Un eterno Baragua

14/03/2015
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El día 15 de marzo se celebra un aniversario más  de La Protesta de Baraguá,  un hecho histórico que demostró la determinación cubana de luchar por su independencia, soberanía y autodeterminación.
 
Cuando se habla de un eterno Baraguá, esto significa que a pesar de los años transcurridos, el ejemplo de Antonio Maceo y los que lo acompañaron en aquella protesta, contra los que nos negaban la independencia y no querían que Cuba fuera una nación libre y soberana, se mantiene vigente y cada día es más importante para el futuro de nuestra nación.
 
 Lo primero que advirtió Maceo para realizar la reunión con Martínez Campos, mensaje que fue llevado por Pedro Manuel Díaz, fue que los españoles no debían llevar ningún “guerrillero” a la reunión, lo cual fue aceptado.  Maceo debió considerar una falta de respeto y un menoscabo a la lucha de los cubanos, si los que venían a conversar se reunían con los enemigos de la independencia de Cuba.
 
 El primer intento de Martínez Campos al encontrarse con Maceo fue el disponerse a abrazarlo, pero Maceo, poniendo el brazo por delante le impidió hacerlo. Evidentemente una cosa era conversar y otra confraternizar con el enemigo. El saludo de ambas delegaciones se realizó de forma respetuosa y formal.
 
Cuando Martínez Campos se dirigió a Maceó le dijo: “Basta de sangre y sacrificio, bastante han hecho ustedes, asombrando al mundo con su tenacidad.  Olvidemos el pasado y tengamos fe en el porvenir, y levantemos, cubanos y españoles, este país, de la postergación de diez años de guerra.  He querido aprovechar esta oportunidad para darle a conocer las bases aceptadas por el Comité designado por los cubanos en sustitución de la Cámara y el Gobierno”. (1)
 
 Un discurso parecido, pero con las mismas intenciones de que los cubanos abandonen su lucha, lo escuchamos el 17 de diciembre, en este caso pronunciado por el Premio Nobel de la Paz. Allí se reconoció el fracaso de la guerra que por más de cincuenta años se lleva contra la Revolución Cubana y se planteó cambiar el método, aunque no los objetivos. Entre las estrategias estará incrementar el contacto  del pueblo estadounidense con el pueblo cubano, lo que contribuirá a otorgarle más poder y autoridad a los cubanos.  En las palabras de Martínez Campos solo se hace referencia a diez años de guerra, pero también se hablaba de levantar el país entre cubanos y españoles, ellos también “querían ayudar al pueblo cubano.”
 
 Los reclamos de Maceo y los mambises que representaban los intereses más puros de la nacionalidad cubana eran bien claros.  La Independencia y la abolición de la esclavitud . Martínez Campos planteó no podía comprometerse en eso, era solamente un intermediario y la decisión final debían tomarla las cortes españolas. Algo parecido, cuando en la actualidad el gobierno de Estados Unidos se refiere al bloqueo y la necesidad de que el Congreso apruebe su levantamiento.
 
Maceo le dijo a Martínez Campos que guardara el documento que trataba de leer, para explicar a los cubanos las ventajas del Pacto del Zanjón. Martínez Campos, dando muestra de un pensamiento hegemónico y prepotente, propio del dominio imperial, propuso de hiciera una asamblea con la oficialidad allí reunida para leerle el documento y que se aprobase por mayoría de votos.
 
 Esta táctica para tratar de menoscabar la autoridad y prestigio de Maceo no le dio resultado, pues este le dijo era inútil lo que planteaba, él era el eco de los jefes y oficiales allí reunidos.
 
 El último intento de Martínez Campos fue plantearle a Maceo que no se entendían, a lo que este último en defensa de los principios que mantenía, contestó que no se entendían.
 
 Es importante la experiencia de Baraguá, sobre todo por lo que representa mantener nuestros principios de soberanía y no injerencia cuando estamos negociando con nuestros enemigos.
 
 Debemos defender la posibilidad de mantener una relación diplomática adecuada con todos los países del mundo, lo cual no excluye a Estados Unidos.  Una relación civilizada donde ambas partes obtengan beneficios, pero también donde ambas partes respeten y no se inmiscuyan en los asunto internos de la otra.  Una relación que permita el libre comercio en ambas direcciones sin regulaciones discriminatorias ni ventajas para uno u otro país. Una relación que garantice al más amplio intercambio científico, académico y deportivo.
 
 Cuba ha planteado su entera disposición a establecer este tipo de relación,  ha fijado los parámetros en los que la misma debe mantenerse y los pasos necesarios para que esta se restablezca, lo que incluye la exclusión de nuestro país de la Lista de Estados Patrocinadores del  Terrorismo Internacional.
 
 Estados Unidos está deseoso de abrir su Embajada en la Habana en los primeros días de abril, nosotros estamos deseosos de que se cumplan los pasos que estableció nuestro presidente el compañero Raúl Castro, para poder abrir ambas embajadas, la nuestra y la de ellos.
 
 Esperamos que en estas conversaciones que se llevarán a cabo en la Habana, el día 16 de marzo, no tengamos que repetir lo que Maceo dijo el 15 de marzo de 1878:  “¡No, no nos entendemos!”
 
(1)   Maceo, Héroe y Carácter. Leopoldo Horrego Estuch, Editorial Luz-Hilo, La Habana,pag.80-85.
 
14 de marzo 2015
 
- Dr. Néstor García Iturbe es editor del boletín electrónico El Heraldo (Cuba) sarahnes@cubarte.cult.cu
https://www.alainet.org/es/articulo/168239
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