Sólo docente o educador para el siglo XXI?

07/09/2015
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Con gran esfuerzo de organización y escasos recursos, culminó el 5 de septiembre, el 3er Congreso Nacional y 1º Internacional de la Escuela Normal Federalizada del Estado de Puebla (ENSFEP), al que acudieron connotados pedagogos y otros especialistas en educación, provenientes de diversos estados y países de la Región latinoamericana.

 

 Fue una fiesta del saber y de seguro el conocimiento fortaleció las líneas de preparación de los alumnos de la Normal -quienes siguieron interesados, participantes las diversas intervenciones y réplicas habidas- y de los maestros que, en un ambiente académico, aterrizado por las experiencias prácticas ofrecidas en talleres especializados, hicieron sus observaciones.

 

 En tal ámbito recordé –en el panel de participación- que la educación es un proceso continuo,  ya sea ésta escolarizada, o la que se adquiere en la vida práctica. Conversé acerca de las perspectivas de mejora, en la preparación eficaz de la juventud, para llevar adelante una vida de valores, cuyo compromiso no es exclusivo del docente o guía, sino de la escuela y sus integrantes. En tan vital tarea se vinculan: docentes-alumnos-padres de familia (como representantes de la sociedad), según recojo en mi libro “El Trípode e la Educación” (Puebla. 2013), llevado a XI artículos. Ver: http://crisolplural.com/2011/12/23/del-tripode-de-la-educacion-y-algo-mas-xi/ )

 

Este llamado Trípode de la educación es quien debe asumir, de manera colaborativa, el compromiso de dar facilidades a los alumnos para adquirir, desde sus etapas primeras de vida, la capacidad de asir información y transformarla en su interior -con asistencia de sus docentes- en competencias para la vida en comunidad, en que padres o encargados de su crianza, darán el “toque” para consolidar –también con la asistencia del profesor- su búsqueda de mejores condiciones de vida.

 

 Para ello, desde el inicio de la historia, la humanidad viene construyendo –en tarea puntual de sus grandes pedagogos- metodologías para que el aprendizaje sea efectivo y permita incorporar integradas, las capacidades, habilidades –hoy denominadas competencias- requeridas por el estudiante para afrontar con éxito su vida presente y construir su futuro.

 

Por ello dilucidar si  ¿SÓLO DOCENTE O EDUCADOR PARA EL SIGLO XXI?, es un enorme compromiso. Los maestros hemos sido llamados de diversas maneras: docente, catedrático, profesor, educador, guía y los que vengan. Pero lo importante es definir cuál es nuestro papel en una época tan compleja para nuestro Continente y en especial para nuestro país. Vivimos un momento de grandes decisiones: Como país: ¿queremos ser cola de león o cabeza de ratón? En la vida globalizada en que estamos inscritos esta es una decisión de la mayor trascendencia.

 

 ¿Qué haremos? ¿Estamos dispuestos a advertir sin análisis, el avance de las empresas extranjeras –transnacionales- en el control de nuestros recursos naturales y la explotación de nuestra mano de obra para su provecho? En tal sentido definirnos y formarnos en un papel de educadores en esa ruta: ¿Para formar amanuenses de los poderosos en turno? O ¿de verdad queremos educar para la vida en libertad de nuestros pueblos?.

 

Entendería como educador para el Siglo XXI a quien guiara a nuestra niñez y juventud a consolidar con su empeño e innovación, la nación que nos heredaron los mexicanos que lucharon por los valores patrios en  las diversas etapas criticas de nuestra historia. En la independencia –libertad e independencia-; por el empeño de Benito Juárez y su Generación de la Reforma para legarnos una patria constituida, apoyada en la autodeterminación y no intervención, que se enmarcara en su frase que trasciende siglos y circunstancias: “El respeto al derecho ajeno es la paz”.

 

 La Revolución Social Mexicana -si bien abortada en muchos aspectos- nos legó los derechos y valores sociales. Las generaciones actuales y venideras deben considerar al maestro, educador, docente o guía, como impulsor del cambio a una sociedad de bienestar social, en que exista salud, vivienda, alimentación y educación para todos. Ni más ni menos.

 

 

 

Para ello el maestro o guía estará al día de la información y conformará sus conocimientos, adecuándoles al nivel en que imparta clases, a fin de que el  denominado “Sistema básico de mejora”, que impacta preponderantemente a la educación básica, sea su meta.  La elaboración de evidencias de desempeño y conocimiento: portafolios, análisis de casos, planeaciones didácticas y proyectos, entre otros; contribuyen a que el estudiante valore la importancia y el impacto de un proceso de aprendizaje, capaz de potenciar otros aprendizajes esperados.

 

 Si nos encausamos al Sistema Educativo, tenemos que impulsarle, para que avance, sin que pierda su sentido social adquirido en las intensas luchas sociales. ¿Cómo hablar de fomento educativo, -por ejemplo- de impulso a la lecto-escritura como ancha puerta didáctica para un aprendizaje efectivo, si desde la cúpula a la base magisterial aún no reciben las capacitaciones correspondientes? Es penoso saber que Según cifras de la UNESCO, México es el penúltimo lugar en consumo de lectura de 108 países, con menos de tres libros al año y tres horas a la semana de lectura extraescolar –en comparación con Alemania que lee alrededor de doce.

 

 En tanto que –tema que presenté al Congreso-, el 42% de los mexicanos no conocen una librería y el 52% no conoce una biblioteca, 42 % de la población dedica su tiempo libre a ver televisión y sólo 12 % prefiere leer. Habrá que sacar los libros de bibliotecas y librerías y ponerlos cerca de una obra de teatro, de un concierto, de un partido de futbol, en lugar de la chatarra ofrecida. Ver: http://pijamasurf.com/2014/04/mexico-y-la-lectura-estadisticas-diamundialdellibro/

 

 La educación se valora por la convicción, compromiso y el seguimiento de una política pública convencida y comprometida, para que cada estudiante se sienta llamado a realizar grandes cosas. Metodologías de la enseñanza, el logro de la calidad educativa, la consolidación de las competencias esperadas, es motivo de mayor estudio, de más empeño por adquirirlas. Para ello, el Estado está obligado a ofertar a los docentes los cursos correspondientes y en su base valorar, año con año, los avances logrados para recompensar como corresponde, a los maestros-guías que son impulsores de una vida mejor para la Nación Mexicana.

 

Puebla, Pue. 6-Sep.-2015.

 

Correo electrónico: v_barcelo@hotmail.com

https://www.alainet.org/es/articulo/172249
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