El 5 de marzo de 2013 murió uno de los hombres más controvertidos de la historia de la humanidad: Hugo Rafael Chávez Frías.
Su personalidad y peculiar forma de hacer política generó un número similar de pasiones como de odios, de seguidores como de detractores.
La figura del Comandante no puede dejarnos indiferentes. Su carácter –fuera de toda duda, único–, su forma de hacer política jamás vista hasta su llegada– y sobre todo su espontaneidad,
dejó descolocadas y descolocados a muchos, nadie permaneció imparcial. Gran parte de la humanidad se ha formado una idea o una opinión sobre este hombre tan particular. Para algunos, Chávez
fue el padre que guió a su pueblo hacia un futuro mejor, para otros, fue solo un golpista, un dictador que puso en peligro la estabilidad no solo de su país, sino de todo el planeta y en especial la de Suramérica.

Pero ¿en base a qué datos podemos formarnos una idea real de lo que fue Hugo Chávez en nuestra historia reciente? Porque esa es la raíz de la controversia generada desde su llegada al poder.
¿Qué creemos conocer del presidente bolivariano?, ¿en qué nos basamos para ser sus detractores o seguidores? La información es poder. Todo es tan simple y sin embargo tan complejo como la verdad que esconde este axioma. Lo voy a repetir para que así la frase no caiga en el olvido y tengamos que reflexionar sobre la misma: la información es poder. Quien controla, administra y dosifica la información es quien ostenta el poder real.

Quien posee la información tiene solo dos opciones: compartirla o silenciarla. Ya sé que aparentemente existen otras alternativas: olvidarla, modificarla, distorsionarla, tergiversarla... Pero si nos fijamos detenidamente en ello, veremos que al final todo se reduce a las dos primeras opciones. Pero ¿por qué se silencia, esconde o distorsiona la información? La respuesta es bien sencilla: para controlar a otros seres humanos o para beneficiarse de ellos graciasa su ignorancia.