Política sin principios
- Opinión
Alguna vez le han dicho: ·¿cuente hasta diez· antes de propalar ofensas, antes de denigrar, de increpar o de tomar decisiones con manifestaciones de barbarie?
Pues bien, aquí tengo un ejemplo patético de quien no acudió a esta sabia máxima.
Se llama Germán Rómulo Cardona Álvarez, un coronel del Ejército boliviano. Se fue del país echando chispas con rumbo a España en marzo pasado, insultó a todo el oficialismo político, denigró a todos ellos, es decir expresó valoraciones de carácter penal que se constituyen en hechos delictivos.
Y a la hora nona llegó con el rabo entre las piernas como diría “el chavo” diciendo: “Le pido perdón al Presidente” “El vicepresidente de Bolivia jamás ha ordenado mi asesinato”.
Realmente esto es de película, una actitud tan bochornosa, dantesca y asquerosa; diría que es comprensible en el más noble sentido de la palabra. Si es político, no tiene principios, si es un obrero no tiene ética, si es un elemento del ejército, no tiene subordinación ni constancia, peor aún lealtad y ni hablar de 'patria o muerte'.
¿Qué le ocurrió a este hombre cuando realizaba estas denuncias infundadas?
¿Quizás una gran oferta de parte de enemigos de Bolivia?
¿Quizás se imaginó que toda la derecha internacional, con bombos, plata y platillos le darían una bienvenida majestuosa en España?
Realmente es triste ver cómo ésta criatura humana se degeneró hasta caer en lo más profundo de la vulgaridad y el desprecio, porque ahora hasta la derecha opositora en Bolivia se mata de risa al verlo convertido en una piltrafa humana cuando antes era su héroe.
Vistiendo uniforme camuflado y conservando su clase de coronel expresó: "Presento mi retractación pública por todas las opiniones vertidas públicamente. Me retracto de todo lo aseverado contra las autoridades nacionales, Presidente y Vicepresidente, ministros, viceministros y autoridades militares", es decir que se retractó públicamente de todo, absolutamente de todo, sólo bastó decir: “no pienso, ni existo”
Moraleja: no hagan leña para su propio fuego, porque luego al pretender salir del fuego, caerán en las brasas y ahí quedaran fritos para siempre.
María Eugenia Claros
Directora Periódico Visión Z
Santa Cruz-Bolivia
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