Mara Salvatrucha: Cultura de violencia en Centroamérica

19/08/2015
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La mayoría de los países centroamericanos sufren cada día los ataques de la criminalidad con pérdidas de vidas humanas, siendo necesario implementar políticas de inclusión, equidad y justicia social, para reducir la brecha de las desigualdades y el empobrecimiento, que se han traducido en desequilibrios sociales, porque las medidas impulsadas para afrontar el problema, han incrementado de forma directa el ingreso de nuevos miembros a las bandas delictivas en América Central.

 

Estas bandas reciben el nombre de pandillas o maras, fenómeno social de la historia reciente de la República de El Salvador y otros países de la región, las cuales se originaron  especialmente en la oleada migratoria impulsada por el conflicto armado en esta nación, entre 1980-1992 y prolongada por una estructura económica y social debilitada, razón por la que una gran cantidad de jóvenes salvadoreños salieran de su país y se unieran a pandillas en ciudades como Los Ángeles y Washington, DC de EEUU.

 

La transculturización de ambos grupos originó otras formas de ser pandillero y al ser deportados a su país de origen, surge Mara Salvatrucha (MS) y el Barrio o Calle 18, las cuales son enemigas y tienen controlado cada una su territorio en el Salvador, además se encuentran en Guatemala, Honduras y con menor presencia, en Nicaragua y Costa Rica. Asimismo se extienden a Latinoamérica, el Caribe. De acuerdo al país estas agrupaciones reciben diferentes nombres.

 

En los primeros maras, se juntaron jóvenes con soldados desmovilizados y jóvenes que durante la guerra civil emigraron  con sus familias a EEUU, y su descendencia que habían nacido allá, desilusionados por no alcanzar sus expectativas de vida, sin reconocimiento social y que habidas cuentas fueron expulsados de Norteamérica, se convirtieron en grupos violentos y profesionales de la criminalidad. Dicha violencia tiene sus antecedentes en la represión estatal, paramilitar y el dominio del imperio norteamericano sobre la región. Su expansión a otros territorios de la zona, obedeció y continúa obedeciendo a la fuerte influencia del narcotráfico internacional que le imprime un perfil delictivo personal, en las maras de El Salvador, Guatemala y Honduras.

 

Los estudios sociológicos e investigaciones realizadas sobre estas maras, apuntan a la multicausalidad del fenómeno y destacan la necesidad de abordar el asunto desde todos los ámbitos, de igual manera manifiestan que no se han encontrado programas sociales dirigidos a estos jóvenes pandilleros, los cuales viven en su mayoría en los barrios y proceden de familias, en algunos casos, en pobreza extrema, lo que limita una alimentación adecuada y el atender a la familia en todos sus derechos. Aunado a ello se tiene la exclusión social, la cultura de la violencia, crecimiento urbano atropellado y desordenado, migración, desorganización comunitaria, presencia de drogas, entre otros.

 

En octubre de 2012 el Departamento del Tesoro de los EE.UU.  junto con el Servicio de Control de Inmigración y Aduanas y la Oficina de Investigación para la Seguridad Nacional designó a MS como una organización criminal trasnacional y a Calle 18 como una estructura criminal, siendo las bandas de crecimiento rápido y más violento del mundo.

 

Estas pandillas mantienen en jaque al pueblo salvadoreño, porque no sólo atemorizan, sino que controlan territorios y tienen cada vez más incidencia en la política de ese país, la tregua establecida por el gobierno de Mauricio Funes (2009-2014), tuvo incidencias negativas, ya que se volvió en beneficios para los pandilleros en las cárceles y cuando no se pudo sostener dichos beneficios, estos volvieron a sus andanzas criminales, esta experiencia fanatizó a los líderes de las bandas, los cuales consideraron que podían manipular y presionar al gobierno a través de negociaciones o la obtención de otros recursos, por lo que no existe dudas que ellos estuvieron inmersos en el  paro de transporte desarrollado la última semana del mes de julio del año en curso, en la República de El Salvador.

 

Esa y la política “de mano dura” se han traducido en hechos violentos porque han estado acompañadas de una estrategia de persecución, encarcelación y de presión más que de rehabilitación de los jóvenes, además ahora se han infiltrado maras dentro de las Fuerzas Armadas, se han disfrazado de pordioseros y quizás se tienen dentro de los espacios políticos, para radicalizar la criminalidad.

 

El imperialismo continúa ejerciendo control e inoculando prácticas contrarias a la cultura centroamericana que dieron resultado en Colombia, México y que están haciendo mella en esta región, para desplegarlas en Suramérica y atacar a Venezuela por sus recursos estratégicos, ya se percibe el Comando Sur recorriendo a América Central como la policía del mundo.

 

Deyanira Martínez

Analista internacional

 

Bibliografía

 

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 (Consulta: Agosto 2015: 10)

 

Liebel, M. (2014). Pandillas juveniles en Centroamérica o la difícil búsqueda de justicia en una sociedad violenta. Desacatos. Revista de Antropología Social, (14), 85-104.Disponible: http://desacatos.ciesas.edu.mx/index.php/Desacatos/article/view/1088/936

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Aguilar, J., & Carranza, M. (2008). Las maras y pandillas como actores ilegales de la región. Ponencia presentada en el marco del Informe Estado de la Región en Desarrollo Humano Sostenible, San Salvador. Disponible:

http://unpan1.un.org/intradoc/groups/public/documents/icap/unpan032670.pdf

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Aguilar Villamariona, J. (2006). Los efectos contraproducentes de los Planes de Mano Dura. Disponible http://dspace.uah.es/dspace/bitstream/handle/10017/7848/efectos_aguilar_QUORUM_2006.pdf?sequence=1&isAllowed=y (Consulta: Agosto 2015: 10)

 

https://www.alainet.org/es/articulo/171830
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