Mujeres tejan redes con las nuevas tecnologías
30/01/1996
- Opinión
En los últimos años, las organizaciones de mujeres han experimentado una necesidad creciente de ampliar su radio de acción e interacción. A medida que lo local toma dimensiones regionales, y lo regional se integra con lo mundial, las problemáticas que abordamos se vuelven más complejas y sus soluciones requieren de respuestas más amplias. Para enfrentar esta realidad, se hace indispensable tener acceso a fuentes de información y canales de comunicación.
Paralelamente, el peso que la comunicación ha ido adquiriendo en el quehacer social y político exige al movimiento de mujeres formular respuestas más amplias en este campo, como condición ineludible para poder incidir con fuerza y efectividad en favor de un estatus equitativo para las mujeres.
Comunicación y nuevos desafíos
El peso adquirido actualmente por la comunicación se refleja en las diversas esferas de la actividad humana (1). En la economía, por ejemplo, es un factor clave de la globalización, no sólo porque las nuevas tecnologías permiten hacer realidad la transnacionalización, sino también porque hoy la información es el principal insumo de los procesos productivos de punta.
En lo político, asistimos a un desplazamiento de los movimientos políticos hacia los movimientos de opinión, al punto que la influencia de los medios de comunicación se torna decisiva para dirimir una contienda electoral.
En el ámbito cultural, podemos mencionar la universalización de las transmisiones de televisión por satélite, que pueden convertir instantáneamente a un evento local, como un partido de fútbol, un espectáculo o incluso un drama individual, en acontecimiento planetario; a la vez asistimos a la pugna entre una cultura homogeneizante y las expresiones de resistencia a ésta.
En lo social, la comunicación se está convirtiendo en la nueva forma de control de las mentes y de los pueblos, que sustituye o complementa a la coerción; sin embargo, a la vez se abren espacios para la expresión de opiniones alternativas desde la sociedad civil.
En este contexto, las exigencias y oportunidades que se plantean a los organismos ciudadanos para definir espacios y políticas de comunicación abarcan un espectro amplio.
Así, por ejemplo, la globalización de la economía hace que los problemas que enfrentamos trasciendan cada vez más las fronteras y requieren de soluciones también globales. Que se trate de la degradación ambiental, de la división internacional del trabajo o de las políticas monetarias internacionales, el impacto en la vida de las mujeres es tangible.
A fin de poder elaborar soluciones alternativas a situaciones como éstas y presionar por ellas, necesitamos, primero, el acceso a la información. También es indispensable contar con mecanismos de articulación internacional. La comunicación es un factor clave para ello.
La emergencia de la opinión pública como factor que pesa en la definición de políticas abre un espacio -aunque pequeño- donde la sociedad civil puede tener incidencia. Esto pasa por ganar espacios de comunicación, fundamentalmente en los medios masivos, pero también en los sectores que tienen peso político y social, o con el uso de mecanismos como los sondeos de opinión. Al hacerlo en forma articulada, la posibilidad de gravitar en la opinión es mucho mayor que cuando se hace en forma aislada.
Las redes electrónicas
Uno de los factores que facilita la articulación de respuestas a estas oportunidades es el acceso a las nuevas tecnologías de comunicación. Estas tecnologías, basadas en la combinación de la informática con las telecomunicaciones, multiplican casi al infinito la capacidad de transmitir, almacenar y procesar información.
Entre estas tecnologías, las redes de comunicación por computadora tienen una particular versatilidad, puesto que permiten la comunicación interactiva a escala local o mundial y el acceso a fuentes de información distantes.
Popularmente conocido como correo electrónico, e-mail, comunicación por modem, telemática, el Internet, las supercarreteras de la información, etc., este sistema opera a través de una vasta red de computadoras interconectadas mundialmente mediante líneas telefónicas, cables o satélites. Uno de los aspectos novedosos del sistema es que, al menos en las sociedades que tienen la infraestructura necesaria, permite el acceso desde una computadora personal, en la casa o el lugar de trabajo, a servicios de correo privado, noticias, la participación en tableros de avisos o foros de debate públicos y acceso a bancos de datos. En la gran mayoría de países de América Latina, este sistema ya está accesible a las organizaciones que tengan una computadora y un teléfono.
A continuación, vamos a explorar el potencial que se abre a las organizaciones de mujeres con el uso de estas redes, para lo cual es conveniente señalar algunos de los obstáculos que hacen que muchas mujeres hayan quedado marginadas de una herramienta tan valiosa y pistas de cómo superarlos.
La coordinación a distancia
¿Qué pertinencia tiene para las organizaciones y programas de mujeres el hecho de apropiarse de esta tecnología? El acceso a las redes electrónicas, ¿qué aportará que no podemos tener con mayor facilidad con mecanismos tradicionales? Son preguntas que las mujeres plantean con frecuencia cuando abordan la decisión de vincularse a las redes electrónicas...
Como lo hemos dicho arriba, ante los vertiginosos cambios mundiales, los organismos de mujeres se ven obligados a extender el radio geográfico de su acción e interrelación. Que se trate de influenciar las políticas de desarrollo del Banco Mundial hacia las mujeres, de levantar una protesta por la ejecución inminente de una mujer en Asia, de intercambiar experiencias en el área de población y salud reproductiva o de diseñar políticas para fomentar la participación de las mujeres en la política, muchas organizaciones de mujeres han visto la necesidad de concertar sus acciones más allá de lo local e incluso de las fronteras nacionales. Existe una creciente conciencia que los problemas sociales que resultan de políticas económicas dictadas por la lógica del mercado internacional no pueden ser fenómenos meramente locales, y por tanto, las respuestas tampoco.
Para mantener relaciones de coordinación e intercambio a distancia, uno de los mayores obstáculos ha sido el hecho de no contar con medios ágiles y accesibles de comunicación. El fax ha sido un gran avance en este sentido, pero quienes acceden a las redes electrónicas han encontrado un canal aún más poderoso (y generalmente menos costoso). ¿En qué sentido?
El uso mayor que se da a estas redes es la correspondencia por correo electrónico, parecido al correo o al fax, con la diferencia que permite canjear mensajes de cualquier extensión, incluso diariamente; elaborar a distancia documentos, proyectos, o propuestas, en conjunto, sin necesidad de mecanografiarlos de nuevo; compartir información puntual, datos, pedir referencias; enviar y recibir artículos, textos, documentos listos para editar o diagramar en computadora, todo lo cual facilita enormemente la coordinación y el intercambio con las contrapartes.
Enlazar redes
Este potencial se multiplica cuando se trata de la articulación de redes, por las facilidades de comunicación multidireccional. Las redes de intercambio han tomado auge en las últimas décadas como una forma eficaz de concertar acciones entre organismos ciudadanos, sea nacional o internacionalmente. El movimiento de mujeres, en particular, tiende a preferir esta modalidad a las estructuras verticales tradicionales. Es más, se ha encontrado en estas dinámicas la forma de vincular la acción local con movimientos de carácter más amplio, respondiendo así a las exigencias que plantea el fenómeno de la globalización.
La dinámica de las redes ha sido clave para potenciar la participación y la influencia de movimientos ciudadanos en espacios como las Conferencias mundiales que organiza la ONU. Es ampliamente reconocido, por ejemplo, que fue gracias a su previo enlace en redes que las mujeres consiguieron importantes avances en la Conferencia Mundial de Derechos Humanos de 1993.
Para la articulación de una red es fundamental el intercambio fluido de información entre sus miembros. Varias redes han tropezado en su desarrollo justamente por no contar con un mecanismo de comunicación adecuado. En cambio, cuando se cuenta con un mecanismo ágil de intercomunicación, son mayores las posibilidades de potenciar a la red. Diversos canales y medios de comunicación pueden responder a diferentes necesidades y circunstancias: correo, fax, teléfono, impresos; sin embargo, la comunicación por computadoras es uno de los más apropiados, por el hecho justamente que la interconexión se hace en forma de red.
Es decir, mientras los canales tradicionales pueden ser bidireccionales (como el teléfono) o centralizados (como los impresos), la comunicación electrónica es multidireccional e interactiva, pues permite enviar un mismo mensaje a toda la red en una sola operación, desde cualquier punto de ésta y difundir las respuestas de forma similar. En este sentido, al superar la necesidad de centralizar la información, puede contribuir a hacer realidad el principio de horizontalidad de las redes de mujeres.
Otra característica de las redes electrónicas es su potencial multiplicador. Por ejemplo, cuando una red de mujeres se vincula a través de una red electrónica, se le abren además nuevas posibilidades de interrelación, en la medida en que entre en contacto con otras redes afines, lo que le permite ampliar su radio de intercambio.
Las redes electrónicas permiten también levantar campañas, llegar a puntos multiplicadores claves con información urgente (alertas), hacer promoción institucional o difundir artículos y opiniones. Para hacerlo con éxito, se hace imprescindible conocer los espacios y las redes precisas donde hacer llegar cada tipo de información. Por ejemplo, una denuncia sobre derechos humanos, en la cual se solicita el envío de faxes a un gobierno, tendrá un impacto mucho mayor si se puede llegar rápidamente a las redes ya articuladas de organismos y personas comprometidos con este tipo de acción.
Fuentes de información
A medida que nuestra gama de interrelaciones se amplía y que enfrentamos problemáticas más complejas, la exigencia de acceder a fuentes de información es más imprescindible. Hoy en día, tener acceso a la información precisa en el momento oportuno es un prerrequisito para cualquier acción exitosa.
En este aspecto, en los países del Sur estamos en gran desventaja. Primero, las fuentes de información local (estadísticas, sistemas de bibliotecas) son menos procesadas, sistematizadas e integradas que en los países desarrollados. Y, segundo, el acceso a las fuentes internacionales de información es, por lo general, mucho más difícil y lento que en los países del Norte.
El uso de las redes electrónicas puede revolucionar esta situación, con el acceso instantáneo o muy rápido a múltiples fuentes de información. Toda vez, frente a la escasez de fuentes del Sur, se nos plantea el desafío, por una parte, de reivindicar que la información oficial se haga accesible a través de las redes y, por otra, de ir incorporando nuestras propias fuentes de información.
Podemos encontrar los más variados tipos de información en las redes electrónicas, desde avisos, artículos noticiosos, documentos, referencias, resúmenes y abstracts hasta comentarios, debates, pedidos de información con sus respectivas respuestas, alertas y denuncias. A su vez, esta información está organizada en distintos formatos, de acceso sea abierto o restringido, como: "conferencias" o "boletines" electrónicos enfocados en un tema; listas automatizadas de intercambio entre un grupo que comparte un área de interés común; los servicios del Internet que facilitan la búsqueda de información como bases de datos, gophers (menus interconectados para acceder a datos) y web-pages (un formato de presentación para buscar y publicar información); entre otros. (Algunos sistemas no ofrecen todas estas posibilidades).
Estos formatos permiten el manejo de flujos de información actualizada a la vez que el almacenamiento y la búsqueda de datos y textos. En el primer caso, por ejemplo, si una lee regularmente la conferencia amlat.mujeres de la red APC (ver recuadro), puede mantenerse al día de lo que está sucediendo en varios sectores del movimiento de mujeres de la región: eventos, temas en discusión o propuestas. En el segundo caso, para la búsqueda activa de información sobre un tema particular, se puede recurrir a instrumentos como gophers o bases datos.
Si bien existen algunas bases de datos sistematizadas, por lo general la información disponible en estas fuentes se acumula a medida que los/as usuarios/as del sistema lo vayan poniendo. O sea, es un sistema participativo donde cada cual aporta la información a su manera. Evidentemente, un sistema montado así desde abajo no permite que la información llegue siempre donde debe, y hace que a veces es difícil de encontrar. También existe "ruido" (mensajes sin relevancia), en mayor o menor grado según los espacios.
Tener información de calidad sobre un evento o proceso en las redes requiere de la decisión de los organismos involucrados y/o medios de comunicación de proveerla y de monitorear las fuentes para asegurar que la información esencial esté disponible en los lugares apropiados.
En este sentido, para la preparación de la Conferencia Mundial de la Mujer, se han creado conferencias y listas electrónicas específicas para encontrar y poner información, entre las que podemos mencionar las distintas versiones de la Plataforma de Acción de la ONU; documentos preparatorios de ONGs; noticias y llamados de acción en torno al Foro de ONGs; propuestas de talleres a realizarse en Beijing; documentos de eventos anteriores y preparatorios, un intercambio sobre las actividades de la Campaña 180 Días entre la Cumbre Social y la CMM.
La existencia de esta información sobre la CMM ha permitido a muchas organizaciones de mujeres preparar mejor sus intervenciones y propuestas, coordinar acciones y campañas, establecer contactos con organismos con intereses afines, difundir sus puntos de vista. A fin de ordenar mejor esta información y asegurar la disponibilidad de la información clave, la Asociación para el Progreso de las Comunicaciones organiza un programa de facilitación informativa para la CMM, como parte del Programa de Apoyo a las Redes de Mujeres, que busca facilitar el acceso de las mujeres a este recurso (ver recuadro).
Superar la marginación
En el curso de los últimos dos años, el número de organismos de mujeres que acceden a las redes electrónicas ha aumentado muy significativamente. No obstante, en términos proporcionales, el uso de este instrumento por parte de las mujeres, y en particular las organizaciones que integran al movimiento de mujeres, sigue siendo muy minoritario, lo que genera el riesgo de quedar marginadas de una herramienta valiosa.
En el marco de Programa de Mujeres que impulsa APC, hemos intercambiado con muchas mujeres al respecto, a fin de identificar las causas de esta situación. Las razones que dan van desde impedimentos concretos como la falta de recursos, de infraestructura adecuada o de acceso a la capacitación, o la falta de tiempo para aprender a manejar un nuevo instrumento técnico o para manejar más información, hasta percepciones negativas generadas por la prolífica publicidad mediática en torno a las "supercarreteras de la información", por el carácter machista de algunos de los foros electrónicos de intercambio y también los problemas de idioma. Algunas creen asimismo que es un sistema que únicamente sirve a quienes tienen aptitudes técnicas o gozan de la tecnología en sí, y que no es adaptada a quienes queremos simplemente dotarnos de un instrumento que nos facilite el trabajo sin complicarnos la vida
Si bien es cierto que su uso es (aún) algo más difícil de aprender que, por ejemplo, el fax o el teléfono -lo que es de esperarse, por su mayor complejidad- también es importante reconocer que no es más que un instrumento y un canal de comunicación, a emplear según las necesidades de cada una/o. El carácter de los espacios que se crean en torno a las redes electrónicas tiene que ver con las personas y las dinámicas que se vinculan a través de él, no con la tecnología en sí. De la misma manera, el potencial a desarrollar reside en los espacios de intercomunicación que creamos, los flujos de información que generemos.
Un número creciente de organizaciones de mujeres ha tomado la decisión de superar los obstáculos para acceder a las redes por computadora. Muchas de ellas reconocen que los beneficios superan ampliamente la inversión y el esfuerzo de aprendizaje, en la medida en que les ayuda a hacer mejor y cualificar su trabajo.
Aún así, el uso que se le da por lo general queda corto con relación al potencial que tiene, pues a menudo seguimos pensando en esquemas propios de los canales de comunicación más conocidos. No se trata, por supuesto, de hacernos esclavas de la tecnología, sino de descubrir su potencial y explorar de qué manera podemos sacarla mejor provecho para nuestros fines, mediante la innovación y el desarrollo de formas de uso según nuestras necesidades y posibilidades. Al respecto, podemos aprender de las experiencias desarrolladas en otras latitudes, sin necesariamente calcarlas.
Pero es sobre todo en la medida en que busquemos respuestas concretas a la actual "sociedad de información", como las esbozadas arriba, que encontraremos en las redes electrónicas una herramienta que nos dota de poder. Y de esta forma, evitaremos marginarnos, una vez más, del desarrollo social.
Obstáculos y desafíos
¿Cómo superar las dificultades objetivos de acceso a las redes electrónicas? Sin duda el problema principal es el acceso. En la gran mayoría de países de América Latina, ya existen servicios de correo electrónico, pero es cierto que en nuestros países, muchas organizaciones no podrán tener acceso por falta de recursos o infraestructura, con lo cual quedarán marginadas. Es particularmente el caso de las organizaciones pequeñas o de escasos recursos (o sea, de muchas organizaciones de mujeres), las que no tienen acceso a la computación, de organizaciones rurales o en zonas remotas sin líneas telefónicas o con líneas de mala calidad.
Esta situación plantea a quienes sí tienen acceso la responsabilidad de compartir la información y canalizarla, hasta donde sea posible, a sus contrapartes. El volumen puede dificultar esta tarea, pero varias organizaciones de mujeres ya lo están realizando con una selección de información sobre temas o eventos específicos. Así por ejemplo, en el marco de la coordinación de ONGs para la CMM en Nicaragua y Brasil, se han creado redes para la difusión en papel o disquette de la información que llega en las redes electrónicas a las organizaciones que participan en el proceso.
Otro factor que para muchas personas plantea un serio problema es el idioma. Por el propio marco de desarrollo de las relaciones de poder internacionales, la gran mayoría de los flujos de información en las redes electrónicos está en inglés. Últimamente ha habido un incremento significativo de los flujos en los idiomas predominantes en América Latina (español y portugués) pero para aprovechar las fuentes disponibles, la comprensión del inglés sigue siendo casi un imperativo. Esto nos plantea la necesidad de desarrollar más los flujos en idiomas locales, pero también de buscar soluciones para la traducción desde y hacia nuestros idiomas.
El acceso a una adecuada capacitación es otro elemento importante. Más allá de los recursos de capacitación existentes, hay diversas iniciativas para desarrollar talleres destinados específicamente a mujeres. Al respecto, se está llevando a cabo una reflexión colectiva sobre el acercamiento de las mujeres a la tecnología y el desarrollo de metodologías de capacitación con sensibilidad de género. Tales metodologías tomarían como punto de partida las aplicaciones prácticas de la tecnología y su uso para las necesidades de las organizaciones de mujeres, con respeto a los niveles de conocimiento. El programa de APC está empeñado en desarrollar tales programas y existen iniciativas en diversos países de la región (por ejemplo México, Ecuador, Argentina, Brasil).
Otro problema a encarar con el acceso a las redes electrónicas es la rápida transición de la falta de información a la sobreinformación. Si no definimos políticas y prácticas que nos permitan aprovechar este recurso, arriesgamos o bien quedar desinformadas, o bien estar agobiadas por la cantidad de información. Tales políticas abordarían, por ejemplo, la importancia que tiene tal o cual tipo de información para nuestra institución o las prioridades de monitoreo. Pero también podemos pensar en soluciones colectivas: por ejemplo, una institución se responsabiliza por monitorear ciertos temas y canaliza la información pertinente a otro grupo de instituciones. Es lo que ya hacen algunas de las redes temáticas de mujeres, trasladado al mundo electrónico.
Por último, en las redes electrónicas, como en otros espacios de comunicación e intervención, se plantea la dicotomía entre enfocar en espacios de intercambio exclusivamente en torno a las mujeres, o ganar una mayor presencia de las mujeres y de los enfoques de género en los foros de intercambio mixtos sobre otros temas. Estas alternativas no son contradictorias, pero a veces la una nos absorbe a expensas de la otra. Al respecto, conviene tener presente la facilidad que ofrecen las redes para rebotar la información de un foro a otro. Así, por ejemplo, si tenemos un texto que habla de la participación de las mujeres en la Cumbre Social, podemos fácilmente aficharlo tanto en un foro electrónico de mujeres, como en un foro general sobre la Cumbre, contribuyendo, así, a aumentar la presencia y visibilidad de las mujeres en estos foros generales. En este sentido, si nos planteamos esta doble posibilidad, las redes electrónicas nos pueden abrir nuevos espacios de participación e intervención.
- Sally Burch es integrante del Area Mujeres de ALAI y Coordinadora del Programa de Apoyo a las Redes de Mujeres de la Asociación para el Progreso de las Comunicaciones (APC).
(1) Este tema ha sido desarrollado por ALAI en el artículo de Osvaldo León: "Los signos de los tiempos", Servicio Informativo ALAI, No. 217, 27-7-95.
https://www.alainet.org/es/articulo/164276?language=es
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