A la congresista Rosa Mavila (Acción Popular - Frente Amplio) le ha tocado estar al frente de la comisión investigadora de los presuntos vínculos del narcotráfico con la política, que es vista con malos ojos por los congresistas de todas las bancadas (casi sin excepción), y tuvo que hacer frente al desinterés de gran parte de los miembros de ese grupo y a las ausencias consecutivas que frustraron el trabajo de investigación.

 Por ello, sin solicitar la extensión del plazo, el 2 de setiembre se limitará a entregar como informe final 20 proyectos de ley con propuestas para prevenir y combatir el influjo de este ilícito en los partidos y organizaciones políticas del país, además de las entrevistas que hizo a algunas autoridades.

 Además de Rosa Mavila (presidente), dicha comisión está integrada por Yehude Simon (Perú Posible) como vicepresidente; los fujimoristas Julio Gagó y Elard Melgar (Fuerza Popular); los legisladores oficialistas Agustín Molina y Julia Teves (Gana Perú); y la congresista Esther Saavedra (Dignidad y Democracia).

Las inasistencias

Otramirada tuvo acceso a los reportes de las asistencias en esa comisión que se instaló el jueves 11 de diciembre del 2014. Al 6 de julio del presente se realizaron 19 sesiones ordinarias y 13 sesiones extraordinarias.

 De ellas, Agustín Molina faltó a 5 sesiones ordinarias y a 12 extraordinarias. Esther Saavedra faltó a 10 sesiones ordinarias y no asistió a ninguna sesión extraordinaria. Julia Teves faltó a 13 sesiones ordinarias y no asistió a ninguna sesión extraordinaria.

Yehude Simon no asistió a 6 sesiones ordinarias y a 10 sesiones extraordinarias. Julio Gagó no asistió a 6 sesiones ordinarias y 7 sesiones extraordinarias.

 En la sesión del 8 de julio no se presentaron Elard Melgar y Esther Saavedra por licencia (viaje); Yehude Simon por representación y Julia Teves también por representación, aunque informó de ello el mismo día a las 6:00 p.m.

Una afrenta

Investigar los vínculos del narcotráfico con los partidos políticos era poco menos que una afrenta para partidos como el fujimorista, que tiene varios de sus miembros investigados por vínculos con traficantes de droga e incluso en un almacén de Kenji se encontró cien kilos de droga y ni hablar del Partido Aprista que carga con los narcoindultos, el financiamiento de los Sánchez Paredes en la campaña de Alan García y la militancia de Gerald Oropeza.

Con la oposición bajo sospecha, era evidente que Rosa Mavila se iba encontrar con una pared para avanzar en sus investigaciones, y así fue. La táctica en este caso fue dejar languidecer a la comisión, dejarla sin quórum y que no se avance en ninguna investigación. “Hay una inasistencia sistemática en los últimos dos meses. Los congresistas no asisten a las sesiones ordinarias y extraordinarias”, advirtió Mavila.

 La base inicial de la investigación fue la lista de 900 personajes políticos procesados o investigados por diversos delitos que el exministro del Interior Daniel Urresti envió al Jurado Nacional de Elecciones. De esa lista hay 62 que están procesados por lavado de activos o narcotráfico. De ellos 30 tienen proceso o investigación abierta, y al menos cinco son congresistas que tienen vínculos con el narcotráfico.

 Dos de los congresistas que presuntamente tienen alguna relación con personas ligadas al narcotráfico han mostrado su disposición para asistir a la comisión. Se trata de los congresistas Teófilo Gamarra (Gana Perú), y la recientemente incorporada Karina Beteta. Los parlamentarios Kenji Fujimori, Nicolás Rodríguez y José León, que tienen denuncias públicas ligadas al narcotráfico, no se han manifestado ni a favor ni en contra, aunque se sabe que no están dispuestos a asistir.

Boicot

La procuradora antidrogas, Sonia Medina, resumió en pocas palabras lo que sucede en esa comisión: “La primera vez que fui citada, había el quórum para la comisión y no pasó más de 20 minutos y algunos se fueron, otros volvieron y otros no, demostrando poco interés”.

Medina coincidió con Rosa Mavila en que hay un disimulado boicot al trabajo de esta comisión y dijo que le llama la atención el poco interés de los parlamentarios por potenciar el trabajo de este grupo investigador. Nadie lo quiere decir, nadie lo puede probar, pero el poder del narcotráfico se siente en el Congreso.

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