Se explica al poder para que no se entienda

23/10/2014
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Neil Partrick, proveedor de entuertos mediáticos y especialista en el Medio Oriente de la BBC,i labora arduamente en transmitir una perspectiva del conflicto en el Medio Oriente -que parecen varios pero es uno solo-, para que quienes lo lean con el grado de discernimiento pertinente apagado, crean que la dominación imperialista es quien posee el "naipe natural".
 
En un momento, hace ya bastante como para que sea suficiente, la BBC era una referencia confiable; la instauración de las normas neoliberales ha convertido a la ayer prestigiosa transmisora estatal inglesa en un "cacharro" mediático a disposición del anglo-imperialismo en el que interactúan el Reino Unido y los EEUU.
 
Habrá quien interprete que el acceso expedito a la auto-provisión petrolera sea la esencial de esa interacción, pero el asunto está en el poder.
 
El camino imperialista hacia la conquista de todo lo material y lo espiritual como si de todas las "cosas", mediante la dominación, es la expedición de la propiedad privada sobre ellas y sobre sus portadores originales al semantizarlas como capital en tanto relación de poder. Incluye a los recursos naturales y a las culturas.
 
Gobiernos, reinos y poblaciones enteras están en la mirilla que colima el arduo camino hacia el poder que garantiza a la propiedad privada omnímoda sobre las "cosas". La dominación imperialista a través de una cultura política manipuladora mueve la atención de los individuos, mediante los medios de información -mal discernidos como de comunicación, que es un modo imperceptible de banalizar procesos complejos en las ciencias sociales-, hacia la concentración absoluta sobre las "cosas", y los desarrolladores del sistema que "ofertan" –al tiempo que ocultan a las guerras de agresión- surveys, promociones consumistas y convocatorias que blindan al proceso de marras como única posibilidad de relación social para la fragmentación de las relaciones entre los individuos, y que nadie se fije en esa interacción que soporta al anglo-imperialismo (más vieja que las alpargatas) que utiliza, se apropia y secuestra el camino al poder (político cultural) conque legitimarse en el acopio rentista de la propiedad privada sobre las cosas; equivalente al acopio de capital como una relación de poder.
 
Quien sobra a esos propósitos es Arabia Saudita –EEUU no tiene amigos, ni siquiera socios, sino intereses-, y su wahabismo fundamentalista que descansa en su acopio rentista a través de la reserva doméstica de hidrocarburos. Ese definitivo control que en no poca media lo debe a la OPEP -intimidad no santa con el ultra conservadurismo angloestadounidense aparte-, gracias a la iniciativa del gobierno venezolano de la época como coordinador de la defensa de los recursos naturales propios en función de la inversión social. Al petro-dolarizarse la producción y comercialización de hidrocarburos a nivel global la hegemonía capitalista actual desarrolló un mecanismo de manipulación para el control: "ustedes se creen los dueños de esa "cosa", pero en realidad somos nosotros porque ustedes lo comercializan (al petróleo) dependiendo de nuestras trasnacionales durante la producción y lo venden en nuestra moneda, que a partir de Nixon es un trozo de papel timbrado sin equivalencia con el oro -casi papel sanitario de lujo-, que la hace más “excepcionalistamente” privada. Somos los dueños del papel sanitario y de la comercialización de cualquier “cosa” a través de él. De lo contrario: un misilazo".
 
El supuesto largo romance entre EEUU y Arabia Saudita hace rato que está a punto de terminar en un divorcio escandalosamente destructivo. Al hacer equivalentes nación y religión ambos polos se fundamentalizan en busca de asegurar su propio rumbo hacia el poder: El wahabismo en la politización, entonces, de la tendencia suní de la religión musulmana enfrentada a los chiitas que se niegan a subordinarse a los intereses suníes que, por ahora, equivalen al sometimiento al anglo-imperialismo. La sabiduría persa (Irán) es consciente de que el real aliado del anglo-imperialismo no es Arabia Saudita, sino Israel al que geo-ubicaron allí a la cañona tras la posguerra (1944-1946) como una cuña conque hacer implotar a la zona hasta fragmentarla lo suficiente como para aplicarle un ecocidio orgánico a Palestina, al movimiento independentista de la época, y hacer avanzar a la maquinaria bélica sionista, hacia la zona de prospección petrolera, seis millas más allá de la costa mediterránea de Gaza, como la vanguardia de ese anglo-imperialismo.
 
Por el camino habría que cavilar qué hacer con Arabia Saudita que hiperkinéticamente fluctúa en un alejamiento/acercamiento con Tel Aviv, defiende a la causa palestina y al mismo tiempo se concentra en la luna durante cada agresión sionista a Gaza. El problemón está en que todo poder aspira a ser eterno; es un trastorno legado por el Medioevo desde la expansión cristiana de la época de Las Cruzadas; ¿o más atrás?. Todo poder polarizante quiere vivir deshistorizado; aún si a la cañona. Estados Unidos, el Reino Unido y Arabia Saudita –por lo pronto, que no son los únicos-, están ahuecados por la misma enfermedad.
 
En el contexto político del anglo-imperialismo un Presidente es sólo el instrumento que se cambia cada cierto tiempo; a veces porque vence su mandato, porque se muere antes de tiempo; a veces porque hay que propinarle un tiro en la frente y sacrificarlo en función de "equis" motivo. Todo para que la política de dominación, que soporta al poder capitalista, se mantenga casi intacta.
 
Pero Arabia Saudita -¡oh avatares de la moda retro!-, dependen de un Rey. Y el tipo, Abdalá, ya cumplió los noventa e intenta llegar aunque sea a rastras al siglo de vida. La siembra por el régimen de Riad de la semilla que germinó en entuertos como el Estado Islámico (EI) Al Qaeda y sus desprendimientos, Al Nusra o el Ejército de Liberación de Siria (ELS) está empezando a reaccionar de manera antojadiza, tomando su propio camino hacia el poder. El fundamentalismo wahabita se quiebra como una ventana de cristal que hubiese recibido una tremenda pedrada. Y al anglo-imperialismo ya no le es útil. El smart power que "caracteriza" al coeficiente de inteligencia de Barack Ussaín Obama está rindiendo menos que un videojuego.
 
Tras la criminal invasión a Irak, legada por el oligofrénico de George W Bush hijo que llevó la crisis capitalista a su agravamiento desde el 2007, Obama se apresuró a prometer que sacaría a las tropas de allí; y está a punto de tener que regresarlas de una forma u otra (mientras apela a esa "euro-coalición” que no sabe a ciencia cierta a quién bombardear primero). Para tercerizar a esa guerra incentivó a esos grupos confiando en que Arabia Saudita y sus acólitos domésticos harían el resto del trabajo sucio. Pero Abdalá y su canciller tienen cada uno su propia cabeza trastornada por el control del camino político al poder.
 
Cada día Barack U Obama se levanta con tremendo dolor de cabeza; ¿qué hacer con ese viejo enfardelado en turbantes y túnicas de lujo en pleno siglo XXI? Abrió o heredó demasiados frentes al mismo tiempo y parece que nadie quiere someterse a su control. Erdogan le guarda fidelidad a Arabia Saudita y al EI, por eso hace remilgos antes de permitir que las bases en Turquía se utilicen para bombardear al EI. Su sueño es que todos esos grupos acaben con Siria y perfeccionen el genocidio contra los kurdos. De paso, ya tiene a Ocalan preso; su integración a la OTAN es a conveniencia de ese sueño.
 
Todos apuntan a Irán, Al Asad, Hizbolá, Hamas, Palestina, los kurdos y a la población civil de esos territorios. Y a su vez se coliman entre ellos mismos. No hay modo de ponerle una zancadilla a Abdalá para que tropiece, se parta el alma y levite a cantar con los gorriones; mientras su canciller Saud al-Faisal, otea a la izquierda y a la derecha, arriba y abajo del anglo-imperialismo. Porque cuando se "vaya" el viejo cualquier cosa puede pasar en una zona que está con la candela al pecho. Los centenares de miles de víctimas no son más que "daños colaterales".
 
Neil Partrick puede escribir y promover la "historia" que le venga en gana, desde América Latina y el Caribe vamos poniendo nuestras barbas a buen recaudo con una nueva integración regional -sin participación de, ni representación diplomática anglo-imperialista alguna-; que aún si lentamente avanza.
 
 
Desde el litoral oeste de La Habana revolucionaria, marxista, martiana y bolivariana.
 
 
i Neil Partrick. ¿Por qué la alianza con EE.UU. supone un dolor de cabeza para Arabia Saudita? BBC. 20 octubre 2014. http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2014/10/141015_internacional_a...
https://www.alainet.org/es/articulo/164974
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