No manipulemos la Biblia para torturar a “homosexuales”

08/05/2015
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I: Antes de comenzar: que entendemos por “homosexualidad”. Una definición psicológica, no bíblica

 

Nuestra referencia es un estudio de la “Asociación Americana de Psicología” sobre “homosexualidad”, que nos ofrece una síntesis científica, sin prejuicios sociales y religiosos sobre orientación sexual.

 

¿Es la orientación sexual una elección?: No, los seres humanos no pueden elegir ser gay o heterosexuales. Para la mayoría de las personas, la orientación sexual surge a principios de la adolescencia sin ninguna experiencia sexual previa. Si bien podemos elegir actuar de acuerdo con nuestros sentimientos, los psicólogos no consideran la orientación sexual una elección consciente que pueda cambiarse voluntariamente.

 

¿Puede la terapia cambiar la orientación sexual?: No. La realidad es que la homosexualidad no es una enfermedad. No requiere tratamiento y no puede cambiarse. Sin embargo, no todas las personas gay, lesbianas y bisexuales que buscan la ayuda de un profesional de salud mental desean cambiar su orientación sexual. La mayoría opta por la terapia por los mismos motivos y problemas de la vida que conducen a las personas heterosexuales a la consulta de los profesionales de la salud mental.

 

¿Qué sucede con las denominadas "terapias de conversión"?: Algunos terapeutas que siguen la denominada terapia de conversión informan que fueron capaces de cambiar la orientación sexual de sus clientes de homosexual a heterosexual. El examen detallado de estos informes, ponen en duda sus afirmaciones. Por ejemplo, muchas de estas afirmaciones provienen de organizaciones con una perspectiva ideológica que condena la homosexualidad..

 

¿Es la homosexualidad una enfermedad mental o un problema emocional?: No. Los psicólogos, psiquiatras y otros profesionales de la salud mental concuerdan en que la homosexualidad no es una enfermedad, un trastorno mental ni un problema emocional.

 

¿Pueden las lesbianas, los hombres gay y los bisexuales ser buenos padres?: Sí. Estudios que comparan grupos de niños criados por padres homosexuales y heterosexuales descubren que no hay diferencias en el desarrollo entre los dos grupos de niños en cuatro áreas críticas: su inteligencia, su adaptación psicológica, adaptación social y popularidad con sus amigos. También es importante darse cuenta de que la orientación sexual de un padre no indica la de sus hijos.

 

¿Por qué algunos hombres gay, lesbianas y bisexuales les comentan a otras personas sobre su orientación sexual? Porque compartir ese aspecto de sí mismos con los demás es importante para su salud mental; cuanto más positiva es la identidad gay, lesbiana o bisexual, mejor es la salud mental de una persona y mayor es su autoestima.

 

¿Por qué es importante para la sociedad estar mejor concientizada sobre la homosexualidad? Importante para que se reduzca el prejuicio antigay. La información precisa sobre la homosexualidad resulta especialmente importante para los jóvenes. Los temores de que el acceso a dicha información haga que más personas se vuelvan gay no tienen fundamento; la información sobre la homosexualidad no hace que alguien se vuelva gay ni heterosexual. fin

 

Nota: información completa en internet: “Asociación Americana de psicología homosexualidad”.

 

 

II: Homosexualidad en los escritos del Nuevo Testamento

 

Dos únicos textos en el NT donde aparece la palabra que hoy traducimos por “homosexual”:

 

Primera carta de Pablo a los Corintios 6, 9-11

 

“¿no saben que los injustos no heredarán el reino de Dios? No se dejen engañar: ni los inmorales, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los “afeminados”, ni los “homosexuales”, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los difamadores, ni los estafadores heredarán el reino de Dios”.

 

Primera carta de Pablo a Timoteo 1, 8-11

 

“Pero nosotros sabemos que la ley es buena, si uno la usa legítimamente,) reconociendo esto: que la ley no ha sido instituida para el justo, sino para los transgresores y rebeldes, para los impíos y pecadores, para los irreverentes y profanos, para los parricidas y matricidas, para los homicidas, para los inmorales, “homosexuales”, secuestradores, mentirosos, los que juran en falso, y para cualquier otra cosa que es contraria a la sana doctrina”.

 

Nota histórica: la carta a los Corintios es auténtica de Pablo de Tarso. La primera carta a Timoteo no es de Pablo, sino de algún discípulo escrita unos 50 años después.

 

Análisis lingüístico de los términos claves

 

1: Término en griego: “arsenokoitai”

 

La traducción usual de este término es “homosexual”

 

Este término no aparece en ningún escrito antes de la era cristiana. Ni en la Septuaginta (traducción del AT en griego), ni en ninguna otra traducción del AT, ni en ningún apócrifo. Esta palabra tampoco aparece en la literatura griega clásica. Por eso es muy difícil de traducir. Una hipótesis sería que el término se refiera: “a varón que comete actos censurables, posiblemente en el ámbito sexual”. Es solo una hipótesis bastante débil.

 

Históricamente la palabra “homosexualidad” nace en 1869 acuñada por un periodista húngaro” (Lings en el artículo “¿La Biblia conoce la homosexualidad? p.40 nota 1

 

En el desarrollo de la sexología se fueron acuñando los términos “heterosexual”, “homosexual” y “bisexual”. Para el varón se usó normalmente la palabra “gay” y para la mujer “lesbiana”. Estamos por lo tanto frente a una conceptualización “moderna”. No podemos interpretar conceptos bíblicos con esta terminología. El término más usado en las traducciones modernas es “homosexual”, “homosexualidad”, que ponemos entre comillas para expresar que no es un término bíblico, sino un término creado por la sexología desde el siglo IX.

 

Otro término creado con un perverso sentido homofóbico, es la traducción de “arsenokoitai” por “sodomita” (cf. Ling “Biblia y homosexualidad” p.353). Surge por primera vez en el siglo XI, creado por el fraile italiano Pedro Damián. Este término “sodomita”, “sodomía” ya tenía rango de doctrina católica en el siglo XIII. Se aplicó a todos los fenómenos en el ámbito sexual sin fines reproductivos: bestialidad, sexo oral, penetración anal y relaciones eróticas entre personas del mismo sexo. Este término tuvo un uso que entró incluso en traducciones modernas de la Biblia. Fue reemplazado con el tiempo por el término “homosexual”, “homosexualidad”, neologismo moderno (siglo XIX) que como tal no aparece en el texto original de la Biblia.

 

2: El término “malakos” se traduce erróneamente por “afeminado”.

 

En el NT aparece solo en Mt 11, 8 / Lc 7, 25 / 1Co 6, 9-11.

 

El significado más explícito aparece en los sinópticos textos citados: “Jesús se puso a hablar a la gente de Juan Bautista: “¿qué salieron a ver? ¿un hombre elegantemente vestido? Los que visten con elegancia están en los palacios de los reyes” (Mt.11, 8. Texto paralelo Lc 7, 25).

 

En griego, para “elegante”, se usa el término “malakós”. Literalmente “vestido con ropas suaves”. Jesús no dice que Juan Bautista es “afeminado”, sino que no es un hombre elegante, como esos que viven en palacios.

 

“¿no saben que los injustos no heredarán el reino de Dios?: no se dejen engañar: ni los inmorales, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los que visten ropas suaves y elegantes, ni los” homosexuales” heredarán el Reino de los cielos” (1Co 6, 9-11 )

 

La traducción “afeminados” es por lo tanto falsa y tendenciosa, no tiene nada que ver con homosexualidad. Muchos que no son homosexuales también se visten con ropas suaves. En 1 Cor 6, 9 la yuxtaposición de los términos afeminados y homosexuales, refuerza la mala traducción de “afeminados” como la de “homosexuales”. Es corriente también encontrar heterosexuales que son “afeminados” y no son homosexuales.

 

3: En la carta a los Romanos (1, 18-23) no aparecen las palabras “homosexual” y “afeminados". La carta utiliza otra terminología, que muchos interpretan erróneamente como referida a los “homosexuales”, aunque este término no aparezca en el texto.

 

El texto es largo, pero es necesario verlo en su totalidad para encontrar su sentido

 

“En efecto, la cólera de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que aprisionan la verdad con la injusticia; (1,18) pues lo que de Dios se puede conocer, está en ellos manifiesto: Dios se lo manifestó. (1,19) Porque lo invisible de Dios, desde la creación del mundo, se deja ver a la inteligencia a través de sus obras: su poder eterno y su divinidad, de forma que son inexcusables; (1, 20) habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios ni le dieron gracias, antes bien se ofuscaron en sus razonamientos y su insensato corazón se entenebreció: (1, 21) jactándose de sabios se volvieron estúpidos, (1, 22) y cambiaron la gloria del Dios incorruptible por una representación en forma de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos, de reptiles. (1, 23)

 

“Por eso Dios los entregó a las apetencias de su corazón hasta una impureza tal que deshonraron entre sí sus cuerpos; (1, 24) a ellos que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, y adoraron y sirvieron a la criatura en vez del Creador, que es bendito por los siglos. Amén. (1, 25) Por eso los entregó Dios a pasiones infames; pues sus mujeres invirtieron las relaciones naturales por otras contra la naturaleza; (1, 26) igualmente los hombres, abandonando el uso natural de la mujer, se abrasaron en deseos los unos por los otros, cometiendo la infamia de hombre con hombre, recibiendo en sí mismos el pago merecido de su extravío. (1, 27)

 

Y como no tuvieron a bien guardar el verdadero conocimiento de Dios, los entregó Dios a su mente insensata, para que hicieran lo que no conviene: (1, 28) llenos de toda injusticia, perversidad, codicia, maldad, henchidos de envidia, de homicidio, de contienda, de engaño, de malignidad, chismosos, (1:29), detractores, enemigos de Dios, ultrajadores, altaneros, fanfarrones, ingeniosos para el mal, rebeldes a sus padres, (1, 30) insensatos, desleales, desamorados, despiadados,(1, 31) los cuales, aunque conocedores del veredicto de Dios que declara dignos de muerte a los que tales cosas practican, no solamente las practican, sino que aprueban a los que las cometen” (1, 32)

 

Interpretación del texto 1, 18-32

 

Está claro que el texto se refiere a todo tipo de perversiones sociales y sexuales, pero la clave profunda para interpretar el texto es la idolatría, que resumimos en tres expresiones claves:

 

“aprisionan la verdad con la injusticia” (1,18)

“cambiaron la verdad de Dios por la mentira,

y adoraron y sirvieron a la criatura en vez del Creador “ (1, 25)

“Y como no tuvieron a bien guardar el verdadero conocimiento de Dios,

los entregó Dios a su mente insensata, para que hicieran lo que no conviene” (1, 28)

 

Todas las perversiones sociales y sexuales que se describen en este texto tienen su raíz en la idolatría, no en el ateísmo. Todas estas perversiones eran costumbres frecuentes en los palacios del Imperio Romano (como hoy en los hoteles de lujo de empresarios y políticos de alta reputación). Todos eran religiosos, creyentes en dios o en dioses, pero todos eran perversos. Se fabricaban dioses, para justificar su perversión. Reducir este texto a la “homosexualidad”, es desconocer su sentido real. Es un texto mal interpretado para desencadenar desprecio y violencia contra los homosexuales, ignorando todas las perversiones sociales y sexuales de un mundo opresor e idólatra, que dice conocer a Dios, pero que “aprisionan la verdad con la injusticia”.

 

En síntesis: el texto de la carta a los Romanos citado no se refiere a relaciones homosexuales, sino a las perversiones sociales y sexuales, cuyo origen es la idolatría. No se refiere a los cristianos, sino a los principales cortesanos de los palacios imperiales.

 

 

III: Homosexualidad en el Antiguo Testamento

 

Este tema exige un análisis bíblico riguroso, para tener textos seguros y superar manipulaciones ya consagradas contra la población homosexual.

 

Analizaremos solo los textos y temas más conocidos y mal interpretados.

 

1: Sodoma y Gomorra

 

Es el mito más conocido y utilizado por la violencia homofóbica.

 

(nota: en este apartado sigo las interpretaciones hechas por Renato Lings en su libro “Biblia y Homosexualidad”, especialmente en el capítulo “Sodoma en la Biblia” entre las páginas 153 a 180).

 

Los textos: Gén 19, 1-6 y 18, 20

 

“Los dos ángeles llegaron a Sodoma al caer la tarde, cuando Lot estaba sentado a la Puerta de Sodoma. Al verlos, Lot se levantó para recibirlos y se postró rostro en tierra,y les dijo: ‘Señores míos, les ruego que entren en la casa de su siervo y pasen en ella la noche’

 

Aún no se habían acostado, cuando los hombres de la ciudad, los hombres de Sodoma, rodearon la casa, tanto jóvenes como viejos, todo el pueblo sin excepción. Y llamaron a Lot, y le dijeron: "¿Dónde están los hombres que vinieron a ti esta noche? Sácalos para que los conozcamos.

 

Lot salió a la entrada y dijo: por favor no hagan con ellos esta maldad.”

 

“Entonces el Yahvé hizo llover azufre y fuego sobre Sodoma y Gomorra. El destruyó aquellas ciudades y todo el valle y todos los habitantes de las ciudades y todo lo que crecía en la tierra”.

 

Ya antes, en Gén 18, 20 leemos:

 

Yahve dijo: "El clamor de Sodoma y Gomorra ciertamente es grande, y su pecado es sumamente grave.

 

La interpretación tradicional es que todos los habitantes de la ciudad abusaron sexualmente de los dos hombres huéspedes de Lot. Este le había pedido que no hicieran esta maldad. También se dijo en el capítulo anterior que el pecado de Sodoma y Gomorra era demasiado grande.

 

Esta interpretación se basa en la traducción del verbo “conocer” como un acto sexual. Así aparece en Génesis 4, 1: “ Adam conoció a su mujer que concibió y dio a luz a Cain”. La conclusión es que todo el pueblo de Sodoma abusó sexualmente de los dos hombres huéspedes de Lot.

 

Esta traducción es ambigua, pues si bien “conocer” tiene un significado sexual, este sentido es insignificante en todo el AT.

 

Surge entonces la pregunta:

 

¿Cuál fue entonces el pecado de Sodoma?

 

En la tradición profética se menciona muchas veces la situación de Sodoma y Gomorra, pero casi todas no tienen una referencia a un pecado de tipo sexual, mucho menos de un pecado homeoerótico (amor entre dos varones).Cuando hay menciones a perversiones sexuales se refieren casi siempre a la “prostitución” y al “adulterio”, dentro del ámbito de relaciones heterosexuales (relación varón-mujer) al margen del matrimonio.

 

La tradición referente a Sodoma y Gomorra en la tradición profética del AT tiene varias connotaciones:

 

El castigo de estas dos ciudades como ejemplo o símbolo de una destrucción y desolación espantosa. El pecado de estas ciudades fue fundamentalmente el orgullo y la arrogancia, la apostasía y la idolatría, la corrupción y la opresión.

 

Como ejemplo puede leer Isaías 1, 10-16 / Ezequiel 16, 56-57.

 

Un texto paradigmático es Ezequiel 1, 49-50:

 

“Este fue el crimen de tu hermana Sodoma: orgullo, voracidad, indolencia de la vida holgada de ella y sus hijas. No socorrieron al pobre y al indigente. Se orgullecieron y cometieron abominaciones ante mi. Por eso, las hice desaparecer”.

 

En el NT el nombre de Sodoma aparece 9 veces. Jesús anuncia, por ejemplo, que Cafarnaúm, donde Jesús hizo tantos milagros, tendrá un castigo más duro que Somorra (Mt.11, 24). Otro ejemplo tomado de Pablo en su carta a los romanos citando a Isaías: “si el Señor de los ejércitos no nos hubiera dejado una descendencia habríamos venido a ser como Sodoma, semejante a Gomorra” (Rom 9, 29.)

 

Entonces queda claro cuál fue el pecado de Sodoma:

 

se relaciona con una situación social, política y teológica, caracterizada por graves problemas de politeísmo y de injusticia. Las víctimas de Sodoma son los oprimidos y desfavorecidos. El pecado de Sodoma es su falta de hospitalidad y acogida. No hay una connotación sexual, menos aun una connotación homosexual.

 

En el NT aparece “Sodoma” en relación a un pecado supuestamente sexual en las cartas de Judas v.7 y de 2 Pedro 2, 6-10ª. Son los escritos más tardíos del NT, pseudoepigráficos (no escritos por los apóstoles Judas o Pedro), y yo diría que son casi “apócrifos”. En la carta de Judas se dice que Sodoma y Gomorra fornicaron por comer una “carne diferente”. Se refiere a carne que no era humana, sino carne de “ángeles”. En la carta de Pedro se dice que Dios destruirá a Sodoma y Gomorra, porque se dejaron arrastrar por apetencias impuras, que no se especifican. Se rompe en estas cartas la tradición profética que ve el pecado de estas ciudades en el orgullo, la arrogancia, la idolatría, la corrupción y la opresión.

 

2: Textos en el libro bíblico llamado Levítico: 18, 22 y 20, 13

 

Ahora veremos un texto difícil de interpretar, por la manipulación que se ha hecho del texto ya antes de leerlo. Esta orientación ya dada hace difícil una interpretación nueva con un sentido diferente.

 

Traducción literal de los textos:

 

Lev 18, 22: “No te acostarás con varón como con mujer: es una abominación”

 

Lev 20, 13: “Si alguien se acuesta con varón como los que se acuestan con mujer, los dos han cometido abominación; ciertamente han de morir.”

 

Este segundo texto es casi igual al anterior, solo agrega que es una abominación con pena de muerte.

 

Los dos textos están aislados en el libro de Levítico y no aparecen en ningún otro lugar de la Biblia y en ninguna otra literatura. El texto, a primera vista, es corto y tajante, como si fuera un hecho que todos entienden sin problema, pero la realidad es que su interpretación lingüística es extremadamente difícil y las opiniones son muy diversas.

 

Estos dos textos son insignificantes dentro de la sobreabundancia de otras prescripciones del libro Levítico. El primer texto que citamos (18, 22) es una de las 20 normas acerca de la unión conyugal contenidas en todo el capítulo 18. El segundo texto (20, 13), es una de las 14 faltas contra la familia, contenidas en el capítulo 20.

 

En la actualidad se ha hecho una “Lectura crítico-antropológica del Levítico bíblico” (véase artículo de Nacy Cardoso en el libro ”Teorías y teologías: estar en otro lugar” (San José, C.R. editorial DEI 2013). El Levítico es un libro marcado por “la tradición sacerdotal judía que encierra la propuesta de organizar toda la vida y sus redes a partir del altar, el sacrificio y el sacerdocio” (p.181). “El Levítico, sin crítica y sin mediaciones, pasa a formar parte del circo de horrores de la teología retributiva y patriarcal sin cuerpo, contra el cuerpo y a pesar del cuerpo” (p.182). “Los usos y prejuicios de la lectura del Levítico…han venido a reforzar el poder de la Iglesia patriarcal, elitista y homofóbica del cristianismo occidental, que reivindica para si el papel guardián de una pretendida heterosexualidad normativa y universal” (p.179). Este es el campo semántico para interpretar los dos versículos citados.

 

El Levítico se dirige a varones judíos, con la intención concreta de reconstruir la frontera entre lo masculino y lo femenino. Sigue la tradición sacerdotal de poner todo en su lugar. El varón que se acuesta con otro varón, revela la dominación masculina de la sexualidad, que elimina la identidad de la mujer como mujer. La atención del autor no está centrado en lo que hoy llamamos “homosexualidad”, sino en la ruptura del “orden natural”. En la relación sexual entre varones, uno hace natural su condición de varón, y el otro varón se desnaturaliza como varón y se “rebaja” a la condición de mujer.

 

El sentido del texto no es el “homo-erotismo” (erotismo entre iguales), sino la “des-naturalización” del varón como varón y la “des-naturalización” de la mujer como mujer. La obsesión del autor del texto no es el “homo-erotismo” (relación erótica entre iguales), sino la “ruptura del orden natural” entre varón y mujer.

 

La palabra “homo” no significa “hombre”, sino “igual” o “semejante.

 

Cuando usamos el término “homo-sexualidad” nos referimos a la identidad de la relación sexual, sin especificar la diversidad de género. Cuando usamos el término “homo-erotismo”, nos estamos refiriendo a la identidad de la relación erótica, sin especificar la diversidad posible de todas las manifestaciones eróticas. El “erotismo” se refiere a una relación amorosa, que puede tener muchas maneras de manifestarse: atracción, cariño, amor, que puede o no incluir una relación sexual.

 

Síntesis y conclusión sobre los textos del Levítico

 

En los dos textos citados del Levítico lo más significativo es el “homo-erotismo” y no la “homo-sexualidad”. El “erotismo” genérico entre dos varones, o el “erotismo” ya específico entre un varón con otro varón como con mujer” no incluye ni se reduce necesariamente al acto sexual. Una relación erótica tiene una dimensión ilimitada. En la ética griega tradicional se distinguía entre “eros” y “ágape”. Lo esencial del “eros” era la atracción hacia otro determinado por lo que ese otro era. El “ágape” era un amor gratuito que no dependía de la naturaleza o condición del otro.

 

El amor entre un varón y otro varón, o el amor de un varón con otro varón como si fuera mujer, puede ser un amor erótico o un amor de ágape. Es decir, un amor al otro por lo que ese otro es, a un amor gratuito, no determinado por lo que el otro es o no es.

 

Los textos citados del Levítico, interpretados en el marco sacerdotal, siempre serán valorados negativamente. En el contexto actual pueden ser interpretados en una perspectiva positiva, que valora el amor de un varón por otro varón, determinado por la identidad de género del otro, o un amor gratuito de un varón con otro varón, independiente de la condición de género del otro. En los dos casos puede haber una relación éticamente positiva. La relación entre varones es positiva, más allá de la distinción entre “eros” y “agape”.

 

Bibliografía:

 

Renato Lings K: “Biblia y Homosexualidad. ¿Se equivocaron los traductores?” San José, Costa Rica (Editorial SEBILA), 2011, 394 pp.

 

Renato Lings K. “¿La Biblia conoce la homosexualidad? Revista Pasos (DEI) 151,abril-junio 2011, San José, Costa Rica, pp. 40-48

 

Nancy Cardoso Pereira: “Corpora fluida: contaminación y peligro en el imaginario religioso. Lectura crítico antropológica del Levítico bíblico” En: “Teorías queer y teologías: estar…en otro lugar”. Genilma Boeler y otros editores. San José, Costa Rica (DEI), 2013, p 175-190.

 

Pablo Richard, Yadira Bonilla y Orlando Navarro: “Ellas y ellos hablan, en la calle y en el Hogar de la Esperanza. Testimonios y reflexiones”. San José, Costa Rica (Humanitas y DEI), 129 pp. 2014 segunda edición. Fin.

 

- Pablo Richard

San José, Costa Rica, redacción final mayo 2015

e-mail: pablorichardg@yahoo.com

https://www.alainet.org/es/articulo/169467?language=en
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