Salida imprevisible a las puertas de la nueva Legislatura

Futuro institucional abierto en una España en búsqueda de alternativas

12/01/2016
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° Equilibrio político frágil

 

° Voto mayoritario a la izquierda

 

Las elecciones generales del 20 de diciembre pasado abrieron un proceso político que no termina de sintetizarse. Al momento de la constitución de las Cortes para iniciar la XI legislatura este miércoles 13 de enero el escenario se asemeja más a un rompecabezas desarmado que a un prolijo plano de arquitectura institucional.

 

Ninguna de las cuatro fuerzas más votadas logra la mayoría absoluta de 176 escaños para formar nuevo gobierno. Ni el actual gobernante Partido Popular (PP) con sus 123 diputados, ni el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) con 90. Tampoco le alcanzan sus 69 legisladores a Podemos,  ni los 40 que obtuvo Ciudadanos.

 

La intensa ronda de consultas del presidente del Gobierno Mariano Rajoy - y las de los dirigentes políticos de todas las fuerzas entre sí-  a partir de fin de diciembre hasta el inicio de la Legislatura  en puertas no ha producido resultados evidentes.

 

Escenarios posibles

 

Punto coincidente del análisis político es la complejidad para prevenir los cursos probables de acción. “Cualquier previsión sobre lo que puede suceder en España es muy difícil, ya que el equilibrio político es hoy sumamente frágil” sostiene el periodista español Manuel Gari, editorialista de la revista Viento Sur. Quien subraya, el nuevo fenómeno expresado en las urnas: “una mayoría del voto popular se expresó hacia la izquierda”.

 

Apenas horas antes de la sesión de apertura del Congreso del miércoles 13 de enero, Gari evalúa en que incluso “para la mayor parte de la clase política, la gran industria y las finanzas, es decir el poder económico, una nueva convocatoria a elecciones no aparece como la mejor opción”.

 

El tiempo político se achica en la península. Y los escenarios más posibles son dos, según el periodista suizo - español Benito Pérez  del periódico  Le Courrier: “la conformación de una alianza de centro-derecha  integrada por el PP, PSOE y Ciudadanos o bien nuevas elecciones”.

 

Pérez, ex  corredactor en jefe de dicho cotidiano considera que “la búsqueda de una alianza alternativa de gobierno, de izquierda, parece difícil”. Una parte del Partido Socialista tiene más coincidencias con el PP que con Podemos. Por otra parte, muchas de las izquierdas regionales apuestan a la autodeterminación – que no es sinónimo de independencia- y eso las contrapone con otras fuerzas progresistas que no coinciden con esa bandera autonómica. “La derecha, incluyendo el sector más conservador de los socialistas, usa el miedo al independentismo como bandera propia”, afirma.

 

La relación entre España y Europa, no apareció como un tema esencial en el pasado debate electoral, completa Benito Pérez. “Los españoles, en su mayoría,  ven a la Unión Europea (UE) como garante de democracia, de progreso económico  y como fuente de los fondos que aportaron en los años 80 y 90 al desarrollo del país”.

 

Sin embargo, completa, a partir de la crisis del 2007 y 2008, “un sector de la población comenzó a ver con menos simpatía  a la UE en la medida que significativos fondos estructurales priorizaban más a Europa Oriental que a España mismo”.  

 

Jaque al bipartidismo

 

Reflexión europea que comparte también Juan Tortosa, educador especializado suizo - español residente en Ginebra.  Tortosa es activo militante eco-socialista en la plataforma “Clima y Justica Social”, quien coorganizó las diversas acciones Alternatiba en Ginebra, entre septiembre y diciembre del año pasado, como movilización ciudadana alternativa a la Cumbre Climática COP21 de París.

 

Aunque recuerda que “en algún momento de la campaña electoral los partidos de derecha trataron de deslegitimar a Podemos asociándolo a Syriza en Grecia, y crear miedo en la población insinuando que una victoria de esta nueva formación implicaría una crisis al estilo helénico”.

 

Para Tortosa, el mensaje más claro de las elecciones del 20 de diciembre, es que “el bipartidismo español está tocado, herido”.  Y los resultados de las mismas expresan la pérdida de legitimidad de la Constitución de 1978 que posibilitó, justamente, la alternancia del PP y del PSOE durante estos últimos 35 años”.

 

Por primera vez en la historia reciente, subraya, hay una mayoría de españoles que no se reconocen en los dos partidos institucionales más grandes. “La gente no quiere más corrupción ni clientelismo.  Hay una pérdida de legitimidad del sistema que no  significa, sin embargo,  una crisis profunda del mismo”, evalúa Tortosa.

 

Esa pérdida de legitimidad explica, según el educador ginebrino,  el fenómeno de la emergencia de nuevos actores políticos como Podemos, Ciudadanos, y organizaciones regionales.

 

En particular, Podemos, que acaba de convertirse en la mayor fuerza no tradicional. “Apareció como un verdadero tsunami político. Difícil de controlar. Poco estructurado orgánicamente. Representativo de muchos actores sociales, especialmente jóvenes, que buscan un cambio de la sociedad”.

 

 Y con una significativa presencia mayoritaria no solo en Galicia – en alianza con sectores nacionalistas de izquierda-; en Cataluña,  tras las banderas de la actual alcaldesa Ada Colau; sino también, y lo que  es más sorprendente, en Euskadi.

 

Cansancio ciudadano

 

“Ahora se especula con una gran coalición, la que podría incluir al PP y al PSOE. Es el discurso de los grandes grupos mediáticos, ante una población cada vez más hastiada y desmovilizada”, sostiene María Ángeles Pastor,  militante de la asociación Dos Orillas,  comunicadora social en Huelva y  corresponsable del programa Señales de Humo en la radio local.

 

Su mirada crítica tanto hacia los partidos tradicionales como a los nuevos partidos y plataformas de izquierda, la lleva a afirmar  que “con pactos de gobierno o con nuevas elecciones seguirán controlando las riendas de poder los que nos estafaron con la crisis”.

 

Pase lo que pase, “el sistema sale fortalecido. Ganará siempre la oligarquía financiera y empresarial”, en un país donde los grandes temas como la crisis social, el desempleo agudo o la concentración del ingreso, no tienen respuesta de parte de la clase política, concluye.

https://www.alainet.org/es/articulo/174692
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