Cumbre de las Américas recargada
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No es poco lo que está en juego en este momento en América Latina. Estados Unidos y Cuba son protagonistas de la recomposición de sus relaciones políticas y económicas en un ambiente cada vez más enrarecido.
Esto principalmente por la ofensiva del gobierno norteamericano, sus aliados y los medios de la derecha regional contra Venezuela, Argentina y todo lo que sea herencia de la primera década del siglo XXI, que bien podemos denominar como la década chavista (2002-2012), en la que se derrotó al Alca (Área de Libre Comercio de las Américas), se formó la Unasur y la Celac, y la región dejó de ser unánimemente –y sin chistar – neoliberal como sucedía en los noventa, cuando todos éramos democráticos en los términos que dictaba el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional.
De hecho creo que a cambio del desbloqueo contra Cuba y el relajamiento del ataque brutal contra los gobiernos progresistas de la región, Estados Unidos va a pedir la cabeza de Unasur y Celac, especialmente de esta última, a la que le quiere bajar el perfil hace rato, y con ello el resurgimiento de la Organización de Estados Americanos (OEA) como el espacio central de integración hemisférica que recupere la resolución de los conflictos políticos y la discusión de la agenda de cooperación. Claro que con Cuba allí adentro.
De hecho los operadores políticos de uno y otro lado están que se mueven y todas las cartas que se están poniendo sobre la mesa indican que la alicaída Cumbre de las Américas, que fue herida de muerte en el 2005 en la ciudad argentina de Mar del Plata cuando Kirchner, Chávez y Lula enterraron al Alca, golpearon a instituciones como el FMI, y le pararon el macho al propio Estados Unidos, va a recuperar protagonismo.
Si la anterior edición de esta reunión presidencial en Cartagena fue un rotundo fracaso, tanto así que varios presidentes se retiraron antes de su clausura, parece ser que este 10 y 11 de abril en Panamá va a resucitar este espacio del cual la OEA oficia como secretaría técnica. Y es tanto así que hasta los movimientos sociales de este lado del planeta están organizando un espacio paralelo también conocido como Cumbre de los Pueblos –al mejor estilo de la década chavista- donde se darán cita para seguir lo que allí se decida. Y eso no se hacía desde hace mucho tiempo en una cita de este tipo. La última vez fue en Trinidad y Tobago muchos años atrás porque ya a nadie le importaba la Cumbre de las Américas.
¿Se jugarán a Celac en esta cita? ¿Ese será el costo para que el bloqueo norteamericano a Cuba acabe? ¿Los gobiernos progresistas están tan a la defensiva como para negociar a sus propias criaturas de integración? ¿Es el fin del intento de tener una región con voz propia en el mundo multipolar como prometía Hugo Chávez? Nadie lo sabe en realidad pero lo que sí parece es que a muchos les parecería un precio razonable a pagar en la actual coyuntura regional. Veremos.
- Carlos Bedoya es Abogado y periodista peruano, coordinador de Latindadd.
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