Lo masivo y lo popular en las nuevas TIC
- Opinión
Vivimos en una era de cambio rápido donde la tecnología, la desterritorialización, la desnacionalización y lo virtual, junto a los desplazamientos, migraciones y las rupturas ligadas a las transformaciones económicas y políticas generan sensaciones de evanescencia que provocan sentimientos de desarraigo. Estos procesos de desarraigo llevan a una búsqueda intensa de las raíces, dar un sentido de pertenencia, de comunidad. En la nueva figura del mundo lo que se ha globalizado es el mercado y la tecnología, pero la cultura se ha mundializado.
El autor Mohammed Nour Eddine Affaya habla de “una creciente instauración de un colonialismo tecnológico y cultural, con el pretexto, de que la mundialización constituye el “estadio supremo de la civilización humana”, es decir, económicamente el mundo gira desde el capitalismo globalizado, pero la cultura ha desarrollado un sistema de símbolos y sensibilidades mundiales creando un “imaginario colectivo internacional de desterritorialización colaborando con la “apropiación” de los recursos imaginarios colectivos e individuales a través de nuevas industrias culturales[1] , que están sustentadas por redes supranacionales, que amplían su eje de acción y difunde en microsegundos narrativas mediáticas capaces de confundir a los usuarios de red entre lo que significa la cultura masiva y la cultura popular.
La organización en red global ha demostrado que establece desequilibrios de oportunidades y posibilidades entre los países, reproduciendo las diferencias socioeconómicas, tecnológicas y culturales en que los verdaderos espacios reales de democracia y participación son cada vez más escasos poniendo en crisis las sociedades modernas. Estos sistemas no son uniformes, aunque están sobre la base de la homogenización, une, separa y multiplica distancias y diferencias entre las culturas y los individuos, obviando las desigualdades entre los pueblos ricos y pobres.
Por otra parte, la red de redes apoyada por el discurso la globalización/mundialización se interconecta en mercados materiales y simbólicos que modifican las percepciones culturales de los sujetos originando fragmentaciones de identidades y un falso imaginario de una existente “cultura internacional única” en que la mayoría de las ocasiones y que según algunos estudios etnográficos, los usuarios llegan a pensar que la cultura popular y sus dimensiones no son más que expresiones folclóricas y lejanas del mundo moderno, cuyos efectos y percepciones por parte de éstos (usuarios) están ligados en la mayoría de los casos a nuevas formas de intolerancias, racismos, xenofobia, guerras étnicas y prejuicios de todo tipo. Para esto se hace necesario entonces activar la relación/vínculo entre ciudadanía, cultura y comunicación sustentados en nuevos marcos teóricos, políticos que sean capaces de transformar la realidad en la que vivimos.
De igual manera, es importante diseñar estrategias comunicativas que apunte a los movimientos sociales, son ellos los que poseen visiones emancipadoras en que las expresiones culturales son propuestas políticas innovadoras y creativas. Serán estos los espacios reales de comunicación y de nuevas narrativas mediáticas que buscan no solo liberalizar a los sujetos, sino también establecer claramente la diferencia entre la cultura masiva y la popular.
- Miguel Ángel Soto es Docente y Candidato a Doctor en Comunicación y Cultura por la Universidad de Artes y Ciencias Sociales de Chile, ARCIS.
[1] Se entiende que hay un resurgimiento de las fábricas culturales que fueron denunciadas en la década de los sesentas solo y que, hoy los medios de comunicación a través de los procesos de la globalización son muchos más potentes.
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