También intento ser optimista, Palestina

29/11/2012
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Hoy las condiciones de vida del pueblo palestino no han cambiado. El muro de la vergüenza no ha caído, el bloqueo de los desplazamientos y de mercancías no cesan, las principales infraestructuras de abastecimiento de agua y energía continúan en manos del gobierno israelí, los puestos de control israelíes permanecen indómitos, las cárceles israelíes seguirán llenándose de palestinos sin cargos, y las muertos de estos días, asesinados por las fuerzas de defensa israelí aún yacen frescos en una parte de uno de los territorios palestinos, aquella franja que es la cárcel más grande del mundo.
 
Aun con todo, el reconocimiento de Palestina por parte de las Naciones Unidas como Estado observador no miembro, dibuja una luz de esperanza después de 65 años de padecimientos, guerras, hambre y negaciones. Los pobladores de Cisjordania y de Gaza celebran en las calles la posibilidad que tendrán de denunciar ante la Corte Penal Internacional de La Haya los consuetudinarios crímenes de los que han sido víctimas por décadas.
 
La lista de denuncias será larga, casi infinita. La semana pasada han sido asesinados 154 gazatíes, de los que la gran mayoría eran civiles. En 1967, Israel ocupó territorio palestino y desplazó a más de 300 mil personas, destruyendo 10 poblados. Entre 2008 y 2009, en lo que se llamó la Operación Plomo Fundido, Israel atacó de manera continuada e impune la franja de Gaza. Inició los bombardeos un sábado de diciembre al mediodía, cuando los niños y sus familias se agolpaban en las plazas. Solo en ese ataque morirían 200 personas y 700 resultaban heridas. Dos semanas después, Israel impedía a distintas organizaciones la entrada de medicamentos y alimentos aduciendo que era "sabbat", cuando sus bombardeos también habían sido iniciados un sábado. Después de los 22 días de sangre y destrucción, Israel dejaba 1300 palestinos muertos, de los que al menos 844 eran civiles, y de ellos 281 eran niños.
 
Pero esperemos que el pueblo palestino también denuncie ante la Corte Penal de La Haya al principal aliado del monstruo israelí, Estados Unidos; quien ha venido secundando sus crímenes. Solo en apoyo militar, la administración Bush envió al gobierno de Israel 21 mil millones de dólares. Se calcula que la administración Obama subió la partida en un veintitantos por ciento. A cuatro días de la masacre de 2008, el 31 de diciembre, mientras los gazatíes buscaban desesperados un lugar donde refugiarse de los bombardeos y obuses de fósforo blanco, Washington fletó un barco para transportar desde Grecia a Israel tres mil toneladas de munición no identificada. Felizmente Grecia se opuso a este envío. No obstante, estas toneladas eran solo un refuerzo, pues Estados Unidos había mandado al país judío varias toneladas de municiones pocas semanas antes de iniciada la operación sangrienta.
 
Si bien los palestinos celebran tener la posibilidad de recurrir a esta Corte Penal Internacional, no olvidemos que ésta no está exenta de presiones políticas de los países poderosos y contrarios a una Palestina libre. Tampoco olvidemos que tanto Cisjordania como Gaza podrían empezar a sufrir aún más la presión y opresión de Israel, como reacción a lo que este Estado expansionista considera una osadía. Yo soy optimista, pero la tristeza me sube hasta la garganta cuando recuerdo que la Corte Internacional de Justicia de La Haya (máximo órgano judicial de la ONU, pero de menor peso que la Corte Penal Internacional) declaró ilegal el muro que encarcela a los territorios palestinos. En el fallo de 2004 se instaba al Estado de Israel a la destrucción del muro. Estamos en 2012, y el muro aún sigue en pie.
 
 
 
https://www.alainet.org/es/articulo/163009
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