Los malestares que nos sobran, son las luchas que nos faltan…
- Opinión
Como si estuviésemos participando, al menos como meros espectadores, de una tragicomedia fílmica, nos asaltan a diario una mezcla de fastidio, hartazgo, malestar, burla, rabia e impotencias varias.
Como si despertáramos de la somnolencia placentera de una sucesión de buenas noticias, asaltados por la soberbia, el autoritarismo, la discriminación; vamos derrapando en esta suerte de desgracia palaciega, personificada por los gerentes de fuerzas imperiales foráneas.
Y el panorama está bastante lejos de ser alentador, al menos por ahora.
Al menos por ahora cuando desconocemos qué estrategias se barajan para frenar tanto avance contra derechos y garantías.
Próximo a conmemorarse los 40 años del golpe cívico-religioso-militar, y entre otras consignas entonaremos: “…como a los nazis les va a pasar, a donde vayan los iremos a buscar…”
¿A dónde ahora los iremos a buscar? Seguramente en donde reside el des-gobierno nacional, en algunas de las sedes provinciales de des-gobiernos, nuevamente en algunas filas militares, policiales, judiciales, religiosas, in-comunicacionales, etc.
Pero ¿Quiénes conducen a la militancia? ¿Quién canaliza el malestar y lo traduce en propuesta de acción? ¿Qué tipo de acción?
En algún momento discutíamos respecto de las variantes históricas, y nos debatíamos, por graficar de algún modo un tanto grosero, entre mitrismo y revisionismo.
Los gerentes de turno han optado por algo que a sus fines les resulta mucho mejor: la eliminación de todo vestigio histórico que nos permita discurrir sobre nuestra identidad.
Nos están despojando de historia, memoria e identidad.
Ese artero asalto a los valores que dan forma, junto a otros, al sentido nacional, a la identidad del pueblo con todo lo que implica el recorrido histórico –héroes, traidores, próceres, líderes, cobardes, etc.- nos conduce a un estadio que, de no frenarlo de inmediato, será de difícil retorno.
Perdiendo la memoria, la identidad, perdemos eso que nos enlaza como pueblo en busca de una realidad y futuro en permanente construcción.
Nos quedamos vacíos.
Aquellos que tienen en su haber más de treinta años de militancia y compromiso en las calles, conocen de métodos, estrategias necesarias para cada movilización. Ese saber debería poder trasladarse a las nuevas camadas que habrán de hacer sus primeras armas, valga el término, en la resistencia y en un probable contra-ataque.
En virtud de lo acontecido en las últimas semanas, estimamos que muy probablemente, recurriendo a la figura de “estado de conmoción interna”, se decrete el Estado de Sitio, se suspenda la vigencia y aplicación de la Constitución Nacional y no se habilite la apertura del Congreso de la Nación, como así las legislaturas provinciales.
En caso que lo consideren necesario –ante un panorama tal las calles y las plazas volverán a rebalsar de pueblo- recurrirán sin dudar a las fuerzas policiales, la nueva versión del brazo armado del imperio.
¿En qué nos basamos para sostener el cuadro antedicho? Fundamentalmente en la falta absoluta de representatividad de la actual administración ya que, como bien analizara algún compañero, carece de mayoría más allá de los resultados electorales; apenas contaría con un 25% de caudal electoral propio, que pueda “aplaudir” el derrape institucional que se viene desarrollando.
Ante esta posible realidad y la patética práctica de gobernar por decretos, más la connivencia del partido judicial y la corporación mediática, intentarán avanzar aún más sobre todos los bienes y recursos del Estado y la Nación, para servírselo en bandeja a su patrón, el nazi-sionismo imperial.
Mientras tanto, el pueblo está en las calles y en las plazas. Muchos canalizando su estupor e impotencia. Demasiados ya, casi sin llorar al recibir los telegramas de despido, pasan inmediatamente a la acción que conocen y que siempre ha sido su única herramienta: la lucha en las calles. Sin dirigentes que organicen, sin gremialistas que conduzcan, sin estrategias expertas de autoprotección. Sólo exponiendo sus cuerpos a la impudicia del poder policial. Esperando tal vez que de nuevo el pueblo raso ponga víctimas fatales como piedras en el fluir fatídico del abuso de la mafia a cargo de los poderes ejecutivos y judiciales.
Es inaceptable que nosotros, el pueblo, sigamos poniendo los muertos mientras los dirigentes idean estrategias en sus bunkers: aumentan los despidos y los sueldos de las fuerzas de seguridad y ninguno de nuestros referentes sale a decirnos al menos qué no hacer. Aún como pueblo no entendemos de tiempos políticos, pero sí de avasallamientos e impotencias. Esperemos que por una vez no nos toque pagar con cadáveres la vigencia de los derechos obtenidos hasta ahora. Esperemos que la fuerza popular sea sabiamente conducida hacia logros limpios y progresivos, con bravura y convicción, pero sin sangre nuestra.
Pero ya cuentan con muertes en su haber los personeros de la presente desgracia gubernamental. Cuentan con muertes bastante antes de las elecciones pasadas, como después de las mismas.
Pretenden continuar ignorando sus responsabilidades en relación al conveniente incendio de Iron Mountain en el que murieron nueve bomberos y un rescatista. Con esa criminal acción varios se beneficiaron al “desaparecer” toda la documentación que los comprometía.
Cabe recordar que: “…En el incendio del depósito de Iron Mountain se perdieron cajas pertenecientes a más de 600 empresas. La empresa líder en administración de información es sospechada de acordar con sus clientes para eliminar pruebas que las podrían involucrar en casos de “coimas” y/o acciones de lavado de dinero.
Entre las entidades que guardaban documentación en el depósito incendiado se encontraban cajas de Sideco Americana (Grupo Macri) que habían sido caratuladas como “Coima”, documentos del HSBC, cajas bajo la denominación "Cablevisión U$S250 millones" y "Cablevisión Prospects" en el JP Morgan (entidad que perdió 4000 de un total de 4400 cajas que tenía en el depósito)…” (1)
La muerte de los Gendarmes ocurrida en Rosario de la Frontera poco antes que finalizara el 2015, también pesan sobre, si las tuviesen, las consciencias de los actuales disfuncionarios nacionales.
Las des-medidas antipopulares provocan la reacción social, ante ello, deciden el envío de efectivos para contener (reprimir) la misma. No importa de dónde sean los caídos, el poder quiere sangre.
¿Cuánto tiempo más se habrán de tolerar los atropellos que viene padeciendo el pueblo desde el 10 de diciembre del 2015?
Desde la Red de Comunicadores del Mercosur se alerta diciendo, entre otras cosas que: “…Son los gerentes de las grandes corporaciones y los grupos económicos nacionales e internacionales ligados al capital financiero, los que están gobernando; con la complicidad de un sector muy importante del Poder Judicial, con la protección mediática. Esto torna a esta experiencia de la derecha como novedosa en muchos aspectos, pero también muy peligrosa por la impunidad y el poder, con la que actúa. La represión es una herramienta esencial para sostener este proyecto de país. Tienen un plan, no improvisan y están dispuestos a aplicarlo.
(…)
Hay que construir otra comunicación, donde debemos cuestionarnos la utilidad y legitimidad de las herramientas que en este campo venimos utilizando desde hace años y resignificar las nuevas tecnologías para no terminar hablando entre los convencidos.
Sin organización, la historia demuestra, que no hay posibilidades de enfrentar un proyecto como el que hoy está en el gobierno.
Firmemos documentos, solicitadas, denunciemos en las redes lo que pasa; pero tengamos en claro que nuestro pueblo, siempre definió a su favor la contienda política en las plazas y en las calles. Para eso no alcanza con los que hoy estamos protestando.
La comunicación tiene, en este contexto en particular, un rol preponderante y protagónico. Asumamos el desafío, pues la criminalización de la protesta social es sólo una parte de su plan. Está claro que vienen por todo y todos…”
Las luchas que nos faltan nos convocan cada día con mayor rigor, para asumir cada cual el rol que debemos desempeñar ante el avasallamiento de nuestros derechos y libertades; no podemos minimizar lo que nos acontece y nos afecta, pero tampoco podemos permitir que la sangre del pueblo se siga vertiendo en cada protesta, en cada acción en defensa de nuestro presente y destino.
Pero para ello, como destacamos anteriormente, hace falta conducción, estrategia y liderazgo para que, como expresara oportunamente el General Perón, y por favor rogamos interpretar lo que sigue con la sutileza suficiente como para no sentir que se hiere deliberadamente a los nuestros: “…el pueblo marchara con los dirigentes a la cabeza o con la cabeza de los dirigentes…”
Que así sea.
- Norberto Ganci es Director de El Club de la Pluma
elclubdelapluma@gmail.com, elclubdelapluma@hotmail.com, http://elclubdelapluma.com.ar
Notas y Referencias
1 - http://www.telam.com.ar/notas/201503/97399-iron-mountain-incendio-empresas-involucradas.html
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