Escándalos del pentágono

05/11/2015
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En el año 2003, la Editorial Capitán San Luis publicó la segunda edición de mi libro ESCÁNDALOS DEL PENTÁGONO. No voy a resumir el libro en este artículo, solamente señalaré que era un libro donde se denunciaba la forma escandalosa en que el PENTAGONO dilapidaba el dinero de los contribuyentes estadounidenses, poniendo ejemplos concretos de estas acciones y además, cómo los principales jefes de dicha institución se convertían en millonarios, también con ejemplos concretos.

 

Todo esto sucedía mientras se regateaban centavos a los programas de educación, salud pública y otros de beneficio general para la población estadounidense. Cosas de la “Democracia Representativa”.

 

Estoy preparando el libro ESCÁNDALOS DEL PENTAGONO II, lo que ahora será una recopilación de los casos que vaya presentando en artículos individuales, lo que le permitirá a los lectores ir teniendo conocimiento del libro antes de que este se publique. De todas formas, aspiro a que compren el nuevo libro.

 

Para el nuevo libro:

 

Uno de los organismos del gobierno estadounidense que con frecuencia es mencionado en la prensa y no precisamente por su eficiencia o control de los fondos que tiene asignados, es el Departamento de Defensa, el que por lo regular se identifica como el Pentágono.

 

El presupuesto multimillonario de este Departamento ha sido objeto constante de críticas, especialmente por aquellos estadounidenses que quisieran gastar menos en la guerra y más en el mejoramiento de los programas sociales del país, eliminar la pobreza, garantizar la alimentación a los niños y otros aspectos, que son los que realmente hacen a un país verdaderamente poderoso.

 

El propio gobierno trata de ejercer algún control sobre los gastos del Pentágono, pero es como un caballo salvaje que alguien intenta tranquilizar, una tarea, casi imposible.

 

La Oficina del Inspector General para la Reconstrucción de Afganistán estuvo revisando los gastos que había realizado el Pentágono en dicho país y denunció serios problemas en uno de los programas, cuyo monto total era de 800 millones de dólares, que según se planteaba en la solicitud, estaba dedicado a fortalecer la economía de Afganistán, algo que nada tiene que ver con las operaciones militares que las fuerzas armadas de Estados Unidos llevan a cabo en dicho país.

 

El programa denominado Fuerza de Tarea para Promover la Estabilidad de Negocios, se planificó por cinco años, estuvo funcionando un poco más de cuatro y finalmente se cerró, sin dar información sobre los resultados obtenidos ni presentar documentación alguna sobre los gastos incurridos. Según se plantea, este programa era controlado directamente por el Secretario de Defensa, algo también poco usual.

 

A pesar de las solicitudes formuladas a distintos niveles del Pentágono, por la Oficina del Inspector General para la Reconstrucción de Afganistán, de que se le posibilitara el acceso a la información relacionada con los 800 millones de dólares gastados, en momento alguno tuvo el acceso solicitado, pues se planteó que la información era de carácter SECRETO.

 

La organización Pro Pública, dedicada a denunciar los malos manejos del Pentágono en relación con los fondos que le son asignados, solicitó acceso a información relacionada con otro de los programas que se ha desarrollado en Afganistán, el de Respuestas de Emergencia, para conocer la forma en que el dinero se había gastado en proyectos locales.

 

La información que le entregaron a la organización estaba incompleta, sin embargo por la naturaleza de los gastos realizados, pudieron conocer que se habían gastado 2 billones de dólares en GASTOS MENORES, lo cual evidentemente es una barbaridad, o se trata de esconder algún gasto dentro de esa partida, pues por lo regular se clasifican como gastos menores aquellos que no pasan de cien dólares cada uno.

 

La propia organización también denunció que se habían gastado 25 millones de dólares en la construcción de un Puesto de Mando nacional para las fuerzas estadounidenses que nunca había sido utilizado.

 

Otro de los proyectos denunciados por Pro Pública se refiere a una estación para comprimir gas natural que fue construida por el Pentágono para sus vehículos. La construcción de la estación, según lo reportado en libros, costo 43 millones de dólares, mientras que estaciones similares, construidas por particulares en Pakistán han tenido un costo de 300,000 dólares. En documento alguno se explica porque esta estación ha tenido este costo estratosférico, pero los documentos relacionados con el mismo todavía no le han sido entregados a la organización, a pesar de haberlos solicitado en varias ocasiones.

 

La justificación para construir la estación está fundamentada en poder utilizar el gas natural en vez de gasolina para mover los vehículos, ya que en el país hay grandes reservas de gas natural y no se produce mucha gasolina. Esto parece bien pensado, pero las fuerzas estadounidenses en dicho país solamente tienen 120 vehículos que consumen gasolina y convertir cada uno para que consuma gas cuesta 700 dólares por vehículo, más de 80,000 dólares que serán necesarios gastar para poder utilizar la estación.

 

El Pentágono y sus guerras son costosas, están planificadas precisamente para que lo sean y que de esa forma, las grandes empresas del Complejo Militar Industrial continúen recibiendo sus excesivas utilidades.

 

Fuente: pro-publica 2 de noviembre 2015.

https://www.alainet.org/es/articulo/173451?language=en
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