Trump sigue al frente de los republicanos ¿Por qué?

18/12/2015
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De acuerdo a las encuestas tomadas después del debate entre los candidatos del partido Republicano, efectuado el día 15, el señor Donald Trump cuenta con el 38 por ciento de la preferencia de los miembros de dicho partido, cuando el más cercano rival tiene solamente el 15.

 

En la XIV edición de la Serie de Conversaciones titulada CUBA EN LA POLITICA EXTERIOR DE LOS ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA, organizada de forma conjunta por el Centro de Investigaciones de Política Internacional y el Instituto Superior de Relaciones Internacionales, efectuado en la ciudad de la Habana entre el 14 y el 16 de diciembre de este año, pregunté a una de las ponentes, Nancy H. Zingale, profesora de la Universidad de St. Tomas, en Estados Unidos, a que se debía el apoyo que estaba recibiendo Donald Trump, especialmente dentro de los votantes del partido Republicano.

 

La profesora Zingale expuso ampliamente las razones de este apoyo, que de forma resumida trataré de trasladarles.

 

Trump no es un político y los estadounidenses están cansados de escuchar a los políticos, que en las campañas dicen una cosa y en realidad después hacen otra. Trump dice lo que siente y considera correcto, por lo que la gente asume que será lo que haga si llega a ser presidente.

 

Algunos de los pronunciamientos de Trump no resultan agradables a ciertos oídos, sobre todo a los liberales y los que tienen el criterio de que Estados Unidos debe alejarse de las tendencias conservadoras y asumir otras posiciones en cuanto a los problemas sociales internos y los internacionales. Sin embargo, hay otros oídos que consideran correctos estos pronunciamientos y esos no vacilan en brindar su apoyo a Trump, las encuestas lo reflejan.

 

Algunos de sus pronunciamientos han sido duramente criticados por los demócratas y en especial por los grupos que se han sentido afectados por los mismos, sin embargo, un buen número de personas los han apoyado, por lo que demuestran que el aspirante a candidato refleja el pensamiento y filosofía de una parte de la población estadounidense.

 

Hasta aquí un breve resumen de lo que explicó la profesora Zingale.

 

Quizás uno de los planteamientos más debatidos, de los expresados por Trump recientemente, ha sido el referido a prohibir que los musulmanes ingresen en Estados Unidos. Muchos han señalado el sentimiento discriminatorio que esto significa y algunos hasta lo han calificado como fascista.

 

Pudiéramos decir, que con ese pronunciamiento, Trump ha reflejado ser un fiel exponente de las tradiciones estadounidenses.

 

En el año 1882 se promulgo en Estados Unidos la LEY DE EXCLUSIÓN DE LOS CHINOS, mediante la cual se establecieron toda una serie de requerimientos a la inmigración procedente de China que hacían prácticamente imposible que ciudadanos de dicho país pudieran entrar en Estados Unidos.

 

Con anterioridad a que se promulgara esa ley, una gran cantidad de ciudadanos chinos habían llegado a Estados Unidos, un buen número de ellos prácticamente como esclavos. Estas personas se utilizaban para realizar los trabajos de mayor peligro y que requirieran el mayor esfuerzo, de ahí que en su mayoría fueron empleados en las minas y en la construcción del ferrocarril trans-continental. Los chinos se destacaban por su trabajo eficiente, su resistencia física en las actividades en que eran empleados y por su disciplina y hábitos de vida.

 

Comenzaron a existir problemas entre los trabajadores chinos y los estadounidenses, a estos últimos se unieron los inmigrantes de Europa formando entre ellos un frente común anti-chino.

 

Algunos sindicatos comenzaron a manifestarse al respecto. Samuel Gompers, presidente de la Federación Americana del Trabajo (AFL) planteó que “las diferencias raciales entre americanos blancos y los asiáticos nunca será superadas. Los blancos, superiores, deben excluir a los inferiores asiáticos, mediante una Ley, o si es necesario mediante la fuerza de las armas”. Los sindicatos dirigidos por los Caballeros del Trabajo lanzaron la consigna-“Los chinos tiene que marcharse”.

 

La Ley de Exclusión de los Chinos permitió que los “vigilantes” tomaran medidas contra los chinos, incluyendo actos en los que utilizaron armas.

 

El 2 de septiembre de 1885, en el pueblo de Rock Springs, Wyoming, donde existía una mina de carbón, vivían aproximadamente 900 chinos y 300 blancos. Ese día los blancos del pueblo se decidieron a resolver “el problema chino”. Rodearon el lugar donde estaban ubicadas las viviendas de los chinos y comenzaron a disparar contra todo aquel que se asomara por el lugar, ya fuera hombre, mujer o niño. La mayoría de los chinos murieron asesinados a sangre fría y unos pocos pudieron escapar de la carnicería.

Las casas de los chinos y todas sus propiedades fueron quemadas, al igual que los cadáveres que se encontraban en las mismas.

 

Lo sucedido en Rock Spring prendió la llama que propagó el fuego a otros lugares. El 28 de septiembre de 1885, en Tacoma, Washington se llevó a cabo una reunión de los Caballeros del Trabajo para analizar qué hacer con “el problema chino”. Al día siguiente más de 500 personas, armadas, entraron en el barrio chino, los chinos fueron forzados a salir de sus casas y caminar hasta un tren que los esperaba para sacarlos del pueblo. El tren, que se dirigía a Portland, paró a ocho millas de Tacoma, donde una multitud armada lo esperaba, estos bajaron a los chinos del tren, los golpearon, les robaron lo que tenían con ellos y los enviaron hacia los bosques. Los que se resistieron o no caminaron con la rapidez necesaria, fueron asesinados.

 

Incidentes de la misma índole sucedieron en Seattle, donde los chinos fueron expulsados de sus casas. En Santa Cruz, Nuevo México donde las autoridades les dieron 24 horas para dejar el pueblo. En la isla de New Douglas, en Alaska, donde cien chinos fueron montados en un barco y llevados al Mar Pacífico, donde los abandonaron a su suerte. En Grass Creek, Utah, los chinos fueron expulsados del lugar. En un campo minero cercano a Orofino, Idaho, mineros blancos colgaron de los árboles del lugar a cinco mineros chinos.

 

Personas de otros orígenes también han tenido dificultades al emigrar a Estados Unidos, como por ejemplo, durante la Segunda Guerra Mundial, las personas de origen japones, inclusive muchos de los nacidos en territorio estadounidense, fueron internados en campos de concentración.

 

De acuerdo con lo sucedido a los chinos, si de lo único que ha hablado Donald Trump, es de impedir la entrada al país de los musulmanes y tomando en consideración la proliferación de armas existente en Estados Unidos, donde una buena parte de ellas está en manos de elementos conservadores y fascistas, creo que es necesario destacar lo humano, racional y comedido de la propuesta del aspirante republicano.

 

Bibliografía utilizada.- THE CHINA MIRAGE, The Hidden History of American Disaster in Asia. Autor James Bradley.

 

17 de diciembre 2015.

 

 

https://www.alainet.org/es/articulo/174347?language=en
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