Las afrodescendientes como sujetas de derechos

22/04/2015
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Artículo publicado en la Revista América Latina en Movimiento No. 501: El Decenio Afrodescendiente 10/02/2015

La proclamación del Decenio para las personas afrodescendientes tiene la importancia de colocar una visión prospectiva a un problema de larga data: el racismo.  Sus causas y consecuencias persisten y mutan hasta nuestros días, por lo tanto se hace necesario procesar el combate al mismo deconstruyendo estereotipos, estigmas, prejuicios, formas de discriminación, etc.  En definitiva, constituyen diversas manifestaciones de la desigualdad que ubican a las poblaciones afrodescendientes de América Latina en la base de la pirámide social.  Las mayorías pobres y excluidas del continente.

 

Se trata de un tema de justicia histórica; por lo que se hace indispensable el reconocimiento de la desventaja que viven más 200 millones de personas en América Latina y que ha afectado al continente africano, manteniéndolo en el subdesarrollo y la opresión.  La pobreza extrema, las pandemias y hambrunas que vive el continente más rico del mundo no tienen otro causal que la explotación indiscriminada a la que ha estado sometido en los últimos 500 años.

 

Racismo, que se sustenta en una ideología de supremacía de unas personas sobre otras, racismo instaurado en las estructuras de nuestras sociedades, que se ha expresado material y culturalmente.

 

El proceso expansionista iniciado por Europa en el siglo XVI, generador del tráfico de personas esclavizadas, dio como resultante el genocidio más importante de la historia y el inicio del sistema capitalista a través del insumo principal: la acumulación de capital a través de la transacción de personas, hombres y mujeres extraídos del continente africano.

 

Será el periodo colonial que asiente en sus estructuras de Estado /Nación, a través de los valores, creencias, prácticas discriminatorias, la situación que –pese a la fuerte resistencia y resiliencia– ha sumergido a millones de personas a los márgenes de las ciudades en términos espaciales y a la exclusión de los procesos de desarrollo por los que América Latina y el mundo se encaminan.

 

Como contraofensiva a las formas de opresión y exclusión vividas, es que las acciones colectivas organizadas en los movimientos, organizaciones y liderazgos vienen generando nuevos paradigmas emancipatorios.

 

Los diferentes contextos han marcado desafíos entre los que, en un marco evolutivo, se destacan la batalla ideológica, la visión estratégica y un proceso de alianzas.  Su fin ha sido la búsqueda de la necesaria incidencia para las transformaciones profundas que debemos alcanzar.

 

Por todo esto, se hace necesaria una toma de conciencia donde la “cuestión racial” debe abordarse desde los Estados en tanto garantes de derechos.  En este sentido, tenemos que propiciar que la toma de decisiones políticas traduzcan de forma coherente los principios que enuncia la carta de Derechos Humanos y el ejercicio efectivo de los mismos.

 

El Decenio para las personas afrodescendientes no surge espontáneamente: es el resultado de un largo proceso histórico que en los últimos 100 años han transitado por luchas, ideas y acciones; en el que diferentes corrientes ideológicas fueron construyendo un sustento teórico rico, diverso (aunque poco conocido) que fue entrelazándose con otros movimientos como el feminista, indigenista, con los procesos revolucionarios fermentales que atravesaron el siglo XX.

 

Marcus Garvey y Aimee Cesaire, Frantz Fannon, Du Bois, MalcomX y Martin Luther King jr, Nelson Mandela, Kwame Nekruma, Angela Davis, Andree Lorde, Patrick Lubumba, Bell Hooks, Leila Gonzalez, Abdias do Nacismento, conformaron, entre otros/as, la “intelligentsia” emergente del deseo de libertad y desarrollo de nuestros pueblos.

 

En términos más recientes, dando continuidad a esas luchas, la aprobación de la Convención contra el Racismo ha generado la normativa internacional y nacional necesaria, a lo que se añaden los resultados de la III Conferencia Mundial de Lucha contra el Racismo, realizado en el año 2001 en Durban – Sudáfrica, que marca una inflexión determinante.

 

Un avance e insumo sustantivo fue la Preconferencia de Santiago, en el año 2000, donde se establecen los enunciados más importantes en términos de reconocimiento de la esclavitud como crimen de lesa humanidad, se incorporan las reparaciones como parte de una deuda histórica y la necesidad de impulsar acciones afirmativas como herramientas que permitan generar igualdad de oportunidades para nuestros pueblos, entendiendo estos aspectos quizá como los más significativos, así como el concepto de interseccionalidad al cual nos referiremos más adelante.

 

La Declaración y el Plan de Acción de Durban pautan un tiempo de transformaciones convirtiéndose en un imperativo con una clara hoja de ruta donde los Estados se han comprometido a implementar acciones, programas y políticas públicas.

 

Asimismo, se establece un rol preponderante para las organizaciones sociales, las cuales deberán efectuar un monitoreo permanente, asegurando de esa forma el cumplimiento y por lo tanto el alcance de la igualdad.

 

Uruguay: Las políticas de género y equidad racial

 

Han pasado casi 15 años de esta instancia, por lo que indudablemente existen avances de diferente orden.

 

Quisiera concentrarme en lo que ha sido la realidad uruguaya, y particularizar el proceso antes mencionado en torno al debate y la construcción de políticas que enfocarán la dimensión racial y de género.  Indudablemente, me permito este análisis partiendo de la base de que se trata de la particularidad de un país, cuya minoría afrodescendiente tuvo un proceso organizado de fuerte incidencia política, tanto regional como nacionalmente.

 

Conforme a la idiosincrasia altamente politizada de la sociedad uruguaya, ha sido indisoluble el análisis socio/político en un contexto de transformaciones que han llevado a la izquierda uruguaya a acceder al gobierno departamental y nacional en los últimos 20 años.

 

Bajo los principios de igualdad y justicia que se erigen desde el retorno democrático, se abre un escenario propicio para iniciar una etapa de inserción en el Estado uruguayo de una serie de movimientos de negociación política.  Los mismos dieron comienzo a un proceso de instalación de mecanismos de la equidad racial en el gobierno.  La importancia de un entramado institucional cobra una nueva dimensión colocando la interseccionalidad como principio rector de las políticas en la matriz de protección social llevada adelante por el gobierno del Frente Amplio.

 

La creación de institucionalidad racial en nuestros países abre una compuerta central para las mujeres afrodescendientes.  Los mecanismos de equidad racial mayoritariamente son liderados por mujeres afrodescendientes de larga trayectoria en la región tanto en la Secretaría de Equidad Racial de Brasil como en Uruguay.

 

En Uruguay se instalan mecanismos en el ámbito departamental de la Intendencia de Montevideo y en los ministerios de Desarrollo Social (Inmujeres e Inju), Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente, Ministerio de Relaciones Exteriores.

 

Durante este proceso institucional de más de 10 años, no todos estos mecanismos han permanecido en el tiempo.  Factores diversos han generado esa frágil sostenibilidad.  Igualmente se trasladan al presente reflexiones sobre la intersección de género y raza en las políticas públicas.

 

Las primeras definiciones fueron lo que denominamos "creación de las condiciones necesarias" que posibilitaran dos objetivos fundamentales: la transversalización de la perspectiva étnico racial y de género en el Estado y el empoderamiento de las mujeres, en la búsqueda de la formación de masa crítica y calificada que promueva la constitución de las mujeres afrodescendientes como sujetas de derechos.

 

Fue necesario sensibilizar a operadores y decisores, lo cual implicó un proceso de capacitación en la dimensión étnico-racial y de género.  Por lo tanto, se trabajó fuertemente con los organismos del Estado, particularmente con la Escuela de Administración Pública, responsables últimos de la formación del funcionariado público (en los últimos 10 años fueron capacitados más de 10.000 funcionarios/as).

 

Simultáneamente se han generado datos estadísticos a través del Sistema de Información de Género que han permitido acercarnos a la realidad de las mujeres afrodescendientes.

 

Uruguay aprueba, en el 2013, la Ley de Acciones Afirmativas; el Departamento de Mujeres Afrodescendientes de Inmujeres ha sido parte activa en el diseño y la reglamentación de la misma.  Este año se iniciará su implementación.

 

Se han generado protocolos de actuación para propiciar el cambio en la Educación Formal a mediano plazo, en un esfuerzo de trabajo conjunto con los organismos correspondientes.

 

En este sentido, la instalación del Diplomado Afrodescendiente en la Universidad de la República ha sido un paso que reafirma esta mirada prospectiva donde la generación de conocimiento y el involucramiento de la mayor casa de estudio, asegura y posibilita una mayor rigurosidad científica, condición fundamental para la implementación de las políticas públicas.

 

El aporte de los movimientos

 

No quisiera cerrar este artículo sin hacer mención al rol fundamental de la Red de Mujeres Afrolatinas, Afrocaribeñas y de la Diáspora, articulación regional que ha jugado un papel central en los procesos evaluatorios y propositivos de las diferentes instancias internacionales que, en los últimos 20 años, marcaron el camino del movimiento feminista, de mujeres y en particular, de las mujeres afrodescendientes, dígase Cairo+20, Beijing+20, Río+20, Objetivos del Milenio: Agenda para el Desarrollo.

 

Por lo tanto, la confluencia de un proceso estatal progresivo así como una sociedad civil de mujeres organizadas, permite reconocer avances y acciones de complementariedad, factores indispensables para el avance hacia la igualdad racial y de género.

 

El Decenio constituye una oportunidad para recuperar los avances metodológicos, conceptuales y políticos acumulados hasta la actualidad por los colectivos afrodescendientes.  Deberían diseñarse planes de acción que establezcan metas e indicadores que permitan monitorear los avances en la materia así como el impacto sobre la vida de las personas.

 

Resaltamos como aspecto central la recuperación de las bases ideológicas propias del movimiento de mujeres feministas afrodescendientes donde se tendrá que colocar un debate político tanto a lo interno del movimiento feminista como del movimiento afro mixto, desde una perspectiva de Derechos y donde la interseccionalidad cobre una nueva dimensión.

 

Se trata de construir un proceso emancipatorio que, a partir de las dimensiones de género, raza y clase en clave de derechos, sustente el avance hacia la igualdad.  Se trata de la felicidad y dignidad de nuestros pueblos, imperativo que no admite la menor demora.

 

Cuadro 1. EDUCACION: Distribución porcentual de las personas mayores de 24 años según sexo y ascendencia étnico-racial por nivel educativo. Total país, 2011

 

Afro

No afro

 

Varones

Mujeres

Varones

Mujeres

Sin instrucción

1,8

2,0

1,1

1,4

Primaria (común o especial)

45,1

42,1

34,5

33,9

Ciclo básico

26,3

23,3

22,7

18,0

Bachillerato

13,7

16,3

19,0

20,4

Enseñanza Técnica_Formación profesional

6,2

4,3

6,2

3,8

Terciario no universitario

2,3

5,3

3,6

8,7

Universidad y Posgrado

4,6

6,8

12,9

13,9

Total

100,0

100,0

100,0

100,0

Fuente: Sistema de Información de Género, Inmujeres-MIDES, en base al Censo 2011, INE (Uruguay).

 

 

Cuadro 2. MERCADO LABORAL: Tasa de Actividad, Empleo y Desempleo según ascendencia afro. Total país, 2011

 

Tasa de Actividad

Tasa de Empleo

Tasa de Desempleo

 

Varones

Mujeres

Varones

Mujeres

Varones

Mujeres

Afro

76,7%

57,3%

71,9%

51,7%

5,1%

12,0%

No Afro

72,1%

52,7%

71,0%

51,3%

4,3%

 8,4%

Fuente: Sistema de Información de Género, Inmujeres-MIDES, en base al Censo 2011, INE (Uruguay).

 

 

Cuadro 3. POBREZA E INDIGENCIA: Porcentaje de personas viviendo en hogares pobres según ascendencia étnico-racial. Total país, 2013

 

Afro

No afro

Total

Pobre

25,2%

9,8%

11,5%

Indigente

1,5%

0,4%

0,5%

    
 

Fuente: Sistema de Información de género-Inmujeres, en base a ECH 2013 INE (Uruguay)

 

 

- Beatriz Ramírez Abella es Directora del Instituto Nacional de las Mujeres, Ministerio de Desarrollo Social, Uruguay.

 

* Publicado en América Latina en Movimiento, No.  501, “El Decenio Afrodescendiente”:http://alainet.org/publica/501.phtml

https://www.alainet.org/es/articulo/169153
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