gobiernos a brindar apoyo. “Queremos pedirles a todos los gobiernos del mundo que por favor nos ayuden a encontrar el camino libre y expedito para la paz”.
Por otro lado, las Farc reiteraron su voluntad de que el líder guerrillero Simón Trinidad, quien cumple una condena de 60 años de prisión en Estados Unidos, sea incluido en el diálogo.
"El gobierno de Estados Unidos haría un aporte a la reconciliación de la familia colombiana facilitando la participación de Simón Trinidad, en cuerpo presente, en esta mesa de diálogo", expresó Márquez.
Moderado optimismo del gobierno colombiano
En su intervención, el jefe negociador por parte de Colombia, Humberto De La Calle ratificó la disposición del gobierno colombiano de hacer su mejor esfuerzo para lograr el objetivo de paz y recalcó que actuará con un "moderado optimismo".
Insistió en el cumplimiento riguroso del acuerdo aprobado a finales de agosto en Cuba, que fija las bases para el diálogo.
El exvicepresidente de Colombia resaltó que este proceso difiere de otros que se han intentado en ese país, principalmente en su estructura de fases, y en la coyuntura nacional y regional (América Latina) que propicia la apertura al diálogo, donde "las fuerzas de izquierda gobiernan hoy en muchos sitios y han llegado al poder sin usar las armas".
Consideró que las distintas fases, en las que se ha logrado, primero, establecer un acuerdo de temas de trabajo, y en la segunda (actual), que comienza para llegar a acuerdos en los puntos específicos del documento, pueden llevar con éxito a una tercera fase "que culminaría con un acuerdo final, que no sellará la paz pero sentaría las bases para su construcción".
Las víctimas del paramilitarismo
De La Calle descartó que los diálogos de paz incluya las demandas de víctimas del paramilitarismo.
Al ser consultado sobre si el gobierno pedirá perdón por el llamado terrorismo de Estado (desplazamientos de poblaciones y asesinatos sistemáticos de integrantes del partido Unión Patriótica), De La Calle dijo: "Esa es una hipótesis sobre la cual es imposible pronunciarse ahora".
El jefe negociador del gobierno colombiano dijo esto a pesar de que uno de los puntos del acuerdo firmado en La Habana incluye el tema de las víctimas de todas las partes. Concretamente el documento plantea poner énfasis en los derechos humanos de las personas afectadas por el conflicto y esclarecer, "entre otros, el fenómeno del paramilitarismo".
Sin embargo, el representante del Gobierno colombiano insistió este jueves: "Cuando me estoy refiriendo a víctimas, estoy diciendo claramente y sin embates que las Farc tienen que ponerle la cara a sus víctimas".
Por otro lado, sobre una posible amnistía a integrantes de las Farc-EP, De la Calle afirmó: "El gobierno es plenamente consciente de sus deberes frente a la comunidad internacional (...) y ha suscrito tratados internacionales que regulan estas circunstancias".
El comienzo de las conversaciones se llevó a cabo en Oslo, Noruega, como había sido programado en el "Acuerdo General para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera" firmado en La Habana, Cuba, a finales del mes de agosto.
"Voceros de las Farc y el gobierno colombiano acordamos la instalación pública de la mesa de negociación encargada de desarrollar el acuerdo general para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera, de esta manera se inicia formalmente la segunda fase del proceso", reza el comunicado conjunto de las Farc y el Ejecutivo colombiano, leído ante los medios este jueves por los representantes de Noruega y Cuba, países garantes de las conversaciones.
El texto señala que el “desarrollo agrario es el primer tema de la agenda acordada y se abordará a partir del 15 de noviembre en la Habana, Cuba”.
Para ello, “las partes designarán voceros que se reunirán el 5 de noviembre en La Habana para continuar las labores preparatorias necesarias”.
Luego de la lectura del comunicado, el protocolo siguió con declaraciones de los jefes negociadores de las delegaciones del gobierno colombiano y las Farc, Humberto De La Calle e Iván Márquez, respectivamente. Posteriormente, ambas partes, por separado ofrecieron una rueda de prensa en la que respondieron las inquietudes de los periodistas presentes.
Paz con justicia social
En su intervención, Márquez destacó que las Farc vienen “a la mesa (de diálogo) con proyectos y propuestas para alcanzar la paz definitiva, una paz que implique una profunda desmilitarización del Estado y reformas socioeconomicas radicales que funden la democracia, justicia y la libertad verdadera”.
Reiteró que este proceso de paz tiene que abordar los principales problemas que afectan a Colombia: “una paz que no aborde la solución de los problemas económicos, políticos y sociales generadores del conflicto es una veleidad y generaría llenar de quimeras el suelo de Colombia”.
En ese sentido, señaló que “colocar sobre la mesa el asunto de desarrollo agrario integral como primer punto del acuerdo general remite a asumir el análisis de uno de los aspectos centrales del conflicto: el problema de la tierra es causa histórica de la confrontación de clases en Colombia”.
Márquez explicó que en el país suramericano los latifundistas se adueñaron de las tierras “por desposesión, cuya más reciente referencia habla de 8 millones de hectáreas arrebatadas a sangre y fuego a través de masacres paramilitares, fosas comunes, desapariciones y desplazamientos forzosos, crímenes de lesa humanidad, acentuados durante los 8 años del gobierno de (Álvaro) Uribe”.
El líder guerrillero criticó el proyecto de Ley General de Tierras y Desarrollo Rural, impulsado por el presidente Santos.
“La titulación de tierras, tal como la ha diseñado el actual gobierno, es una trampa, encarnada en una suerte de despojo legal a través del cual se busca que el campesino, una vez con el título de propiedad en sus manos, no tenga otra salida que la de vender o arrendar a las transnacionales y conglomerados financieros a los que sólo les interesa el saqueo desacerbado de los recursos minero-energéticos que están debajo del suelo”.
Sin participación del pueblo no hay paz
Los integrantes de las Farc invitaron a todos los sectores de la sociedad colombianos a sumarse al diálogo.
El diálogo debe contar con una representación de la sociedad colombiana que incluya no sólo "a los sectores desfavorecidos o pobres, que son la base social de una insurgencia como las Farc, sino también los sectores pudientes, gremios representantes de distintos intereses económicos y vienen seguramente afectados por todas estas políticas” neoliberales y represivas, dijo el dirigente de las Farc, Andrés París.
Añadió que “paz pasa por el nombre del pueblo, sin pueblo y su participación activa no va a ser posible ni la paz ni un proceso exitoso como el que iniciamos”.
Por su parte, Márquez invitó a los gobiernos a brindar apoyo. “Queremos pedirles a todos los gobiernos del mundo que por favor nos ayuden a encontrar el camino libre y expedito para la paz”.
Por otro lado, las Farc reiteraron su voluntad de que el líder guerrillero Simón Trinidad, quien cumple una condena de 60 años de prisión en Estados Unidos, sea incluido en el diálogo.
"El gobierno de Estados Unidos haría un aporte a la reconciliación de la familia colombiana facilitando la participación de Simón Trinidad, en cuerpo presente, en esta mesa de diálogo", expresó Márquez.
Moderado optimismo del gobierno colombiano
En su intervención, el jefe negociador por parte de Colombia, Humberto De La Calle ratificó la disposición del gobierno colombiano de hacer su mejor esfuerzo para lograr el objetivo de paz y recalcó que actuará con un "moderado optimismo".
Insistió en el cumplimiento riguroso del acuerdo aprobado a finales de agosto en Cuba, que fija las bases para el diálogo.
El exvicepresidente de Colombia resaltó que este proceso difiere de otros que se han intentado en ese país, principalmente en su estructura de fases, y en la coyuntura nacional y regional (América Latina) que propicia la apertura al diálogo, donde "las fuerzas de izquierda gobiernan hoy en muchos sitios y han llegado al poder sin usar las armas".
Consideró que las distintas fases, en las que se ha logrado, primero, establecer un acuerdo de temas de trabajo, y en la segunda (actual), que comienza para llegar a acuerdos en los puntos específicos del documento, pueden llevar con éxito a una tercera fase "que culminaría con un acuerdo final, que no sellará la paz pero sentaría las bases para su construcción".
Las víctimas del paramilitarismo
De La Calle descartó que los diálogos de paz incluya las demandas de víctimas del paramilitarismo.
Al ser consultado sobre si el gobierno pedirá perdón por el llamado terrorismo de Estado (desplazamientos de poblaciones y asesinatos sistemáticos de integrantes del partido Unión Patriótica), De La Calle dijo: "Esa es una hipótesis sobre la cual es imposible pronunciarse ahora".
El jefe negociador del gobierno colombiano dijo esto a pesar de que uno de los puntos del acuerdo firmado en La Habana incluye el tema de las víctimas de todas las partes. Concretamente el documento plantea poner énfasis en los derechos humanos de las personas afectadas por el conflicto y esclarecer, "entre otros, el fenómeno del paramilitarismo".
Sin embargo, el representante del Gobierno colombiano insistió este jueves: "Cuando me estoy refiriendo a víctimas, estoy diciendo claramente y sin embates que las Farc tienen que ponerle la cara a sus víctimas".
Por otro lado, sobre una posible amnistía a integrantes de las Farc-EP, De la Calle afirmó: "El gobierno es plenamente consciente de sus deberes frente a la comunidad internacional (...) y ha suscrito tratados internacionales que regulan estas circunstancias".
https://www.alainet.org/es/articulo/161932?language=es
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