La colonización neoliberal de las ciudades modelos

28/01/2013
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Para entender los procesos de colonización del capitalismo salvaje es necesario describir someramente las condiciones indispensables inherentes a la explotación capitalista de los pueblos sujetos a colonización.
 
La economía capitalista no está interesada en ninguno de los valores de independencia, soberanía y autonomía de cada pueblo en el planeta tierra. Para este capitalismo deshumanizado el género de la propiedad corporativa está por encima de la propiedad de los pueblos en sus estados primigenios.
 
La intención de este capitalismo es crecer sobre la tumba de la propiedad colectiva de los pueblos a fin de explotar recursos naturales y mano de obra a precios irrisorios, en donde la inversión sea tan mínima que las ganancias converjan completamente des-proporcionadas. Para ello se hace necesario acudir al viejo problema antropológico de des nacionalización denominado malinchismo.
 
La burguesía malinchista no tiene arraigo patriótico porque se considera apátrida, su desarraigo es un orgullo capitalista, es una burguesía mercenaria sin raíces que la definan en un territorio original que la haya visto nacer, crecer y desarrollarse.
 
Esta burguesía se asocia al capital extranjero, debido a que es desarraigada, y además parasitaria, está incubada en el estado para la sobrevivencia y para la explotación comercial, está dispuesta a ser sumisa y a implementar la sumisión de la tierra en donde pernocta, pero no vive.
 
Está dispuesta a la perpetuación de la dependencia absoluta ya que su cuna es el desierto donde las carpas se levantan de acuerdo con las migraciones continuas o esporádicas.
 
Su psicología consiste en vender la mercancía-capital y comprar la mercancía trabajo y la mercancía territorio, despojando en la región todo aquello que ate sus intereses, y reproduce la condición de esclavos de quienes han caído en la trampa de sus sortilegios engaña bobos.
 
La propuesta de su capital parasitario, esclavista y saqueador consiste en aniquilar la propiedad colectiva de los pueblos originarios, expropiándolos de cualquier concepto de soberanía y arrogándose todos los derechos jurídicos impuestos por camarillas políticas que adquieren, por unas monedas más o por unas monedas menos, la gracia de ser considerados socios menores en cualquier a de sus inversiones pusilánimes.
 
La burguesía mercenaria es aquella que está contratada para luchar a cambio de un beneficio económico de poca monta asociados al capitalismo neoliberal norteamericano y europeo, que son expertos en des nacionalizar estados en África y Asia, fundamentalmente.
 
Esta burguesía mercenaria, da paso a un congreso mercenario, en donde los diputados siguiendo el patrón y el patrono oligarca apátrida, prosiguen la legalización de la entrega de territorios libres de toda soberanía hondureña a compañías que incluso desconocen en sus raíces e historial financiero.
 
Mercenario viene del latín merces, que recibe pago y se refería a soldados extranjeros que combatían contra cualquier proyecto político o militar, en otras naciones que no eran sus patrias originales.
 
Nuestro congreso nacional, desde hace algunas décadas se ha caracterizado por recibir pagos a cabio de emitir leyes contrarias a los intereses estatales y soberanos de la nación hondureña.
 
El golpe de estado fue financiado por dineros extranjeros y nacionales para elegir al presidente mercenario Roberto Micheletti, que distribuyó dinero en aquellos diputados de la fementida sucesión presidencial.
 
Luego procedieron a emprender unas elecciones fraudulentas con las cuales pretendieron lavar la cara del golpe de estado, para que gobiernos pro norteamericanos en Latinoamérica empezaran a reconocer la legitimidad de un proceso dizque democrático.
 
Bajo la máscara del cinismo, de prometer esto y realizar aquello contrario a toda norma moral, Porfirio Lobo se fue deslizando entre la mentira mediática y su accionar represor, apoyado por su discípulo Juan Orlando Hernández, que se convirtió en el mayor comerciante de la historia de la legislación hondureña.
 
Distribuyeron todo el dinero recaudado por las empresas extranjeras y nacionales para refrendar normas jurídicas parlamentarias atentatorias contra toda democracia moderna.
 
Aquella vieja aspiración de la oligarquía empresarial tránsfuga de origen árabe, que consistía en convertir el país en una estrella más de la bandera norteamericana, mediante la erección de un protectorado, dizque para salvar la economía nacional ha subsistido en la vieja y nueva élite política hondureña.
 
Por ello han legislado todos aquellas leyes que socaban toda soberanía nacional, y han emitido leyes que reprimen toda forma de insubordinación del pueblo en contra de esta venta mercenaria a potencias extranjeras que se instalarán en el país como un estado parasitario independiente, no nos extrañe que las primeras empresas instaladas sean de tipo militar para atentar contra Nicaragua, el Salvador, Venezuela y Cuba, desde la perspectiva misma de implementar un ejército mercenario en tierras de Morazán y Lempira.
 
Ya en el país hubo unas instalaciones en la base El Aguacate que servía de contraofensiva contra el gobierno revolucionario de Nicaragua. El tiempo y el avance de la democracia tímida y tibia hondureña fueron descartando tales acciones terroristas.
 
Este colonialismo neoliberal es la otra cara de la moneda de las invasiones imperiales en Afganistán, Paquistán, Irak y Libia. Y últimamente en Mali.
 
Esta ofensiva legislativa de vender el país a potencias extranjeras enmascaradas como corporaciones mercantiles industriales, en unas ciudades modelos, o zonas de desarrollo del neoliberalismo salvaje, forma parte de una estrategia imperial transnacional de gran envergadura.
 
Es posible que Honduras se convierta en el futuro en el portaviones de una guerra continental, y ante el avance del pueblo en resistencia convertido en partido LIBERTAD Y REFUNDACIÓN obteniendo la victoria en las elecciones del año 2013, ya presente, se blinde toda esfera metálica legislativa para atar de brazos y piernas a un futuro gobierno participativo, democrático y patriótico.
 
Al pueblo hondureño no le queda otra opción más que ganar las elecciones del 2013 y montar la Asamblea Nacional Constituyente, de tipo originaria, para derogar cuanta ley exista que haya  violado la soberanía popular y territorial.
 
No habrá otra opción que juzgar a los traidores a la patria y someterlos a una justicia social que los encarcele y les muestre que el camino de la inmoralidad contra la patria es el camino de la derrota política aquí en Honduras.
 
La historia es inexorable y los pueblos en lucha son justos en sus decisiones políticas al momento de valorar a los revolucionarios y a los contra revolucionarios.
 
La suerte está echada.
 
 
https://www.alainet.org/es/articulo/164240

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