De marzo a octubre de 1984, en el segundo año de gobierno de Miguel de la Madrid, el Centro de Estudios del Movimiento Obrero y Socialista que presidía Arnoldo Martínez Verdugo, organizó el análisis de la colección La clase obrera en la historia de México, obra del Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad Nacional y Siglo Veintiuno Editores, coordinada por Pablo González Casanova y que consta de 17 pequeños libros por su tamaño no por la calidad de la investigación que cada uno contenía, y de los cuales sus autores, el CEMOS e invitados analizaron 12.

El volumen 15, El futuro inmediato, es de la autoría de Manuel Camacho, fallecido el viernes 5, y fue analizado por Rafael Cordera Campos quien murió en noviembre de 2010 y hermano de Rolando, y en representación del autor que entonces despachaba como secretario de Desarrollo Urbano y Ecología, quien previa disculpa con este escribidor, entonces coordinador editorial del CEMOS, envió en su representación a Alejandra Moreno Toscano, la que desde antes fue su brazo derecho.

Por cierto, la colección referida la abre Enrique Florescano, esposo de la doctora Alejandra, con el volumen De la Colonia al Imperio, la que comentó Rafael Carrillo Azpeitia, secretario general del PCM de 1924 a 1929, y también prologuista de Julio Rosovski. De Ucrania al comunismo mexicano, una antología que elaboré a marchas forzadas en marzo de 1986 por encargo del director del Centro de Estudios y que nunca publicó.

En El futuro inmediato Víctor Manuel plantea tesis que guiaron su quehacer en el salinismo, en su ruptura con este gobierno absolutista que provenía de un partido “prácticamente único” (Carlos Salinas dixit) y en el Partido Centro Democrático –con el que Marcelo Ebrard declinó a la candidatura a la Jefatura de Gobierno, con una intención de voto del 2 por ciento, a favor de Andrés Manuel López Obrador y con ello ganó la Secretaría de Seguridad Pública capitalina y hasta aspiró a vivir en Los Pinos–, que como aliado del Partido de la Revolución Democrática y asesor principal de AMLO en 2006.

Camacho Solís postulaba, por ejemplo, que “México carecería de futuro si no logra fortalecer a la sociedad, incluso en sus propias contradicciones”. También que “El mismo Estado, si ha de fortalecer su autonomía, requiere de la existencia de una estructura social y de una sociedad política participante”. Autonomía que ciertamente no auspició, o no es posible documentarla, en el sexenio que más y mejor desmantelaron al Estado.

Además de que “las opciones estratégicas del centro son la alternativa inmediata que tiene el país frente a una dictadura siempre posible de implantarse en México”. No es extraño que hasta 1984 el librito contara con tres ediciones. Es de lectura obligada si alguien desea conocer más el pensamiento del extraordinario negociador del gran conflicto poselectoral de 1988 –que tanto desesperaba a algunos salinistas porque hacía “demasiadas concesiones” y Cuauhtémoc Cárdenas y otros líderes del Frente Democrático Nacional cada día “exigían más”–, como del alzamiento zapatista del 1 de enero de 1994 y con Luis Donaldo Colosio pactó la Secretaría de Gobernación e impulsar un régimen de centro democrático, a cambio de apoyar al sonorense de Magdalena de Kino. Era el 22 de marzo de 1994 y al día siguiente Luis Donaldo fue víctima de un “asesino solitario” que leyó extraordinariamente bien la nueva coyuntura política.

Releer a Camacho Solís es rendirle el mejor homenaje, más allá de los micrófonos y las fotos. Sin duda, el que organizó el Senado es de gran valor institucional.

Allí fue donde el 17 de julio de 2014 advirtió que “la reforma energética llevaría al país al desastre”. Luego se detuvo, guardó silencio unos segundos para decir: “Disculpen, es que he tenido algún padecimiento y he estado tomando una medicina y, de repente, pues se me complica un poco”. Y pronosticó: “No pasará mucho tiempo, con seguridad antes de 2018, para que algunos se pregunten quién engañó a quién”. Y 323 días después Camacho, volvió a Insurgentes y Reforma para recibir un homenaje de Estado.

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