Conversación con el pensador francés Guy Aznar

22/06/2015
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Conocí personalmente a Guy Aznar (1) a comienzos de la década de los 90, cuando vino a Montreal para participar en una reunión de sociólogos, pero ya sabía quién era por sus pertinentes análisis sobre los efectos de la automatización y la informática en el empleo, y sus ideas sobre la necesidad de formular políticas de trabajo para “todos a medio tiempo”, o sea una política de reducción del tiempo de trabajo asalariado para que haya empleos para todos los que quieren trabajar. La reducción del tiempo de trabajo sería acompañada de una equivalente reducción del salario, que a su vez se vería compensada  por un “segundo cheque”, proveniente de la redistribución de la productividad de la sociedad. Y del “tiempo libre” convertido en “ocio creativo” vendría un posible tercer ingreso, por la autoproducción, por ejemplo.

 

En el prefacio al libro de Aznar titulado “Trabajar menos para trabajar todos” (2), el filósofo André Gorz enfatizaba en 1993 que el análisis de Aznar era “auténticamente político”, y que la redistribución de un tiempo que la productividad ha liberado del trabajo, de un ‘tiempo nuevo’ que cada uno(a)  podrá ‘sustraer al sistema’, disponible ‘para mil y una actividades autodeterminadas’ (no es) sueño ni irrealismo, sino más bien lo contrario, ya que el economista John M. Keynes pronosticaba –en su “Carta a mis nietos” de los años 30-, que en pocas décadas se podría reducir la semana laboral a 15 horas.

 

En el fondo, de lo se trataba en esas ideas que fueron debatidas en Francia y otros países a partir de finales de los años 60 del siglo pasado, era cómo mantener o crear –en una sociedad capitalista donde la automatización comenzaba a expulsar masivamente a los trabajadores de la producción y del vinculo social-, la incorporación de los individuos, mediante el trabajo y la participación ciudadana, en una sociedad que comenzaba a “desagregarse” por el desempleo, o como dijo Guy Aznar en 1991, la necesidad de luchar por el trabajo se explica porque es “un factor de realización personal y también un medio de socialización”, enfatizando que “dar subsidios a las personas sin empleos es una manera de despreciarlos. Se los convierte en asistidos y se refuerza su separación de la sociedad. Todo el mundo sabe que el RMI (Ingreso mínimo de inserción, en vigor en Francia) es corrientemente un ingreso mínimo de exclusión. Los desempleados quieren un empleo, no una limosna!” (3).

 

Lo que en ese entonces no conocía de Guy Aznar eran los aportes que desde mucho antes, y todavía ahora, hizo en materia de “pensamiento creador”, como en CR ÉA  France y otras instituciones (4). Y es así que después de tantos años lo localicé y retomé contacto, y este es el resumen de una larga conversación que giró sobre ambos sujetos: el pensamiento creador, y una sociedad sin desempleo, o sea cómo vivir a tres tiempos.

 

Alberto Rabilotta (AR): Guy, yo lo conocí por sus reflexiones y escritos sobre cómo enfrentar el creciente desempleo provocado por la robotización y la informática, y cuando traté de localizarlo para retomar el diálogo sobre ese tema me encuentro que había fundado CR ÉA, y que en los últimos años se dedicó a formular y difundir la metodología para generar un “pensamiento creativo” destinado a grupos o empresas en búsqueda de nuevas ideas, ¿pero pueden también serlo para grupos sociales, para incluso organizaciones políticas?.

 

Guy Aznar (GA): Por supuesto, ya hicimos investigaciones en el terreno social, para la formación del empleo. Es el mismo procedimiento mental donde se toma un problema, se parte a lo imaginario, se lo imagina, un proceso similar al de la creación. Ya fue utilizado en la política, porque es un proceso general.

 

AR: Leyendo la explicación del proceso de creatividad (4) encontré algo que pensaba, sobre las restricciones al pensamiento que impone la “disciplina social”, el adoctrinamiento constante al que estamos sujetos por los concentrados medios de prensa, el hermetismo académico y en general el sistema de dominación cultural que, entre otras variables, dificultan el análisis de una realidad cada vez más compleja.

 

GA: Estoy de acuerdo, todos tenemos dificultades () Actualmente en Francia, por ejemplo, uno encuentra dos categorías de personas: los que piensan de manera muy abstracta e ideológica, y aquellos que no pueden salir de lo concreto, que tienden a marginarse socialmente porque quieren ganar mucho dinero rápidamente o buscan sobrevivir. ¿Tu lees Le Monde?...

 

AR: No, prefiero mantener mi salud mental…

 

GA: Bueno, en Le Monde publican muy seguido “discursos” ideológicos, teóricos, que a veces se van por las ramas, y por el otro lado en la vida concreta muchos jóvenes tienden a ser pragmáticos, a veces no buscan ganar dinero y prefieren vivir de las subvenciones sociales. No están contentos pero prefieren vivir así… Hay quienes critican que se pagan muchos impuestos y exigen más ayudas y subvenciones. Hay una falta de realismo…

 

AR: ¿No es eso el producto de los cambios radicales que han tenido lugar en la sociedad en las últimas décadas, de la pérdida de solidaridad entre los mismos trabajadores que viene con el desempleo, la precariedad del empleo?

 

GA: Ahora el que se ocupa de solucionar los problemas es el Estado, con subsidios y prestaciones sociales. La responsabilidad ya no recae  en los adultos de la familia o la sociedad, sino sobre el Estado, y por ello es más abstracta y despersonalizada. Y más ayudas se reciben mayor es la dependencia, lo que asimismo aumenta la agresividad contra quienes nos vuelven dependientes y nos hacen perder nuestra autonomía. Es un grave error crear este tipo de dependencia porque lleva a buscar soluciones sobre cómo ganar dinero, o no incita a los individuos a buscar soluciones, a buscar un trabajo. Yo siempre estuve en contra de este tipo de sistemas, incluyendo el “ingreso garantizado” sin contrapartida. Por eso mismo buscamos con (André) Gorz otras alternativas, como que todo el mundo trabaje. Pero para que eso sea realista hay que compensar los salarios. Sicológicamente, el hecho de trabajar genera un sentimiento de autonomía, y de participación social. O sea que se recibe una compensación y en contrapartida se trabaja. Actualmente en Francia hay solo dos opciones: depender de los subsidios y prestaciones, o vivir bajo las reglas del capitalismo salvaje, lo que es un gran defecto.

 

AR: El caso de Puerto Rico, como analizaba un compañero cubano en los 80, es ilustrativo de lo nefasto que son las políticas asistencialistas, de que una parte del pueblo, y ahora en particular la juventud, viva bajo una dependencia como el subsidio al desempleo… La voluntad social es aniquilada por ese asistencialismo.

 

GA: Si, elimina la energía individual, el contacto y la relación social. Además, este asistencialismo en general no es suficiente para vivir, lo que crea descontento  y un estado de lamentación, de agresividad en los individuos.

 

AR: Eso es bien visible en gran parte de la población aborigen en Canadá, los amerindios que viven en reservas y reciben una asistencia insuficiente para vivir y que al mismo tiempo les crea problemas sicológicos, una pérdida de autoestima que a veces lleva al suicidio. Y, justamente, estuve leyendo el texto que Usted desempolvó para enviarme y que fue publicado hace 20 años, “!Imaginemos una sociedad sin desempleo, o vivir a tres tiempos¡”, de las “tres fuentes de ingreso” –salario por trabajo y relacionado al tiempo pasado en el sistema productivo; ingreso social relacionado con la productividad de la sociedad y el crecimiento; y el ingreso relacionado al tiempo libre, a la autoproducción-, que desgraciadamente nunca fue digitalizado y no es consultable vía Internet, y que empero es de una actualidad increíble en el contexto de las sociedad de los países avanzados que sufren un alto desempleo, particularmente entre los jóvenes y los mayores de 50 años, y esto bajo políticas de austeridad que favorecen a las finanzas y agravan las economías reales, y Usted muestra que hay varias maneras de “conectar” una solución…

 

GA: La idea en ese texto era la de decir “nada es perfecto, pero cada cosa tiene una cualidad”. El capitalismo, en cierta medida, implica una relación con la economía; la compensación social está bien, y la tercera parte es introducir el desarrollo personal, un poco la anarquía de lo que cada uno puede hacer. Lo que se desarrolla actualmente entre los jóvenes con la práctica de compartir, sea la habitación o el automóvil, o sea una parte autónoma.

 

En ese aspecto la idea de tener “tres fuentes de ingreso” corresponde a la idea de una sociedad donde puedan cohabitar tres filosofías que tienen sus virtudes y defectos, que grosso modo podríamos definir como la del capitalismo –tener un trabajo asalariado de tiempo reducido-, el socialismo -redistribución social de la riqueza-, y el anarquismo, o sea actuar de manera autónoma, si es posible para inventar una nueva sociedad y no solo para evadir al fisco como es frecuente entre los marginados de esta sociedad.

 

AR: A mí me parece una buena proposición, y bien realista para una etapa de transición en busca de otro sistema en los países del capitalismo avanzado, porque el actual va hacia un colapso y en estos países hay las condiciones materiales para llevarla a cabo. Y aunque no exista la voluntad ni se vean en el horizonte las condiciones políticas para eso, llegará un momento en que frente al peligro de la explosión social una transición de este tipo puede ser posible… Pero una autonomía responsable socialmente no es algo que exista…

 

GA: Podemos decir que el objetivo político o filosófico es el de desarrollar el sentido de la autonomía, tanto para su vida personal como en lo social. El verdadero objetivo es no ser dependiente y ser autónomo. Pero actualmente este tema no es discutido, no se ven libros o artículos que lo traten.

 

AR: Es evidente que estamos en la etapa de la decadencia del capitalismo y urge pensar en la transición hacia el pos-capitalismo…

 

GA: Vivimos en una época de mutación.

 

AR: Y la propuesta de las “tres fuentes de ingresos” puede ser, en los países más desarrollados al menos, una fase de transición  ¿Lo ve así?

 

GA: Si. Debo decir que me desalenté con el tiempo, porque en una época todo esto era considerado con muy utópico, y dejé de trabajar esas ideas. La cuestión que podemos plantearnos es cómo presentar, cómo comunicar esta reflexión.

 

AR: Pero estamos de acuerdo en que es el momento de intervenir para rebatir el pensamiento dominante que sostiene que la economía es todo, está por encima de todo, y que la sociedad no importa, es algo secundario. Y retomar la idea de que la sociedad es lo importante y que la economía debe quedar subordinada a la sociedad. No le parece que tenemos que ir hacia una visión global, en la cual la sociedad ocupe el espacio que debe ocupar…

 

GA: Si, pero hay que volver a entusiasmarse y encontrar la manera de presentar esas ideas de una forma y en un formato adecuado para la nueva generación, que me dices no lee muchos libros porque está muy atada a los medios audiovisuales. Tenemos que pensar y trabajar en eso, no es cierto…

 

AR: Muy cierto…

 

 

 

1.- https://fr.wikipedia.org/wiki/Guy_Aznar

 

2.- Guy Aznar, “Travailler moins pour travailler tous. 20 propositions ». Prefacio de André Gorz, editorial Syros, 1993.

 

3.- Chômage et partage du travail (Conferencia de noviembre de 1991)  http://www.lalibertedelesprit.org/spip.php?article133

 

4.- Ver:  http://www.creativite-conseils.com/ (correo: guyaznar@creativite-conseils.com) ; http://crea-france.fr/ ; http://gerflint.fr/Base/Europe4/aznar.pdf  y http://crea-france.fr/wp-content/uploads/2014/04/La-cre%CC%81ativite%CC%81-De%CC%81finitions-19-03-Guy-Aznar.pdf

 

 

https://www.alainet.org/es/articulo/170555
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