#TeCuentoFrancisco

13/07/2015
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El sacerdote dominico Henri Dominique Lacordaire en sus Conférences de Notre-Dame que tuvieron gran éxito y específicamente en la conferencia 52 del año 1848, aborda la cuestión de las libertades formales y reales: “Preguntad al obrero si es libre de marcharse del trabajo la madrugada del día en que debería descansar (…) Preguntad a esos seres marchitos que pueblan las ciudades industriales si son libres de salvar su alma aliviando su cuerpo. Preguntad a la multitud de víctimas de la avaricia personal y de la avaricia de un patrón si son libres de ser mejores”.

 

Y concluye con esta frase, que se hizo famosa: “Entre el fuerte y el débil, entre el rico y el pobre, entre el amo y el criado, la libertad es lo que oprime, y la ley lo que libera”. La libertad que reclaman para sí los ricos y los más fuertes, es una manera de aumentar su poder en la sociedad. Por lo tanto, como lo han planteado muchos pensadores religiosos, es preciso poner límite al libre albedrío humano a través de leyes que promuevan la justicia social.

 

Una de las características de los neoliberales es la utilización interesada de valores abstractos como el de la libertad, despojándola de toda relación social, económica y política, volviéndola una abstracción metafísica.

 

Ya en el campo de la jurisprudencia, pensadores como Alain Supior señalaban que “La ley hace de todos nosotros sujetos de derecho”; Lacordaire también lo veía claro, cuando daba prioridad a ley respecto de la libertad: olvidar la ley deja el campo libre al poder arbitrario. Ejemplos prácticos muchos, en los últimos días los ciudadanos hemos descubierto que el “poderoso” líder local Nebot, simplemente escamoteaba el pago de sus impuestos que su ‘situación acomodada’ le obligaba, además de usar los ‘viejos trucos’ para asegurar su riqueza fuera del control de la ley.

 

En el capitalismo actual, el afán de enriquecimiento desmedido ha llegado a tal nivel, que como lo ha señalado el Papa Francisco, no se reflexiona seriamente sobre las consecuencias que esa forma de producir provoca a nuestra ‘Casa Común’, amenazando la existencia de la civilización humana. Simplemente los neoliberales creen como Margaret Thatcher que “La sociedad no existe”.

 

La libertad que tienen las gallinas de atacar al zorro es una broma, porque no pueden hacerlo, en cambio el zorro tiene absoluta libertad de hacerlo, porque es el más fuerte. El pueblo soberano, mediante las leyes dicta el derecho a restringir la libertad de todos, ya que lo contrario se convierte en una amenaza para todos. La ley limita el absurdo de la condición humana y la tiranía de los individuos, cuando es obstáculo para una vida en común satisfactoria. Sin constitución y sin leyes reinaría la anarquía total.

 

La intervención del Estado, y lo que califican como ‘despilfarro fiscal’, que no es del agrado de los neoliberales, siempre y cuando no sea para salvatajes bancarios, sucretizaciones, etcétera; permite una reglamentación adecuada que garantiza equilibrio de la vida en común por medio de la redistribución de la riqueza. El poder político debe limitar el poder económico de los grandes poderes fácticos. La libertad absoluta de los individuos no es un fin deseable, porque como debería ser en las sociedades, estas deben reglamentarse para organizar el Buen Vivir.

 

Dos proyectos de leyes que van a permitir una mejor distribución de la riqueza han sido el pretexto para por vías non sanctas determinados grupos económicos y políticos, regresarnos a un neoliberalismo que las mayorías recuerdan con desprecio.

 

La oposición subversiva y antidemocrática ha quemado gran parte de sus naves (están identificados sus principales cabezas y su estrategia claramente comprendida puede ser enfrentada con cabeza fría e imaginación), no existe en el país ningún tipo de convulsión social como un diario extranjero de manera muy mal intencionada tituló su portada a propósito de la llegada de Francisco. Unos cuantos cientos que protestan con todo el derecho que les asiste, siempre y cuando lo hagan pacíficamente, no representan la voluntad general de un pueblo.

 

Lo que existe, desde hace algún tiempo, es simplemente una errada gestión política del frente político del gobierno de la Revolución Ciudadana que se manifiesta, entre otros aspectos, en haberse olvidado de la organización, movilización y debate social que permitan potenciar las prácticas participativas y retomar el camino político-programático para seguir liderando la agenda de transformación social y política. ¿Hará los cambios pertinentes y realmente efectivos el @MashiRafael? ¿Hasta cuándo van a seguir perdiendo el tiempo político? ¿No se procesa las lecciones recibidas?

 

No estamos frente al fin del proceso político, como analistas y periodistas interesados han manifestado, es posible recuperar la iniciativa política, pero siempre y cuando dejemos de pensar en Alianza PAIS que se hace organización social y política a través del WhastApp.

 

9 de julio del 2015

 

- Mario Ramos es Director  Centro Andino de Estudios Estratégicos

https://www.alainet.org/es/articulo/171073
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