Obama, y las clases de historia

13/04/2015
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-       Dos temas: Cuba y Venezuela

-       No hay avance sin juicio

 

Cierto. Resultó histórica. Dos temas dominaron la VII Cumbre de las Américas en Panamá: la presencia de Cuba (y la desarticulación de la contra) y el tema Venezuela (con los paquetes de más de 10 millones de firmas). Lo demás fue aleatorio, como las críticas a Estados Unidos representado por el presidente Barack Obama, o los discursos alineados con la política del vecino del norte. Incluso que no hubiera acuerdo o declaración final, por la diversidad de enfoques sobre los temas, fue novedad.

 

Eso sí, Barack Obama salió raspado. En el país centroamericano llegó y recibió clases de historia. “Me encanta”, reviró. Porque uno de los predecesores, durante la primera ronda de discursos, el presidente de Ecuador, Rafael Correa, le restregó y echó en cara la “continuación ilegal de los intervencionismos” en el Continente. Antes justificados por la “lucha contra el comunismo”, ahora por el tema de la libertad y los “derechos humanos”, pero también la “guerra contra las drogas”.

 

Obama, no obstante su dicho —en respuesta solo a Correa, porque Juan Manuel Santos, Dilma Rousseff ni Peña Nieto emitieron palabras incómodas—, reviró contra la perfección: “Podemos pasar mucho tiempo hablando de agravios e injusticias pasadas y usar a Estados Unidos como una gran excusa cómoda para los problemas políticos continentales. Sin embargo, eso no es lo que aporta progreso ni va a resolver el problema de los niños analfabetos que no tienen suficiente comida y no hará que nuestros países sean más aptos y competitivos en una economía global”.

 

CorreaCorrea argumentó: durante la segunda mitad del siglo pasado, EU apoyó a los gobiernos militares, pero hoy su actitud de intervención tiene como argumento (pretexto) a los derechos humanos. Se quedó corto, porque el apoyo fue por golpes de Estado, como el de Salvador Allende en Chile como recordó Raúl, las guerras de baja intensidad, las guerras en Guatemala, en Nicaragua, El Salvador, etc. Más es necesario ahora construir la paz, no sólo como ausencia de guerra. La opulencia de unos pocos al lado de la intolerable pobreza de las mayorías es una bala que persiste en el aire. Los hombres son creados iguales, y con el derecho a la vida, a la libertad y la búsqueda de la felicidad.

 

Obama dijo que su país está cumpliendo con el llamado a liberarse de los viejos argumentos, de los viejos resentimientos que demasiado a menudo nos atrapan en el pasado. Pero “no queremos inmiscuirnos; lo que me interesa es resolver problemas, trabajar con ustedes…Declaró no sentirse culpable por las viejas guerras iniciadas cuando no nacía. “La guerra fría terminó hace tiempo”.

 

Raúl fue generoso, al quitarle “responsabilidad alguna” a Obama en el tema del intervencionismo y el boqueo económico a la isla. Es más, se trata de “un hombre honesto”. “Pienso que su forma de ser se debe a su origen humilde”. Espaldarazo. Valiente porque dio el paso positivo de involucrarse en el debate por el tema de la isla, de Cuba. Pero ese hombre honesto no tiene para cuando regresar el territorio de Guantánamo y desmantelar el centro de torturas que ahí mantiene fuera de todo principio internacional sobre derechos humanos. También Castro le dio “clases de historia”. Le habló, como Cristina Fernández, de varios presidentes de su país; de George Washington, Thomas Jefferson, de John Kennedy, etcétera.

 

“A Venezuela no se le amenaza, se apoya la democracia”. Política de “doble bandera”, porque sigue vigente el “decreto ejecutivo” de Obama por el que declaró al país sudamericano como amenaza para la seguridad extraordinaria. Maduro le “extendió la mano” a Obama para iniciar el diálogo. Le deparó respeto, pero sin tener su confianza. Del rol y postura de Obama sobre Venezuela, Cristina apoyó, basándose en la historia, lo “ridículo” que una potencia como Estados Unidos, con su poderío militar y la hegemonía política que ejerce en el continente, sostenga que el país sudamericano le represente una amenaza.

 

Hablar de “agravios”, sin agraviar al presidente Obama no se puede. Porque la lista en grande. Cierto que con agravios e injusticias no se puede avanzar para luchar contra el hambre o la analfabetización. Pero tampoco se puede caminar con las políticas que se aplican desde la guerra fría en el Continente. Ni con las del Consenso de Washington. Tampoco sin subsanar, los daños, cuyo mínimo recuento las pondría como deudas de guerra.

 

La lista ya creció. Y todavía no se acude a la historia. Solo preguntas por ahora: ¿Cuántas intervenciones militares han partido de EU contra Latinoamérica? ¿Cuántos crímenes se han perpetrado por las políticas de Washington, como las operaciones de la CIA y sus aliados? ¿Cuántos reductos de la guerra fría han interferido en las sociedades, por ejemplo, para la justificación de las dictaduras militares, mediante la persecución, la cárcel de inocentes y los asesinatos de izquierda por “comunistas”? ¿Cuántos daños causados por, ahora el Consenso de Washington, tras la aplicación de las políticas económicas neoliberales?

 

Raúl Castro se portó generoso. Olvidó decir que “tanto peca el que mata la vaca como el que le agarra la pata”. Y Obama es el presidente del imperio y los intereses imperiales son los que se imponen por encima o dominan a los presidentes de EU. A todos. ¿Obama si es que no resulta responsable, tampoco corresponsable al no dar por terminado el bloqueo a Cuba? ¿Obama no es corresponsable del no retorno de Guantánamo, ese vestigio colonialista de principios del siglo XX; desde 1903, cuando estableció la base militar desde 1898?

 

Raúl, ¿pecó de ingenuo? Obama, rechaza la historia, no por Alzheimer sino a conveniencia. Otros presidentes más le dieron clases a Obama, aunque pronto se retiró. ¿Por descortesía? No. Por soberbia imperial. Al final de cuentas Obama, por muy “buena persona”, es líder y forma parte del engranaje de un poder que, aún con altos síndromes decadentes, no cede. La pose personal del presidente de EU es síntoma de fragilidad. ¿Debilidad? Su economía pronto responderá. Por eso busca hacer negocios en América Latina, pero la historia lo juzgará. De hecho ya comenzó. El juicio histórico llegó.

https://www.alainet.org/es/articulo/168920
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