Capitalismo, guerra y contrainsurgencia en Chiapas III

16/10/2015
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De la resistencia en si, a la Resistencia para si

 

En las selvas y montañas del sureste mexicano 46 mil familias indígenas están resistiendo la guerra de contrainsurgencia más prolongada de la historia reciente de México. Son abuelas y abuelos, hombres y mujeres, jóven@s, niñas y niños de cuatro generaciones de aquellas y aquellos que hace medio siglo  fueron abandonando el camino y largo andar de la resistencia en si para construir otra, la Resistencia para Si… La tarea no fue sencilla… En el Chiapas de los indios la guerra ha sido sistemática, prácticamente permanente.

 

La estrategia de guerra que viene de lejos… breve encuadre

 

Una parte de la Guerra Antipopular en México la podemos ubicar hace medio siglo. Los obreros y maestros la vivieron en 1958. Los estudiantes la vivimos con la brutal represión del Movimiento Estudiantil en la Plaza de la Tres Culturas en 1968. LA CIA, el gobierno federal y sus fuerzas armadas fueron los actores intelectuales y materiales de la matanza. En la década de 1970, el gobierno federal y las fuerzas armadas crearon el grupo paramilitar Halcones que se hicieron presentes en las inmediaciones del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México el día que retornó de Chile un grupo de exiliados mexicanos. En dos ocasiones nos atacaron. La primera en las inmediaciones del Casco de Santo Tomás y, la segunda, en San Cosme donde asesinaron a decenas de estudiantes el 10 de junio de 1971.

 

Esos crímenes de Estado animaron y dieron paso a un creciente número de movimientos y grupos armados en México. En las montañas de Guerrero, Lucio Cabañas comandaba las fuerzas armadas del Partido de los Pobres. El 6 de agosto de 1969, en la Calle 5 de Mayo en Monterrey, N.L. un grupo de 7 personas fundaron las Fuerzas de Liberación Nacional (FLN), tres más presenciaron el acto. La Revolución Cubana, las guerrillas y  figura de El Che, los Movimientos de Liberación Nacional en Asia, África y en América Latina y las guerras revolucionarias en América Central eran los referentes que animaron la lucha armada en México. Estados Unidos y la URSS estaban enfrascados en la III Guerra Mundial, los comunistas chinos confrontaban con los rusos y los yanquis iban rumbo a la derrota en Vietnam. Para resguardar su patio trasero EU impuso las dictaduras, gobiernos gorilas en América Latina.   

 

En ese contexto, el gobierno de Luis Echeverría Álvarez (LEA) dio curso a la Estrategia de Guerra Contrainsurgente en la que se conjugó, alternativamente, la Guerra Sucia (violencia militar y paramilitar), la Apertura Democrática y los programas derivados de la Política Social. La política internacional de LEA se caracterizó por la defensa de la Soberanía de las Naciones, la Autodeterminación de los Pueblos y el asilo político a perseguidos de las dictaduras militares. De esa forma, LEA proyectó una imagen democrática, humanitaria y tercermundista.

 

Con la Guerra Sucia, el gobierno federal y sus fuerzas armadas desarticularon y/o aniquilaron al grueso de los movimientos armados, urbanos y rurales, en México. El saldo de la Guerra Sucia fue 10 mil personas desaparecidas. En Chiapas, el gobierno federal militarizó y pobló de indios la selva y  frontera con Guatemala, e inició la construcción de la Carretera Fronteriza. Con esas medidas, el gobierno de LEA construyó el Yunque para contener a las guerrillas guatemaltecas.

 

En la región de Los Altos, con población mayoritariamente indígena, la Política Social se concretó en el Programa  de Desarrollo Socioeconómico de Los Altos de Chiapas (PRODESCH). Un programa preventivo y de contención social. En él intervinieron organismos de la ONU (FAO y UNICEF), y los tres niveles de gobierno. El PRODESCH fue un producto de la política global diseñada por McNamara en el Banco Mundial cuyo objetivo era: “evitar los costos políticos de una rebelión”.

 

En ese contexto de guerra, el 13 de febrero de 1974, fueron descubiertas las Fuerzas de Liberación Nacional (FLN). La policía buscaba a guerrilleros de la Liga Comunista 23 de Septiembre que un año antes habían asesinado al empresario Eugenio Garza Sada. Ese operativo los llevó a dar con una casa de seguridad de las FLN en Monterrey. Detuvieron a dos de sus militantes y fueron torturados. El 14 de febrero el Ejército federal atacó la Casa Grande de Nepantla. Ahí cayeron cinco combatientes y dos fueron detenidos. En la casa de Nepantla los militares encontraron datos sobre el foco establecido en el Rancho El Chilar en el municipio de Ocosingo Chiapas. Más tarde, 3 mil efectivos del Ejército federal realizaron la Operación Diamante. Entre febrero y marzo tendieron un cerco para ubicar, ocupar y destruir el campamento del primer núcleo guerrillero Emiliano Zapata de las FLN en Ocosingo, Chiapas. Siete combatientes fueron asesinados y desaparecidos: Elisa Irina Sáenz, Raúl Pérez Gasque, Carlos Vives, Juan Guichard Gutiérrez, Federico Carballo Subiaur, César Germán Yáñez y Fidelino Velázquez.  Después de una década muy complicada, las FLN estuvieron en condiciones para fundar el segundo núcleo guerrillero en la Selva Lacandona.  

 

Mientras tanto, los Programas de Combate a la Pobreza se conjugaron con la violenta represión a los movimientos indígenas y campesinos en Chiapas en la que participaron sistemáticamente los gobiernos PRIístas,  el Ejército federal, las policías y  los ejércitos particulares de los rancheros conocidos como Guardias Blancas.

 

Van algunos casos: 1974, cuarenta soldados del 46 batallón incendiaron 29 chozas en la colonia San Francisco del municipio de Altamirano.  1975, dirigentes tzotziles de Venustiano Carranza fueron asesinados por pistoleros de los finqueros Augusto Castellanos y Carmen Orantes; 1976, enfrenamiento de varias horas entre el ejército federal y comuneros de Venustiano Carranza. Resultaron 2 comuneros muertos, 3 heridos, 13 detenidos, 6 mujeres violadas y varios soldados murieron; 1977, el Ejército federal tendió un cerco militar en Simojovel, Huitiupán y Sabanilla, 16 ejidos fueron desalojados y las escuelas convertidas en cuarteles; 1978, en Ocosingo, el ejército desalojó a indígenas de Nuevo Momón, destruyeron y quemaron 150 chozas, resultaron 2 tzeltales muertos y 6 torturados; 1979, Pistoleros a sueldo realizaron ataques a campesinos de Venustiano Carranza y Villa de las Rosas y asesinaron a 7 campesinos; 1980, cerco, intimidación y maniobras militares a cargo de 9 mil soldados en el municipio tojolabal de Las Margaritas; 1981, 45 mil soldados efectuaron maniobras y simulacros contraguerrilla en la región chol – Tila y Sabanilla -, en la Selva Lacandona y la frontera con Guatemala; 1982, finqueros y policías atacan a tzeltales de poblado Flor de Cacao; 1983, los caciques indígenas de Chalchihuitán organizaron la masacre de 11 indígenas y la destrucción e incendio de las viviendas en el poblado de Tzakiuc’um.

 

En ese escenario de Política Social y guerra contra los pueblos, el obispo Samuel Ruiz, las y los agentes de pastoral habían optado “por los pobres entre los pobres”. Comprometidas/os acompañaban su resistencia y andar en la Construcción del Reino de Dios. No caminaban a tientas. El Congreso Indígena de 1974 había perfilado un programa de lucha que estaría vigente las dos décadas siguientes. Un programa que guio su acompañamiento y el movimiento de los pueblos: Tierra, salud, educación, vivienda. En medio de esa guerra contra los pueblos indígenas y no indígenas de Chiapas, la Diócesis de San Cristóbal de Las Casas se encontró, también, con las  organizaciones comunistas, revolucionarias, político militares activistas sociales que forjaron la Kiptic ta Lecubtesel, la Central Independiente de Obreros y Campesinos (CIOAC), la Organización Campesina Emiliano Zapata (OCEZ), las ARIC Unión de Uniones, Solidaridad Campesina Magisterial (SOCAMA) y la Organización Indígena de Los Altos de Chiapas (ORIACH).   

 

El 17 de noviembre de 1983 las FLN establecieron, después de cinco intentos, el Segundo Núcleo Guerrillero Emiliano Zapata en la Selva Lacandona. Venían con la experiencia de dos décadas y las enseñanzas que les dejó el duro golpe de febrero de 1994.  La selva, la montaña y las cañadas les dieron cobijo. Sin embargo, los movimientos sociales fueron la mejor de las coberturas en la década de acumulación de fuerzas en silencio. Con inteligencia, se movieron debajo y entre la hojarasca de los movimientos sociales, y le “pusieron un gatillo a la esperanza”. Tenían a su favor el triunfo de la Revolución Sandinista y las olas de las guerras revolucionarias en Guatemala y El Salvador. Las FLN resolverán los desafíos que impusieron los cambios de coyuntura en el ámbito internacional y sus impactos en lo nacional y local, las diferencias entre las agrupaciones que optaron por el movimiento de masas y la vía armada y los cambios de rumbo entre los agentes de pastoral y su obispo.      

 

A principios de la década de 1980, el gobierno federal intervino decididamente en los procesos de pacificación en Centroamérica: Grupo Contadora (1983), en el Acuerdo México previo a la desmovilización de la guerrilla en Guatemala (1991); En 1992, se firmaron los Acuerdos de Paz de El Salvador en el Castillo de Chapultepec. Esos procesos de paz incidieron en la orientación de  la Diócesis de San Cristóbal y se alejó, en lo fundamental, del acompañamiento a los rebeldes que se preparaban para la guerra en la selva y montañas de Chiapas. Habían cambiado los signos de los tiempos. Seguramente el repliegue de las comunidades no fue cosa menor.

 

Los programas derivados de la Política Social continuaron sistemáticamente en la entidad.  Si con LEA (1970), el PRODESCH fue el punto de partida de los programas preventivos y de contención social en Chiapas, López Portillo creó la Coordinación General del Plan Nacional de Zonas Deprimidas y Grupos Marginados (COPLAMAR) (1976). Con Miguel de la Madrid se subsidió el precio de un paquete de productos básicos (1982); Carlos Salinas diseñó el Programa Nacional de Solidaridad – PRONASOL (1988-1994).  

 

Rumbo al levantamiento armado

 

Si bien el núcleo guerrillero de la FLN se movía como el pez en el agua, debemos tomar en cuenta que las aguas no eran quietas, eran… turbulentas. Otros casos: 1984, finqueros y policías estatales atacaron a indígenas en Simojovel. Ocho resultaron heridos. 1985, dos mil policías, 35 finqueros y policías desalojaron a peones acasillados de las fincas Medellín y La Soledad que demandaban salarios caídos. 1986, Policías judiciales y caporales de Enrique Zardain queman y arrasan por segunda vez 50 viviendas en Muc’ulum Bachajón del municipio de Chilón. 1987, caciques y policías incendiaron el poblado  La Independencia del municipio de Ocosingo. 1988, la policía secuestró a cuatro campesinos de la CIOAC en Las Margaritas. 1989, el finquero Roberto Zenteno asesinó Sebastián Pérez Núñez diputado local del PMS y ex dirigente de la CIOAC. 1989, fue asesinado Arturo Albores fundador de la OCEZ. 1990, la diócesis de San Cristóbal denunció que en ausencia del sacerdote de Simojovel, Joel Padrón, varios desconocidos prendieron fuego a la Casa Parroquial. 1991, diez policías detuvieron al padre Joel Padrón. Fue acusado de rebelión, robo, despojo, conspiración, portación ilegal de armas, asociación delictuosa, apología de delitos, amenazas, pandillerismo… La detención del sacerdote estaba dedicad al obispo. Patrocinio hacía de las suyas. 1992, ganaderos de Ocosingo fundaron la Unión para la defensa Ciudadana para defenderse de la “desestabilización” que promueven los agentes de pastoral. 1993, la comandancia de la XXXI Zona Militar informó que un capitán de la Fuerza Aérea y un teniente del ejército fueron asesinados y luego quemados en terrenos de San Isidro el Ocotal del municipio de San Cristóbal de Las Casas. En mayo de ese año, el Ejército federal chocó descubrió un campamento de adiestramiento guerrillero y chocó con un grupo de combatientes en la Sierra de Corralchén.

 

En 1993 era inocultable la presencia de la guerrilla en Chiapas. Por algo fue notable la agresividad del PRONASOL en la entidad. Patrocinio González Garrido había incrementado el presupuesto a los municipios indígenas y endureció la escalada contra los movimientos, organizaciones sociales y, sobre todo, contra la Diócesis de Samuel Ruiz y las y los agentes de pastoral. Carlos Salinas le dedicó a Chiapas una Jornada de Solidaridad e inauguró tres hospitales. Uno de ellos en Guadalupe Tepeyac… Continuará… espero…

https://www.alainet.org/es/articulo/173058?language=en
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