En Chiapas, papa Francisco reconoce a indígenas como sujetos de Teología de la Liberación

17/02/2016
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Papa Francisco en la tumba del Obispo Monseñor Samuel Ruiz papa francisco tumba samuel ruiz
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En la histórica catedral de San Cristóbal de las Casas,  el papa Francisco ha visitado el pasado lunes 15 de febrero la tumba de Samuel Ruiz (1924-2011), el obispo más polémico de la Iglesia en México, que defendió a los indígenas y medió con la guerrilla zapatista de Chiapas. “Tatic” (nuestro padre), como le llamaban los indígenas, fue perseguido por gobernantes y caciques e incluso criticado por sus propios pares por su cercanía a la Teología de la Liberación y por ser defensor y voz de los indígenas oprimidos.

 

Algunos analistas se preguntan: “¿No se dará cuenta el Papa que va a sembrar la confusión con este gesto? ¿No se dará cuenta que se puede reactivar la teología de la liberación?”. ¿Si Francisco se arrodilla frente a la tumba de Don Samuel significa que el Papa simpatiza con el marxismo?

 

El papa Francisco hizo de su presencia una amplia reivindicación de los pueblos indígenas, de quienes, dijo, tenemos mucho que aprender. También llamó a pedirles perdón, y al término de la misa en San Cristóbal de Chiapas, en que entregó un decreto por el cual quedan formalmente autorizadas las ceremonias litúrgicas en lenguas indígenas. Con ello, y su posterior homenaje en silencio al Tatic Samuel Ruiz García ante su tumba en la catedral, la iglesia autóctona y la teología india reciben del Vaticano el reconocimiento que por años les fue negado, comenta Bernardo Barranco en el diario La Jornada (1).

 

Un día después de pisar el municipio de Ecatepec, paradigma de la pobreza urbana adosado a la Ciudad de México, el papa Francisco pisó el persistente paradigma de la pobreza rural, Chiapas. Transcurridos 22 años del levantamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, este Estado sigue encarnando la inequidad en México, con un 76,2% de sus habitantes en la pobreza, entre los que se cuentan 1,6 millones (sobre una población de 4,7 millones) en pobreza extrema según datos oficiales, cifra que se aproxima al porcentaje de población indígena de Chiapas, un 27% de los chiapanecos.

 

Lo que el Gobierno mexicano más temía se ha producido: el papa Francisco, cuyo liderazgo mundial trasciende al religioso, se plantó este lunes en la selva de Chiapas y pronunció un duro alegato contra “el dolor, el maltrato y la inequidad” sufrida por los pueblos indígenas, que en México suman 11 millones de personas de un total de 50 en toda América Latina. Jorge Mario Bergoglio pidió perdón a los indígenas y animó a que los gobernantes también lo hagan por “excluirlos, menospreciarlos y expulsarlos de sus tierras”.

 

Las organizaciones integrantes de la Red por la Paz Chiapas y Melel Xojoba han denunciado un contexto de exclusión estructural que “desde el levantamiento armado del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) en 1994, el Estado mexicano ha implementado una política de contrainsurgencia que fomenta conflictos intercomunitarios, desplazamientos forzados, crímenes de lesa humanidad, agresiones de todo tipo, como el asesinato del Maestro Zapatista Galeano en mayo de 2014, que conlleva a una descomposición social, que polariza a las comunidades y organizaciones sociales, generando pocas posibilidades de solución a los conflictos, obstaculizando con ello los proyectos de autonomía de los pueblos y comunidades zapatistas, así como de otros pueblos organizados que se plantean su propio camino para resolver sus problemas desde sus propias formas y modos de organización” (2).

 

Francisco en San Cristóbal desarrolló una homilía profunda, crítica, con maneras suaves. La entrada no pudo ser más emblemática, pues comienza con el Éxodo, texto clásico de la teología de la liberación y muy utilizado por Samuel Ruiz. Dijo: “Un pueblo que había experimentado la esclavitud y el despotismo del faraón, que había experimentado el sufrimiento y el maltrato, hasta que Dios dice ‘basta‘, hasta que Dios dice ‘¡no más!’ He visto la aflicción, he oído el clamor, he conocido su angustia (cf. Ex 3, 9). Y ahí se manifiesta el rostro de nuestro Dios, el rostro del Padre que sufre ante el dolor, el maltrato, la inequidad en la vida de sus hijos, y su palabra, su ley, se volvía símbolo de libertad”.

 

El éxodo como la intervención indignada de Dios en la búsqueda de libertad y de dignidad de los pueblos indígenas. En esa búsqueda de amanecer indígena cita el Popol Vuh, como un anhelo que tiene sabor a la tierra prometida donde la opresión, el maltrato, donde la desvalorización sea superada por la fraternidad, la injusticia sea vencida por la solidaridad y la violencia sea callada por la paz. Francisco denuncia que de muchas maneras se ha querido silenciar y callar este anhelo indígena, anestesiar el alma “con la insinuación de que nada puede cambiar o de que son sueños imposibles… La violencia que hay en el corazón humano, herido por el pecado, también se manifiesta en los síntomas de enfermedad que advertimos en el suelo, en el agua, en el aire y en los seres vivientes. Por eso, entre los pobres más abandonados y maltratados, está nuestra oprimida y devastada tierra, que gime y sufre dolores de parto (Rm 8, 22).

 

El Papa Francisco agrega frente a 100.000 representantes de los pueblos indígenas del Chiapas y de Centroamérica: “la creación también sabe levantar su voz; “esta hermana clama por el daño que le provocamos a causa del uso irresponsable y del abuso de los bienes que Dios ha puesto en ella. Hemos crecido pensando que éramos sus propietarios y dominadores, autorizados a expoliarla. La violencia que hay en el corazón humano, herido por el pecado, también se manifiesta en los síntomas de enfermedad que advertimos en el suelo, en el agua, en el aire y en los seres vivientes. Por eso, entre los pobres más abandonados y maltratados, está nuestra oprimida y devastada tierra, que “gime y sufre dolores de parto” (Rm 8,22)” (Laudato si’, 2).

 

El desafío ambiental que vivimos, y sus raíces humanas, nos impactan a todos (cf. Laudato si’,14) y nos interpelan. Ya no podemos hacernos los sordos frente a una de las mayores crisis ambientales de la historia.

En esto ustedes tienen mucho que enseñarnos, que enseñar a la humanidad. Sus pueblos, como han reconocido los obispos de América Latina, saben relacionarse armónicamente con la naturaleza, a la que respetan como “fuente de alimento, casa común y altar del compartir humano” (Aparecida, 472).

 

Sin embargo, muchas veces, de modo sistemático y estructural, vuestros pueblos han sido incomprendidos y excluidos de la sociedad. Algunos han considerado inferiores sus valores, sus culturas y sus tradiciones. Otros, mareados por el poder, el dinero y las leyes del mercado, los han despojado de sus tierras o han realizado acciones que las contaminaban. ¡Qué tristeza! Qué bien nos haría a todos hacer un examen de conciencia y aprender a decir: ¡Perdón! ¡Perdón, hermanos! El mundo de hoy, despojado por la cultura del descarte, los necesita a ustedes”.

 

El método ver-juzgar-actuar

 

Bergoglio ligó la protección de los inmigrantes con el cuidado a la naturaleza, tema central de su encíclica Laudato sì. Dijo que “el mundo de hoy” tiene mucho que aprender de la relación “armónica” de los indígenas con la naturaleza y animó de nuevo a los gobernantes a tomar ejemplo de una cultura que aún educa a sus jóvenes “con la sabiduría de sus ancianos”. Tras las palabras de Bergoglio, el obispo de San Cristóbal de las Casas, Felipe Arizmendi leyó un emotivo mensaje suscrito por las comunidades indígenas: “Aunque muchas personas nos desprecian, tú has querido visitarnos y nos has tomado en cuenta. Llévanos en tu corazón con nuestra cultura, con las injusticias que sufrimos, con el dolor de nuestros enfermos. Gracias por haber aprobado el uso en la liturgia de nuestros idiomas. Queremos hablarle a Dios en nuestra lengua”.

 

El Obispo de San Cristóbal de Las Casas, México, Monseñor Felipe Arizmendi Esquivel, comenta sobre el compromiso de la Iglesia católica a favor de los más pobres a través de la metodología VER-JUZGAR-ACTUAR que se utiliza en las Comunidades Eclesiales de base de toda Latinoamérica desde 1968, herencia histórica de la Juventud Obrera Cristiana JOC.

 

“Ver: Algunas personas se molestan cuando el Papa Francisco y otros miembros de la Iglesia hablamos de la situación de pobreza y exclusión en que viven millones de personas; cuando se denuncia el sistema económico actual, idolátrico del dinero; cuando se invita a los seguidores de Jesús a asumir la opción prioritaria que El hizo por los pobres. Un tiempo se les calificó de comunistas, teólogos de una liberación marxista, incitadores de una guerra violenta entre clases sociales, poco fieles a la misión de la Iglesia.

 

En una reunión eclesial latinoamericana muy importante en que participé en julio del año pasado, cuando se propuso como objetivo ser una Iglesia pobre para los pobres, siguiendo el sueño del Papa Francisco, algunos protestaron, pidiendo que se matizara la frase, que eso a algunos los escandalizaría, que no volviéramos a otros tiempos de confrontación interna por estos temas… Afortunadamente la propuesta se aceptó, al menos en los planes y papeles, pues no es fácil asumirla con todas sus consecuencias. El mismo Papa ha encontrado serias resistencias en esto, pues a muchos les cuestiona y les molesta su insistencia y su propio estilo de vida, austero y sencillo.

 

 Pensar: Al respecto, el Papa Francisco ha sido muy explícito: “El corazón de Dios tiene un sitio preferencial para los pobres, tanto que hasta Él mismo se hizo pobre. La pobreza está en el centro del Evangelio. ¡Cómo quisiera una Iglesia pobre y para los pobres!

 

Existe un vínculo inseparable entre nuestra fe y los pobres. De nuestra fe en Cristo hecho pobre, y siempre cercano a los pobres y excluidos, brota la preocupación por el desarrollo integral de los más abandonados de la sociedad.

 

Hoy y siempre, los pobres son los destinatarios privilegiados del Evangelio. Para la Iglesia, la opción por los pobres es una categoría teológica antes que cultural, sociológica, política o filosófica. Sin la opción preferencial por los más pobres, el anuncio del Evangelio corre el riesgo de ser incomprendido. Es necesario que todos nos dejemos evangelizar por los pobres.

 

Todas las personas, verdaderamente todas, son importantes a los ojos de Dios. El rico y el pobre tienen igual dignidad, porque a los dos los hizo el Señor. El Papa ama a todos, ricos y pobres, pero tiene la obligación, en nombre de Cristo, de recordar que los ricos deben ayudar a los pobres, respetarlos, promocionarlos. Nunca los dejemos solos.

 

Estamos llamados a descubrir a Cristo en los pobres, a prestarles nuestra voz en sus causas, pero también a ser sus amigos, a escucharlos, a interpretarlos y a recoger la misteriosa sabiduría que Dios quiere comunicarnos a través de ellos.

 

Nadie puede sentirse exceptuado de la preocupación por los pobres y por la justicia social. ¡Ruego al Señor que nos regale más políticos a quienes les duela de verdad la sociedad, el pueblo, la vida de los pobres! Estamos llamados a reconocer a Cristo sufriente en los sin techo, los toxicodependientes, los refugiados, los pueblos indígenas, los ancianos cada vez más solos y abandonados, los migrantes.

 

Hay un signo que no debe faltar jamás: la opción por los últimos, por aquellos que la sociedad descarta y desecha. Jesús nos advierte: el amor a los demás —extranjeros, enfermos, encarcelados, los que no tienen hogar, incluso los enemigos— es la medida con la que Dios juzgará nuestras acciones. De esto depende nuestro destino eterno.

 

Tenemos que aprender a estar con los pobres. No nos llenemos la boca con hermosas palabras sobre los pobres. Acerquémonos a ellos, mirémosles a los ojos, escuchémosles. Los pobres son para nosotros una ocasión concreta de encontrar al mismo Cristo, de tocar su carne que sufre. Ayudar a los pobres con dinero debe ser siempre una solución provisoria para resolver urgencias. El gran objetivo debería ser siempre permitirles una vida digna a través del trabajo. La peor discriminación que sufren los pobres es la falta de atención espiritual”.

 

Actuar: Para que la visita del Papa empiece a dar frutos, revisemos nuestros criterios y nuestras actitudes ante los pobres, que están en todas partes”, concluye el Obispo de San Cristóbal de Las Casas (3).

 

Homenaje a la Iglesia católica rebelde de Chiapas

 

Desde hace más de cinco siglos, la Iglesia católica latinoamericana y la lucha indígena caminan de la mano. En la guerra de exterminio contra los pueblos indios el catolicismo ha sido simultáneamente instrumento de dominación y espacio de resistencia. La visita del papa Francisco a San Cristóbal de Las Casas está inscrita en esta compleja dialéctica.

 

Al respecto Luis Hernández Navarro analiza en su columna del diario La Jornada que “decía el historiador y antropólogo Andrés Aubry que, en Chiapas, la Iglesia católica “nació rebelde porque el fundador de la diócesis, fray Bartolomé de Las Casas, fue condenado por el rey y la Inquisición en 1570. ¿La razón? Entre muchas otras, pero la mayor: su tesis de que la soberanía del continente es de los indios…”

 

El Chiapas que fray Bartolomé forjó, una de las cunas de la conciencia moderna de los derechos humanos, fue –recuerda Aubry– la tribuna mundial de los indígenas. Dejó de ser el refugio de los encomenderos prepotentes para convertirse en la Iglesia popular desde la cual hablan los explotados.

 

Se trata de una Iglesia popular nacida de la fuerza de la identidad y cultura indígenas, de su capacidad para impactar las instituciones eclesiales, que renace en la década de los 60 del siglo pasado, durante el obispado de Samuel Ruiz. En esa época convergieron un proceso de reconstitución de los pueblos indios, con el Concilio Vaticano II y la II Conferencia General del Episcopado Latinoamericano realizado en Medellín. El mismo don Samuel Ruiz fue atravesado por esa dinámica. “Yo creía –confesó– que me habían enviado a Chiapas para evangelizar a los indígenas, y resulta que he sido yo el evangelizado por ellos”(4).

 

Eduardo Febbro, en su columna del diario argentino Página 12 considera que “Dios en nuestra lengua”, así se expresaba hace varias décadas el fallecido obispo de San Cristóbal de las Casas, monseñor Ruiz, a quien el Papa ofreció un homenaje de alcance universal cuando se recogió ante su tumba. En esa historia convergen varios episodios que implican al mejor intérprete de la teología india y uno de los hombres más comprometidos y progresistas de la Iglesia, el obispo Monseñor Ruiz, y a los mismos indígenas zapatistas que hace 22 años se levantaron en armas contra la segregación y la dominación colonial respaldados por el mismo obispo, a quien los indígenas apodaban “Tatic”, papá en tzoztil.

 

El Papa fue hasta la tumba de monseñor Ruiz en un gesto que abarca un doble significado: por un lado, el homenaje a la rama progresista del clero mexicano y su compromiso con los pueblos: por el otro, a esa teología india que es, a su vez, un capítulo de la tan combatida Teología de la Liberación. El Vaticano veía en esa teología una emanación diabólica del marxismo y la persiguió y aisló durante décadas. Ahora, aquella idea de la izquierda católica latinoamericana se ve reivindicada en su identidad más original a través del homenaje papal a monseñor Ruiz.

 

 El obispo definía esa teología india como algo que “nace al interior de un contexto de opresión. No fue sólo una conquista violenta de esta tierra por parte de España: también la religión, como la supremacía política, viene impuesta”.

 

La historia personal de “Tatic” describe la trayectoria de un descubrimiento y de la adaptación a un hombre al medio en el que le tocó vivir. Lejos de ser un teólogo progresista, cuando llegó a Chiapas en 1962 Samuel Ruiz tenía poco más de 30 años y profesaba un conservadurismo que se tradujo inmediatamente en la denuncia contra el comunismo.

 

 Pero el medio ambiente lo transformó en un militante de la causa indígena. Como lo recuerda en las páginas del semanario Proceso, uno de los colaboradores más cercanos de monseñor Ruiz, Heriberto Cruz Vera, párroco del Santuario de Tila, “primero tuvo que darse la conversión de Don Samuel, que dejó de pensar que venía a enseñar a los indígenas a usar zapatos y a hablar español, para dar el paso siguiente: dejar que estos fueran sujetos de su historia y reconocerles su dignidad como hijos de Dios y como ciudadanos”. Hombre de carácter fuerte, de convicciones adquiridas irrenunciables y de una capacidad innata para aprender idiomas, Ruiz se transformó él mismo y su propia Iglesia. Se hizo un portavoz de los derechos de las comunidades entre las cuales vivía y aprendió sus idiomas: el tzotzil, el tzeltal, el chol y el tojolabal, en los cuales predicaba.

 

A finales de los años 70 hizo pública su adhesión a la “opción por los pobres”. Hoy, la expresión es una política de Estado del mismo Vaticano, pero en aquellos años era poco más que un pecado. El padre Heriberto Cruz Vera recuerda que estaba prohibido decir “la Iglesia de los pobres” así como “la Iglesia que nace del pueblo”. Pero fue la Iglesia que “Tatic” encarnó con sus formas de militar y de vivir, montado a caballo entre lodazales y montañas, con sus andar por San Cristóbal de las Casas con los zapatos embarrados o vestido con los atuendos que le ofrecían los indígenas.

 

 Los símbolos iban, además, con la realidad de sus decisiones. Ruiz levantó un muro de indignación en el Vaticano cuando decidió ordenar a diáconos indígenas casados (340). La Santa Sede pugnó para dejar sin efecto la medida y hubo que esperar hasta que llegara el papa Francisco para que se levantará la prohibición de ordenar de diáconos indígenas casados. Muchos antes de que el Trono de Pedro sea ocupado por un papa latinoamericano, Samuel Ruiz ya profesaba la línea de Francisco: “Caminar con ellos”.

 

Durante más de 40 años monseñor Ruiz caminó con los indígenas con su teología india bajo el brazo y una espada de Damocles sobre su cabeza. El Vaticano y la Arquidiócesis de México hicieron de él casi un hereje. En 1999, poco después de la visita que Juan Pablo II efectuó en México, la Arquidiócesis mexicana publicó un documento en el cual consideraba que “la teología india, además de no ser ortodoxa, puede deparar muchos males a los indígenas. La condena papal intenta defender a los indígenas de estos males; es una expresión del amor y solicitud del Papa a los indígenas”.

 

Los tiempos transcurridos sirven para narrar la historia y medir, entre las superficies lentas del pasado y la velocidad del presente, las evoluciones y los retrocesos. Ayer, en Chiapas, el papa Francisco admitió los abusos y las acciones eclesiásticas que los denunciaron en una región donde más de un millón y medio de personas, todas indígenas, viven en condiciones de pobreza absoluta. Nada de ello conmovía a Juan Pablo II y su jerarquía. La Santa Sede probó cuanto pudo para apartar a Ruiz de su cargo, sin éxito. Cuando estalló la revuelta del Ejército Zapatista de Liberación, EZLN, el 31 de diciembre de 1993, Monseñor Ruiz fue acusado por los cancerberos de la Santa Sede de haber fomentado y participado en aquella gesta. El Obispo de la Teología indígena siempre apoyó los reclamos zapatistas, salud, alimentación, tierra y justicia, aunque no su metodología armada. Tras el levantamiento liderado por el subcomandante Marcos, el religioso actuó como un mediador decisivo en los acuerdos de paz. Fue nombrado presidente de la Comisión Nacional de Intermediación (Conai). Su intervención dio lugar a los primeros acuerdos de paz entre los Zapatistas y el gobierno (1996), pero los incumplimientos de los mismos y las acusaciones de “imparcialidad” contra Monseñor pusieron término a su mediación.

 

En su escala más íntima con los pueblos originarios de México y contra las causas que aún los marginan, el Papa, al menos con el poder de la retórica, borró muchas décadas de desprecio por parte de los mismos poderes religiosos. A la historia no la transforma únicamente las palabras. Al menos estas sirvan, tal vez, para arraigar en la tierra los cimientos de une nueva historia que otros contarán más tarde. Quizá con menos muertes, menos hambre, menos colonialismo y menos segregación, concluye Eduardo Febbro (5).

 

Un gesto equivalente a la beatificación de Arnulfo Romero

 

El obispo Raúl Vera, uno de los más rebeldes a la Iglesia conservadora en México, aliado en la causa de renovar el catolicismo a favor de la gente más vulnerable y así aconsejó al Papa: ¡Hay que visitar la tumba de Samuel Ruíz!

 

 “Para mi ese gesto es equivalente a la beatificación de Arnulfo Romero (obispo de El Salvador asesinado por criticar los abusos de ejército)”, dijo Vera.

 

 “Orar frente a esos restos (que se encuentran en la catedral de San Cristobal de las Casas, Chiapas) es confirmar a la Iglesia que empujó el obispo Ruíz”, advirtió Francisco Magaña, superior provincial de la Compañía de Jesús en México.

 

La misma católica pero centrada en organizar e instruir a los más pobres y, particularmente a los indígenas con quienes trabajo Samuel Ruíz durante 40 años para fundar las bases de lo que hoy es la Ley de Usos y Costumbres que no es otra cosa que el reconocimiento de los pueblos originarios de México a tener sus propios sistemas de gobierno y justicia así como el derecho a la propiedad.

 

Porque cuando el obispo que hoy venera Francisco llegó a Chiapas en 1960 (a la edad de 36 años) a los indígenas ni siquiera se les permitía sentarse en las bancas de las plazas por donde se paseaban los terratenientes, cafetaleros, el clero y los políticos de raza blanca y mestizos.

 

“Era una sociedad muy racista”, recordó Vera.

 

En 1995 Vera fue enviado por sus superiores a la diócesis de San Cristobal para vigilar y contrarrestar las actividades de Ruíz; en cambio se alió a éste y su trabajo de enseñar a tzolziles, tzeltales, tojolabales y otras etnias a crear equipos de trabajo en salud, derechos humanos, educación y, sobre todo, a cuestionar.

Como resultado de esa preparación surgió el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) para reclamar las tierras que nunca se dieron a los indígenas y la autonomía que se les negó desde la conquista española. El movimiento tomó varias alcaldías el 1 de enero de 1994, el mismo día que arrancaba el Tratado de Libre Comercio con América del Norte y eso enfureció al gobierno.

 

“Teólogo de la violencia”, lo llamó el entonces presidente Ernesto Zedillo para luego reclamarlo como intermediario para la paz un papel que ejerció hasta su muerte en 2011 (6).

 

Para el obispo Raúl Vera, no tiene nada de extraño que Bergoglio visite en México preferentemente lugares empobrecidos, marginales, donde está presente la violencia, la exclusión y la corrupción. “Es el estilo propio del papa Francisco y ése es el papa que tenemos. Él ha enfocado su servicio pastoral a la Iglesia a partir de los más vulnerables. Lo dijo desde que comenzó su pontificado: ‘La Iglesia tiene un poder y ese poder es el amor, manifestado en el servicio a los más pobres’. ¡Impresionante! Por otra parte, anunciar el Evangelio en lugares de conflicto y de grandes contradicciones, es muy propio de la teología latinoamericana, donde hemos avanzado a pesar de muchas carencias, de muchos ataques, incluso de la propia jerarquía eclesiástica”, dice el titular de la Iglesia en Saltillo.

 

“El papa está asumiendo con muchos creyentes la cruz del sufrimiento social, está corriendo muchos riesgos, pero también sabe que el camino de la cruz lleva a la resurrección. Es una manera de acompañar a la Iglesia latinoamericana y a muchos grupos sociales que están luchando y resistiendo por construir una nueva sociedad, y él es un profeta que viene a cambiar la historia” (7).

 

Apoya Vaticano a indígenas que asisten a encuentro latinoaméricano en Chiapas

 

Horas antes de la visita del Papa a la ciudad, se clausuró el Encuentro Latinoamericano con la Encíclica “Laudato Si” que durante los días 13 y 14 de febrero y con motivo de la visita papal, convocó en la ciudad a más de 100 personas representantes de organizaciones indígenas, campesinas y ambientalistas, así como movimientos sociales y académicos de 17 países. Este encuentro estuvo organizado por la Alianza Mesoamericana de Pueblos y Bosques (AMPB), la Coordinadora Indígena de la Cuenca Amazónica (COICA), el Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de Las Casas, AC, la Red Mexicana de Organizaciones Campesinas Forestales (Red MOCAF).

 

El encuentro Laudato Sí hace referencia al título de la segunda Carta Encíclica del Papa Francisco y primera encíclica en la historia dedicada a la situación ambiental, ya que en su contenido el máximo Jefe de la Iglesia Católica exhorta a la responsabilidad común del cuidado de la Madre Tierra abogando por el desarrollo sostenible e integral y representa una crítica al modelo económico imperante.

 

“Buscamos conocer el alcance de la Carta Encíclica del Papa Francisco para una nueva ética ecológica integral y además valorar el aporte de la Carta Encíclica del Papa Francisco para la agenda indígena latinoamericana en materia de bosques, derechos de pueblos indígenas y la defensa de la madre tierra y del territorio”, señaló en su comunicado el Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de Las Casas, fundado por el obispo de Samuel Ruíz García (8).

 

El Vaticano, a través del Presidente del Pontificio Consejo de Paz y Justicia, Cardenal Peter K.A. Turkzon, dio a conocer el respaldo de la Santa Sede hacia los indígenas y campesinos que luchan por la tierra ante las amenazas de los “modelos” de progreso que no respetan la armonía con la naturaleza.

 

La misiva leída por Gustavo Sánchez Valle, representante de la Alianza Mesoamericana de Pueblos y Bosques (AMPB) y Presidente del Consejo Directivo de la Red Mexicana de Organizaciones Campesinas Forestales (Red MOCAF) en la inauguración del “Encuentro Latinoamericano con la Encíclica Laudato Si´ defendemos los derechos a la tierra, el territorio y los bosques” que inició en San Cristóbal de las Casas Chiapas, demuestra la necesidad de defender la “Casa Común”.

 

En presencia de representantes de organizaciones indígenas, campesinas, movimientos populares, organizaciones de la sociedad civil, teólogos, y estudiosos, de más de 15 países de América Latina, la misiva del Vaticano tuvo repercusión en los asistentes ya que en ella se admite que “vivimos momentos particularmente difíciles. Vivimos en una globalización de la indiferencia marcada por el paradigma tecnocrático”.

 

El Presidente del Pontificio Consejo de Paz y Justicia, Cardenal Peter K. A. Turkson manifestó en su mensaje “…Tenemos conocimiento de su trabajo en defensa de los derechos a la tierra, al territorio y los bosques, mismos que se ven hoy amenazados por un sistema que idolatra el dinero y que no respeta la dignidad de las personas ni la fragilidad del planeta…”.

 

Además agrega, “…La Iglesia quiere unir sus manos en estos procesos y ayudarlos a que cada día sus cooperativas sociales, sus juntas vecinales, sus comunidades campesinas e indígenas se fortalezcan para que puedan dar más y mejores condiciones para el desarrollo integral de los excluidos como personas familias y pueblos”.

 

Gustavo Sánchez, también Presidente de Red Mocaf enfatizó en que el mensaje de la Santa Sede reconoce que vivimos una globalización de la indiferencia marcada por el paradigma tecnocrático y que hay continuas violaciones a los derechos humanos y sociales a cada paso y a lo largo del planeta.

 

Por ello, Presidente del Pontificio Consejo de Paz y Justicia del Vaticano asegura en la misiva, indicó Sánchez Valle, la esperanza está en el horizonte y que son los propios pueblos en busca de un cambio; los pueblos originarios, los desplazados pueden compartir al mundo entero la valiosa muestra de una vida en armonía con la naturaleza.

 

El mensaje se leyó durante el acto inaugural del Encuentro Latinoamericano que contó además con las intervenciones de Pedro Faro, en representación del Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas (FRAYBA); de Jorge Pérez Rubio, representante de la Coordinadora Indígena de la Cuenca Amazónica (COICA) y de Gustavo Sánchez Valle, representante de la Alianza Mesoamericana de Pueblos y Bosques (AMPB) y Presidente del Consejo Directivo de la Red Mexicana de Organizaciones Campesinas Forestales (Red MOCAF).

 

Estela Barco Huerta -DESMI ‪ha comentado al Observatorio SELVAS: "Damos un sí a la vida. A todo lo que nos permita ir caminando, Trabajar con dignidad por nuestras comunidades porque enfrentamos machismos en todos los ámbitos de lucha. Recuperemos el trabajo de la madre tierra, todo lo necesario para la alimentación. El Papa nos dice que este sistema es insostenible, Es necesario crear un nuevo modo de vida y lbos camios vienen desde debajo de los pueblos."

 

Pedro Gutierrez Jiménez - INSEN, subraya que “recibir la visita del Papa, su palabra, representa aliento, ánimo, fortalece nuestra esperanza. Antes nos cuidábamos en los caminos, sobre que se decía y hacia para la construcción de otro modo de vida y hacer iglesia.

 

Desde el 91, empezamos a caminar aquí en 5 zonas, a recuperar, visibilizar, compartir nuestra voz teológica y experiencia de vida. La teología india, una voz profética y que se queja y lamenta.Un manantial de humanidad que se puede fortalecer, para la vida de la humanidad.

 

Jennifer Haza, directora de Melel Xojobal destaca que “Las organizaciones que integramos la Red por la Paz y Melel Xojobal pedimos al Papa Francisco que exhorte a los gobiernos estatal y federal a que respeten, garanticen y protejan los derechos humanos, resguarden y garanticen un verdadero estado de derecho; que atiendan las causas que generan los conflictos y situaciones sociales desfavorables para la población, y que presten atención a sus obligaciones y responsabilidades políticas, sociales y jurídicas que permitan una vida más justa, digna y en paz en Chiapas”.

 

Notas

 

  1. http://www.jornada.unam.mx/ultimas
  2. http://www.melelxojobal.org.mx/posicionamiento-ante-la-visita-del-papa-francisco-a-chiapas/
  3. http://signisalc.org/redes/teologia/2016/02/francisco-iglesia-pobre-con-...
  4. http://www.jornada.unam.mx/2016/02/16/opinion/020a2pol
  5. www.pagina12.com.ar
  6. http://www.laopinion.com/2016/02/15/por-que-francisco-visita-una-tumba-en-chiapas/
  7. http://m.eleconomista.mx/entretenimiento/2016/02/14/papa-reivindica-obispo-samuel-ruiz-su-visita-chiapas
  8. http://www.somoselmedio.org/article/pueblos-ind%C3%ADgenas-env%C3%ADan-mensaje-en-defensa-de-la-tierra-al-papa-francisco

 

- Cristiano Morsolin, trabajador social e investigador italiano radicado en Latinoamérica desde 2001 con experiencias en Perú, Colombia, Ecuador, Bolivia, Paraguay, Brasil. Co-fundador del Observatorio sobre Latinoamérica SELVAS de Milán (Italia), autor de varios libros. Blog: https://diversidadenmovimiento.wordpress.com/

https://www.alainet.org/es/articulo/175482
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