Un pueblo listo para la beatificación de Romero

22/05/2015
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El futuro beato era conocido como “la voz de los sin voz”; sus homilías domingo a domingo se habían convertido en espacios de denuncias

 

La Iglesia Católica y el gobierno salvadoreño han anunciado que todo está listo para la beatificación de Monseñor Oscar Arnulfo Romero el próximo 23 de mayo. Esperan que para tan magno evento se concentren más de 300.000 personas, tanto nacionales como extranjeros.

 

 La Plaza Divino Salvador del Mundo fue la escogida para realizar el acto central, en esa zona solo 6.000 personas podrán estar, son los invitados especiales de la Iglesia. El resto de participantes se podrán organizar en los alrededores de la plaza, donde habrá pantallas gigantes para que nadie se pierda ningún  detalle.

 

La ceremonia oficial será presidida por el enviado especial del papa Francisco y del Vaticano, el cardenal italiano Angelo Amato, Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, quien tendrá a su cargo la homilía de beatificación del ya popularmente conocido como "San Romero de América", destacado defensor de los pobres y de las víctimas de violaciones a los derechos humanos en la década de 1970, en El Salvador.

 

Amato ya arribó a El Salvador y aseveró que  “el motivo de mi presencia es el reconocimiento solemne por la ceremonia de beatificación de la calidad heroica, de la fe profunda, de la esperanza viva de Monseñor Romero, hijo y pastor de esta tierra, auténtico testigo del Evangelio", dijo el cardenal Amato a su llegada a El Salvador.

 

Por su parte, Sánchez Cerén, ha señalado Monseñor Romero como una  figura de fe, esperanza, lucha por la justicia y la igualdad, convirtiéndose a través de su beatificación en el más universal de los salvadoreños.

 

Fue el pasado 9 de enero que  la Congregación para las Causas de los Santos reconoció por unanimidad que Monseñor Romero fue asesinado por odio a la Fe cuando celebraba una misa el 24 de marzo 1980. Posteriormente, el 3 de febrero de este año el Papa Francisco firmó el decreto que reconoce el martirio del obispo salvadoreño. El 11 de marzo, Monseñor Vincenzo Paglia, Postulador de canonización de Monseñor Romero, visitó El Salvador y anunció oficialmente la fecha designada por el Papa Francisco, para la beatificación.

 

Desde que fue anunciada diversas han sido las acciones ejecutadas por la Iglesia Católica y el Gobierno para garantizar que el próximo 23 de mayo todo esté listo y que haya seguridad.

 

En ocasión anterior Hato Hasbún, comisionado para Asuntos de Seguridad de la Presidencia,  será el gobierno el que asumirá la seguridad de todo el evento. Serán ellos los que brinden seguridad a personalidades  que asistan a la beatificación. “Todo el comité cívico está en emergencia”, declaró el funcionario gubernamental.

 

Se calcula que unos 2.000 policías y 45.000 socorristas voluntarios resguardarán la seguridad de la ceremonia de beatificación de Romero. "Está listo el plan de seguridad que se implementará desde un día antes y durante la beatificación”, declaró a la prensa nacional y extranjera el director de la Policía Nacional Civil (PNC), comisionado Mauricio Ramírez Landaverde.

 

Por su parte, el ministro de Gobernación, Arístides Valencia manifestó que Protección Civil implementará un operativo de seguridad con personal de la Cruz Roja, Comandos de Salvamento, la Fuerza Armada, Ministerio de Salud y Cuerpo de Bomberos, a fin de resguardar y auxiliar a los participantes en caso de necesidades.

 

Monseñor Rafael Urrutia aseveró que más de 1.200 sacerdotes participarán en el evento. Además de 200 obispos, provenientes de Centroamérica y de otras partes del mundo. Además participarán los cardenales, Jaime Ortega, de Cuba; Leopoldo Brenes, de Nicaragua; José Luis Lacunza, de Panamá; Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga, Honduras, y el Cardenal Angelo Amato, que viene en calidad de Jefe de Estado que representación del Papa, para la beatificación.

 

Igualmente, unas 6.000 personas, entre ellas 1.500 pobres de diversas comunidades y parroquias, el clero local, los mandatarios visitantes y funcionarios del gobierno, serán ubicados en la plaza como invitados especiales. En las calles aledañas han sido instaladas pantallas gigantes para que todos puedan ver y escuchar la magna  ceremonia.

 

Entre las discordancias acontecidas en la preparación de la ceremonia estuvo la decisión de la iglesia de llamar a un grupo de los invitados especiales a la ceremonia “pobres”, palabra que para muchos tiene un tajo despectivo y no es la apropiada, pese a que la iglesia aseguró que no es con ninguna intención peyorativa, tuvo a bien cambiar el nombre de la categoría a “pastoral social”.

 

Sobre su vida y su muerte

 

Oscar Arnulfo Romero y Galdámez, nació el 15 de agosto de 1917 en la pobre Ciudad Barrios de la provincia de San Miguel, al oriente de San Salvador, fue asesinado por un escuadrón de la muerte de ultraderecha, el 24 de marzo de 1980, cuando oficiaba una misa de recordación de una difunta.

 

Una bala certera y explosiva, calibre 22, le destrozó el corazón; el disparo lo hizo un francotirador contratado por el escuadrón de la muerte que comandaba el ya fallecido mayor Roberto D´Aubuisson, según consta en la investigación de la Comisión de la Verdad, auspiciada por Naciones Unidas (ONU), en 1993. D´Aubuisson fundó en 1983 el partido Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), que fue partido de gobierno entre 1989 y 2009.

 

El caso de Romero, como el de muchos otros asesinado en la guerra, sigue en la impunidad gracias a  la Ley de Amnistía promulgada en 1993, ya que la justicia salvadoreña quedó atada para procesar a los señalados por la Comisión de la Verdad.

 

La comisión, presidida por el expresidente colombiano Belisario Betancur, dio a conocer en marzo de 1993 el llamado Informe de la Verdad. Éste concluyó que "el exmayor Roberto D'Aubuisson dio la orden de asesinar al arzobispo" e instruyó a los miembros de su entorno, que actuaron como "escuadrón de la muerte" para que organizaran y supervisaran la ejecución del asesinato.

 

También el documento concluye que los excapitanes Álvaro Saravia y Eduardo Ávila "tuvieron una participación activa" en la planificación del asesinato, así como Fernando Sagrera y Mario Molina.

 

El motorista de Saravia, Antonio Amado Garay, fue quien condujo al francotirador a la capilla de la Divina Providencia, donde Romero oficiaba una misa. Romero presidía la eucaristía cuando el francotirador le disparó una bala calibre 22 que le destrozó el corazón. Del francotirador no se conoce identidad, pero el informe dice que fue pagado por Walter Antonio "Musa" Álvarez y por Saravia, que era la "mano derecha" de D'Aubuisson.

 

Romero sabía de las amenazas, según consta en el Informe de la Verdad ya que también se indica que el Vaticano envió al Nuncio Apostólico en Costa Rica, Monseñor Lajos Kada, para ofrecerle a Romero un traslado o permiso fuera del país, a lo cual el arzobispo respondió: "Venga lo que venga, yo me quedo con mi gente", dijo, según testimonio de Santos Gaspar Romero, el hermano menor del mártir.

 

El futuro beato era conocido como “la voz de los sin voz”; sus homilías domingo a domingo se habían convertido en espacios de denuncias acerca de la grave violación a los derechos humanos que practicaban las fuerzas oficiales y las guerrillas insurgentes.

 

http://www.contrapunto.com.sv/sociedad/derechos-humanos/un-pueblo-listo-para-la-beatificacion-de-romero

https://www.alainet.org/es/articulo/169821
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