El caso latinoamericano y caribeño

Los avatares del crecimiento y desarrollo político (XIV)

25/01/2016
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14ª Parte

 

En el periplo que venimos recorriendo por las condiciones de crecimiento y desarrollo de los países progresistas de Latinoamérica y el Caribe, hemos encontrado condiciones especiales de acción en cada uno de ellos, pero siempre tendiente a un manejo autónomo de su vida interior y de la relación con sus pares, en que sobresalen los asuntos relacionados con el imperio mayor y otros, allende los océanos.

 

Bien vale hacer un paréntesis en el análisis de los escenarios históricos brasileños, para echar un vistazo a las condiciones generales para la región, prendida de las situaciones planetarias. La derecha en Latinoamérica –colgada de los manejos imperiales, con apoyo mediático espectacular- busca con afán el retorno al poder, no como secuencia posible de un régimen realmente democrático, en que la alternancia puede ser búsqueda de mejores condiciones para un alto desempeño, en las tareas por el bienestar colectivo de sus habitantes, a partir de la autodeterminación nacional, sino con actitud revanchista contra todos los que están haciendo posible la democratización y transparencia en el uso de los recursos.

 

Las actuaciones en Argentina de Macri, quien logró en un proceso electoral hacerse de la presidencia, y en Venezuela en donde esperan ansiosamente algo similar, tras obtener el control del poder legislativo, fieles a su hábito golpista y anti democrático, están imponiendo, en el primer caso e intentándolo en el segundo, condiciones que pueden echar por tierra avances “dolorosos” para los poderosos, pero posibles para mejorar las rutas de la educación, la salud, y otros elementos del bienestar social. En otros países -Honduras y Paraguay- han dado golpes de estado suaves -mínimo derramamiento de sangre- por ello están preparando algo similar en Brasil, cuyo proceso actual jalona la unidad del subcontinente.

 

El hecho es que los proyectos progresistas en Nicaragua, Venezuela, Ecuador, Brasil, Uruguay, Bolivia y Argentina, fundamentalmente -cuyos mecanismos electorales llevan al poder a fuerzas que buscan cambios hacia el usufructo nacional de sus recursos naturales y de toda índole- están cimentados en las clase sociales mayoritarias y nacionalistas. Las políticas públicas producto de compromisos de campaña con pueblos y comunidades organizadas y alianzas con sectores de la burguesía "progresista y nacionalista" van en otro escalón del apoyo obrero, campesino y de otras clases populares. Algunos sectores populares y de clase están incorporados a partidos de izquierda, aliados al poder, sea cual este fuere o que actúan por su cuenta; solo con ellos o de modo individual operarán, no pueden o no quieren, por ahora, ser parte alternativa de cambio viable, que profundice logros y evite el arribo de los “comediantes” más estrafalarios de las ambiciones imperialistas, como ocurrió en Guatemala. Los que actúan independientemente son organizaciones de la ultra izquierda (marxistas, troskistas y otros) que quisieran la entrada directa al socialismo real, exponiendo los avances logrados y sin mediar tiempos y acciones para llegar a ello.

 

La acometida latinoamericana conservadora contra gobiernos progresistas y el apoyo condicionado a otros que siguen las normas de los organismos multilaterales (FMI, BANCO MUNDIAL y BID), tiene un largo período en la vida de relación al interior de cada país y región de América. Siempre, en cada momento de la historia nacional y regional, el enfrentamiento –generalmente armado- se da entre: pueblos indios de grandes culturas y ejércitos invasores-colonialistas provenientes de Europa; realistas o peninsulares e insurgentes; conservadores y liberales; ejércitos mercenarios al servicio del capital y revolucionarios. Esa situación no cambia, es suave en donde la tarea del transformación es nula y violenta en donde se avanza –aún con grandes carencias por la presión transnacional aliada a esos capitalistas internos-. La nueva fase violenta se enfila hacia los progresistas. Venezuela es el paradigma democrático a vencer. Ahora su gobierno está afligido, tanto por: la acción, provocando la violencia, de los "hermanos" lópez-caprilistas, la crisis y caída de petroprecios –que nos afecta a varios países de la región- como internacionalmente por la gestión de la derecha, al servicio del imperio y la socialdemocracia derechizada, con Felipe González como personero, pero a la vez, por el grupo de ex presidentes cooptados de gobiernos de nuestra América y la reacción mediática, comandada por el periódico derechista español, El País. En Brasil se viven condiciones con similitud y diferencia con las de Venezuela, pero con finalidades semejantes, que veremos oportunamente, pero no alteran las apreciaciones que presentamos.

 

Los pretextos para irse sobre estos gobiernos son diversos. La mayoría utilizados con dolo. Lo hecho hasta ahora en las naciones con gobiernos de avanzada, tiene muchas luces en beneficio de sus mayorías, pero también sombras que repercuten negativamente en su vida interna. El gobierno venezolano reconocerá que hay errores, limitaciones y corruptelas que, como en Brasil, están buscando torcer el sentido de la historia. Las mayorías demandan soluciones inmediatas a necesidades de: la mesa familiar  el entorno educativo, salud y paz social, pero se duelen y lo muestran en las urnas, si la corrupción es visible en los meandros gubernamentales, coludidos con la empresa privada nacional o transnacional. Este es un hándicap para la atención urgente de dichos gobiernos.

 

Ingentes políticas de control de la arbitrariedad y corrupción se están “cocinando” en casi todos los países de la región latinoamericana y caribeña. Su aplicación es urgente e insoslayable. Los países de vanguardia nacionalista, los que tienen ya un camino andado progresista al servicio de sus pueblos y comunidades, son los más obligados a poner el ejemplo. Tendrán que sacudir sus estructuras gubernamentales y llevar a juicio a quienes, de ese modo nefasto, se oponen sin expresarlo, a los cambios logrados hasta ahora.

 

 El empeño por salir de la corrupción, junto al acentuamiento de la recuperación de su mercado interno –agrícola, pecuario, pesquero, minero, de transformación, turístico y demás- mantendrá en lo posible, condiciones logradas en otro contexto de recursos provenientes de sus exportaciones, mismas que merman al unísono de la economía transnacional y requieren voltear, con precisión y vigor, a un intenso uso de lo que aún queda de recursos por exportación y producción interna –ante la merma de los mercados externos y la devaluación aún sin fondo de las monedas locales(1)-. Para ello, habrá que echar mano de los mecanismos de financiamiento montados por los BRICS, Asia con China a la cabeza y la conformación avanzada en Latinoamérica por Brasil y los países del MERCOSUR. (1) Ver: http://fmpatagoniamadryn.com.ar/web2/index.php/k2-8/2014-12-23-04-21-46/listing-1-column/item/1823-argentina-el-unico-pais-del-mundo-en-el-que-suben-las-naftas-mientras-baja-el-precio-del-petroleo  

 

Además de las tareas puntuales que en cada país se realicen, tanto para impulsar, en medio de la escasez de recursos sus políticas de cambio para el fortalecimiento o al menos mantenimiento de las condiciones de vida de sus pobladores -sin abandonar su afán por la autodeterminación- habrá que seguir con atención acuerdos y determinaciones que se definan en la CELAC, quien tiene que lograr consensos entre sus 33 países que la conforman, pero es un buen momento para acuerdos parciales, al margen de la generalidad que debe mantenerse, en búsqueda de la unidad regional en diversos temas, que ya dieron importantes resultados positivos. Ver: http://www.elcomercio.com/actualidad/celac-prepara-quito-cumbre-presidencial.html   (Continuará) 

 

Puebla, Pue. 24-enero-2016.

 

Correo electrónico: v_barcelo@hotmail.com

https://www.alainet.org/es/articulo/174977
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