En defensa de Francisco

07/09/2015
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Los neoliberales, así como los intereses que defienden, están definitivamente incómodos con los planteamientos del Papa Francisco. Estos, consecuentemente, han decidido atacarlo, utilizando para este fin todos los medios a su alcance, incluyendo entre otros algunos ensayos publicados por sus más connotados economistas.

 

Este es el caso del reciente artículo de Ricardo Hausman, titulado “¿Es el capitalismo causa de la pobreza?”. Este autor, quien durante algún tiempo fue el economista jefe del Banco Interamericano de Desarrollo, argumenta que el Papa estaría equivocado al señalar al modelo neoliberal, es decir al “capitalismo desenfrenado”, como causa de pobreza y destrucción ambiental. Es así que este concluye que “el Papa Francisco tiene razón en enfocar su atención en la difícil situación de los más pobres del mundo. Sin embargo, el sufrimiento de estos últimos no es consecuencia de un capitalismo desenfrenado, sino de un capitalismo que ha sido frenado de manera equivocada”.

 

El artículo de Hausman, utilizando las típicas y desgastadas formas ideológicas de los neoliberales, intenta, entre otras cosas, vincular el pensamiento del Papa con los planteamientos de Marx. Este recurso al viejo anticomunismo resulta, sin embargo, prácticamente ridículo. En primer lugar, porque este autor no logra siquiera citar correctamente la obra de Marx, afirmando que para este último autor los obreros solo tendrían su trabajo para vender en el mercado, mientras que Marx, como puede comprobar todo el que haya leído el capítulo IV del primer tomo de “El Capital”, insiste en que lo que vende el trabajador es su fuerza de trabajo, es decir su capacidad de trabajo. Vergüenza le debería dar al profesor de Harvard el hecho de desconocer una de las más importantes diferencias entre los pensamientos de David Ricardo y Carlos Marx.

 

En segundo lugar, Hausman evita, deliberadamente, hacer referencia a la fuente real del pensamiento del Papa Francisco: La Doctrina Social de la Iglesia. No es casualidad que el capítulo segundo de la “Laudato Si” lleve el título de “El evangelio de la creación”, tampoco lo es que el Papa destaque que “el bien común presupone el respeto a la persona humana en cuanto tal, con derechos básicos e inalienables ordenados a su desarrollo integral”.

 

Más allá de esto, la defensa del neoliberalismo de Hausman carece de una efectiva base en la realidad. Es más que evidente que la reciente crisis financiera global, de la cual la economía mundial no termina de recuperarse, tuvo su origen en la tendencia hacia la financiarización del capital, los excesos especulativos y la desregulación de los mercados financieros promovida por el neoliberalismo. Así mismo, actualmente existe un práctico consenso entre autores de diversas tendencias sobre el hecho de que el “capitalismo desenfrenado” ha generado una enorme concentración de los ingresos y de la riqueza en todo el mundo.

 

También, a diferencia de lo que propone Hausman, la aplicación de las políticas neoliberales ha tenido un impacto negativo sobre los trabajadores. En efecto, la penetración del modelo corporativo en el sector agropecuario ha significado el desplazamiento de millones de campesinos de sus tierras, los cuales difícilmente se pueden reabsorber en las actividades urbanas, tal como lo ha demostrado Samir Amin en su artículo “World Poverty, Pauperization & Capital Accumulation”, publicado en la revista Monthly Review en octubre de 2003. A esto se debe agregar que la estrategia neoliberal ha llevado a una competencia global entre los trabajadores, dando lugar a una caída generalizada de la participación de los salarios en el Producto Interno Bruto.

 

Así mismo, como queda más claro cada día, la incesante búsqueda de ganancias y la tendencia a la acumulación incesante e ilimitada de capitales han terminado por generar una crisis ecológica de grandes dimensiones. Negar esto, como lo hace Hausman, es simplemente quedarse indiferente frente a la posible destrucción de toda la creación.

 

Para completar el análisis conviene destacar la diferencia esencial entre el pensamiento neoliberal de Hausman y la visión humanista del Papa Francisco. En el enfoque del primero, siguiendo a Hayek, se entiende la solidaridad como un hecho instintivo, atávico e irracional, el cual debe ser remplazado por el individualismo, que si se considera racional. Contrariamente en el pensamiento de Francisco la solidaridad, así como el amor hacia el prójimo y toda la creación, constituyen la verdadera tabla de salvación.  En el neoliberalismo no cabe la solidaridad intergeneracional, elemento indispensable para salvar al planeta. En el humanismo, que representa la auténtica racionalidad, ésta resulta ser el eje fundamental del cambio hacia una civilización sostenible. ¡Larga vida para el Papa Francisco!

https://www.alainet.org/es/articulo/172234
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