No entienden o les vale

12/03/2015
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“Les puedo decir que entendemos” fue la respuesta que formuló Enrique Peña Nieto el 20 de febrero y que publicó el 3 de marzo el Financial Times, para coincidir con su visita de Estado a Gran Bretaña, a la famosa acusación y/o descripción de The Economist: “El presidente no entiende que no entiende”. Semanario que primero colocó al mexiquense en los cuernos de la luna.
 
Más allá de  la esgrima de frases entre medios vinculados en mayor o en menor medida a las trasnacionales, los influyentísimos poderes fácticos de la aldea globalmente diseñada por el gran capital, importa aquilatar el entendimiento presidencial a la luz de la designación, que no elección, pues los senadores del Partido Revolucionario Institucional no eligen, de Eduardo Medina-Mora como ministro de la Suprema Corte desde hoy hasta el 2030, y de Arely Gómez González como titular de la Procuraduría General de la República.
 
La impugnación por sus vínculos con los dueños y directivos de la principal televisora de habla hispana en el orbe, la poderosísima Televisa, resultó dato distintivo que hermanó a los ahora prominentes funcionarios, promovidos en forma abierta y decidida desde Los Pinos, sin reparar en los costos institucionales, también para el grupo gobernante, incluso en la imagen de la antes senadora y el exjefe policiaco y hasta diplomático no de carrera sino a la carrera, tal y como ahora lo hacen ministro.
 
Todo apunta hasta hoy que influirá más para mal que para bien en el desempeño de Gómez González en el Ejecutivo federal y Medina-Mora Icaza en el Judicial. Sutilezas constitucionales sobre la naturaleza distinta, autónoma, de ambos poderes, en la que no perdieron tiempo los asesores políticos y los juristas adscritos a la nómina presidencial.
 
Sin duda fue el señor al que Alfredo Barajas (El Fisgón) le atribuye como juramento en la Cámara de Senadores: “Prometo estar muy Atenco a lo que dice la ley. Cuando haya violaciones de derechos humanos actuaré rápido y furioso”, el que concitó la mayor y más sólida crítica de abogados, juristas y académicos; organismos defensores de los derechos humanos, analistas y  partidos; periodistas, intelectuales y legisladores que, sin embargo, en el caso de algunos senadores del disminuido Partido de la Revolución Democrática facilitaron su designación ausentándose de la sesión del 10 de marzo. Andrea Becerril y Víctor Ballinas estiman que se “pudo haber impedido su nombramiento, pero no asistieron cuatro senadores: Mario Delgado y Rabindranath Salazar, ambos ya fuera del sol azteca, además de los perredistas Armando Ríos Piter y Luz María Beristáin.” (La Jornada, 11-III-15). ¿Acaso la mano de los operadores del presidente llegó tan lejos? Y las 55 mil firmas ciudadanas sencillamente fueron ignoradas.
 
Pareciera que el reconocimiento de Peña Nieto al semanario londinense sobre que “hoy existe sin duda una sensación de incredulidad y desconfianza”, que “hubo pérdida de confianza y esto ha mostrado recelo y duda”, que el 7 de junio él y su gobierno “serán puestos a prueba”, que “la crisis de confianza perceptible” en el país “es en realidad una oportunidad”, fueron frases para lucirse ante la elite británica.
 
El novel ministro, aparte de sus vínculos o no con Televisa, el panismo, el Grupo Atlacomulco y Arturo Montiel, simboliza una negación no sólo a la sensibilidad mostrada en la capital británica, sino a la capacidad para asumir que el país está lejos muy de los métodos y prácticas políticas con las que Enrique Peña gobernó el estado de México y ahora lo hace Eruviel Ávila, a la antigüita, en forma autoritaria.
 
Twitter: @IbarraAguirreEd
 
https://www.alainet.org/es/articulo/168191?language=en
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