La victoria de lo inminente

25/03/2015
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El asedio a construcciones nuevas dentro de la sociedad, específicamente aquellas que tratan de escapar del orden imperante, comienzan con expresiones de desprecio y calificativos de locura por parte de los que se creen con la posesión de la verdad absoluta para luego abrazar más temprano que tarde arrebatos virulentos que en la mayoría de ocasiones terminan provocando miles de muertos, separaciones, torturas, desapariciones y exilios entre quienes osan expresar y defender esas nuevas posturas, esas nuevas ideas.

 

La derecha conservadora no tolera que expresiones fuera de su ámbito, mucho menos las que adversen su poder y control, se puedan levantar en sus propias narices, así que descalificándolas primero las combaten con todo el odio del mundo después para evitar su florecimiento y expansión. Saben que si eso sucede es muy probable que sus privilegios se vayan por el tubo del desagüe de la historia y pierdan el control que hasta el momento han ostentado. Las mismas sañas que han sufrido, para arrancar de experiencias dolorosas pero a la vez que han aportado su bagaje de experimentación y crecimiento, otras anteriores como la Comuna de Paris, la misma revolución rusa, la revolución china, la vietnamita, la mexicana, la cubana. Esta última, la más emblemática en nuestro continente y en el mundo entero por el largo sitio que dura ya más de medio siglo por parte de EEUU, que si se observa y se trata de entender bajo términos de razón no tiene el mínimo sustento para mantenerlo y, por supuesto, la que ahora sufre la Bolivariana Venezuela de Chávez y Maduro. 

 

No es solo por el poder económico y político perdido por las burguesías o los recursos que dichos países poseían y poseen los cuales controlaban sus oligarquías que junto al poder imperial organizaban sus economías en función de su saqueo y su depredación por parte de dichos actores, sino por el ejemplo peligroso que dichos ejercicios populares conllevan y representan y que los demás pueblos, por muy embrutecidos y obnubilados por la plana educativa y desinformativa que sus grupos hegemónicos ejerzan, puedan seguir. Especialmente en plena época de las redes sociales que muestran que otro mundo es posible. De allí, la urgencia de volver el internet una cosa privativa para que sea inaccesible a las masas o en el mejor de los casos acarreador de consumismo y frivolidad al llenarlo mayoritariamente de basura.

 

Pero así como la Comuna de 1871, con su aparente fracaso aportó sus experiencias y su espíritu a los bolcheviques, así cada supuesta decepción aportó y aporta su dosis de elocuente éxito en el proceso de derrumbe del ilusorio muro que ha forjado el capitalismo. Éste que irrumpió en la historia chorreando sangre y lodo en palabras de Marx, ha demostrado que, a pesar de su neón, sus lentejuelas, sus ilusiones ficticias le ha sido imposible derramar riqueza por todos lados, como una vez lo proclamaron a voz en cuello sus más insignes ideólogos y, al contrario de ello, ha sumido en la miseria a millones de humanos sino por la explotación por la guerra, cambiando incluso, el clima de nuestro planeta, haciendo peligrar la vida de nuestra propia especie no digamos la de otras.

 

La arrogancia y la prepotencia que como malas consejeras, han arrojado un velo cegador sobre los ojos de los líderes capitalistas que han preferido hacer la guerra que construir la paz y, que siendo los frutos de ésta las aberraciones más incomprensibles y demoniacas, han acelerado con ello, su propio aislamiento y destrucción. No dejando de llevarse consigo a millones de seres humanos al infierno dantesco del fin de una época.

 

Ojalá, la mesura, la razón y el dominio de sí mismos, iluminen estas transiciones para que una nueva forma de producir, distribuir y consumir asuma su papel preponderante en el desarrollo de la humanidad, otorgando a la misma el papel que debe jugar en un mundo donde debe ser guía y amiga para con las demás especies que comparten nuestra única y contaminada nave espacial, en boca del periodista uruguayo-venezolano Walter Martínez en su programa Dossier, pero sabemos no será así pues la ley selvática de la concentración y centralización de capitales domina sus mentes, sus instintos y sus acciones.

 

En esa reflexión, Venezuela vencerá esta nueva arremetida donde lo que ha quedado evidente es que su mal llamada oposición se ha ido extinguiendo de manera acelerada y que los indecisos e indiferentes de ayer, hoy han pasado a acuerpar en mayor número a su legítimo gobierno, legitimándolo aún más. Ha sido, entonces la entrada en escena, de la derecha planetaria que con ello ha demostrado su verdadero cariz de ambiciosa y petulante sino también, en su propia contradicción, su debilidad y desesperación, acompañando de mentiras intrépidas que rayan en la estupidez y la estulticia sus argumentos. Sus medios de propaganda, también se han visto orillados por lo mismo, a argüir tonterías que más se basan en difamaciones, descalificaciones y falsedades que en investigaciones serias y constructivas.

 

El proceso bolivariano así, ha conseguido, como principal victoria, desenmascarar no solo a su propia oligarquía fascista que quiere, incluso, a través de una guerra cruenta aupada por una invasión extranjera recuperar su poder no importándole si con ello provoca miles de muertos dentro de sus mismos compatriotas, sino a la oligarquía mundial que ha mentido y sigue mintiendo descaradamente con lo cual se ha abierto tantos frentes de oposición, incluso dentro de los territorios que hoy controla, que es muy difícil contenerlos todos a la vez de manera exitosa. En segundo lugar, el reconocimiento a la soberanía de Venezuela de parte de muchas naciones alrededor del planeta, tanto que EEUU como líder indiscutible del Imperialismo, ha quedado aislado y revolcado en su necedad. Y, en tercer lugar ha precipitado las expresiones populares cuando más conservadoras a correrse a posiciones más radicales a favor de la soberanía, la libertad y la libre autodeterminación de los pueblos. Pues como acertadamente expresara en su momento el presidente Nicolás Maduro de la Bolivariana Venezuela, estas furias imperiales lo que ha traído es tiempo de definiciones y, en la comprensión de esto, la radicalización de su pueblo, entendiéndose como éste a los más pobres, de tal manera que ellos mismos lo han interpretado como sus antecesores también lo hicieron en su expresión leninista más clara: la guerra de todo el pueblo que no es más que la defensa de la clase obrera de lo ganado con la Revolución que inaugurará en estas épocas y en esta tierras de Nuestra América el Comandante Supremo como lo evocan los pueblos a Hugo Rafael Chávez Frías.

 

¡La Revolución Bolivariana de Venezuela vencerá al Imperialismo una vez más!

 

Guatemala, 25 de marzo de 2015

https://www.alainet.org/es/articulo/168464
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