La fragua de una farsa

02/03/2016
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  • Opinión
 pobreza infantil
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En esta nueva era que vive la humanidad en la que se ha producido una revolución comunicacional similar en sus efectos a la que representó la revolución industrial, una de sus paradojales consecuencias es que se han borrado los límites entre la verdad y la mentira. A los criterios de verdad existentes como el de la coherencia del sistema o el aristotélico de la adecuación entre la idea y la realidad, ahora habría que agregar otro que tiene que ver con el medio desde el cual se origina cualquier afirmación que tenga pretensiones de verdad. Basta hoy con que el medio sea una transnacional de la comunicación para que lo dicho adquiera características de verdad universal, aunque no haya sido más que la última farsa inventada. O bien, basta que alguien lance la más escandalosa invectiva por las redes sociales para que los usuarios la tomen como la verdad que todos andaban buscando.

 

En este mundo al revés del que tanto nos hablaba Galeano, la mentira circula con mayor velocidad que las certezas más absolutas; más aún, las certezas son avasalladas por la infamia, el chantaje o los falsos ídolos. Todo se reduce hoy a una permanente puesta en escena donde algunos se llevan la palma como los mejores guionistas o libretistas, mientras otros se vanaglorian del papel que se autoatribuyen o que sus amos les asignan. En esta atribución de roles y de invectivas la derecha internacional y con ella la mayor parte de sus militantes, ha dado muestras de dominar a perfección la técnica del rumor, la técnica de “crear” cualquier realidad que sirva a sus intereses y hasta de transmitirla por televisión, como cuando quisieron hacer creer que Ghadafi estaba bombardeando a su pueblo y no era más que un vulgar montaje hollywoodense.

 

Donde estos nuevos y antiéticos procederes se ponen más de manifiesto es en los países de la periferia que han dado pasos en firme para liberarse de la dependencia, del colonialismo y de cualquier otra forma de dominación con la que se intente mantenerlos sojuzgados y serviles a los intereses imperiales. Venezuela es, en este sentido, un caso más que emblemático. Aquí, sí es verdad que el 99 % de la imagen que se ha construido del país ante el resto del mundo ha sido producto de esta nueva forma de triturar la verdad que los medios han creado. Los roles reales que desempeñan personas particulares han sido trastocados hasta el punto en que los villanos son héroes y los verdaderos héroes han sido convertidos en chusma despreciable. Para prueba baste el botón de Leopoldo López y su Rapunzel viajera. Las últimas declaraciones de quién se ha autoatribuido el papel de Conde de Montecristo, con barba y todo, así lo demuestran. No sólo es que se atreve a anunciar como si fuera el propio Mesías, en este caso del Mal, que a la “dictadura” le quedan “horas” de vida, sino que se presenta como la prueba viviente de la “crueldad” de esa dictadura al mantenerlo en prisión, cuando es el ser más inocente que se pueda pensar:

 

“No he cometido ningún delito, lo han dicho los organismos de derechos humanos más prestigiosos e importantes del mundo, Premios Nobel, gobernantes, parlamentarios. Todo el mundo sabe que mi juicio fue una farsa …. Hace 2 años hicimos un llamado a los venezolanos a conquistar un cambio pacífico, democrático y constitucional que nos costó nuestra libertad”.

 

Lo que es realmente una farsa es precisamente la historia que se ha construido en torno a su figura, en el entendido de que toda “dictadura” necesita un “ángel” que represente el ejemplo más cruel de su brutalidad. Basta, según él, para probar que no ha cometido ningún delito el hecho de que lo digan organismos y personalidades de renombre mundial, ocultando, por supuesto, que puede encontrarse fácilmente igual número de organismos, de Premios Nobel y de personalidades mundiales que pueden afirmar lo contrario y que lo consideran abiertamente culpable. Lo que se pretende ocultar aquí es que este señor forma parte de un engranaje de la derecha mundial que es capaz de defender al mismo Hitler, si Hitler les sirve para lograr sus propósitos de dominio.

 

Podría decirse, en términos de investigación criminal, que esos testimonios se invalidan por el mero hecho de que quienes los profieren son precisamente los sacerdotes mayores de la misma cofradía de la que el señor López forma parte, por no decir que todos actúan en un grado máximo de complicidad en defensa de una de sus fichas locales. Corona la campaña mediática internacional su esposa Lilian Tintori, cuya imagen no podía ser más cándida y virginal que Heidi; aunque de vez en cuando deje asomar su otro yo, como cuando ataca a los familiares de las víctimas que causó su esposo por vías que no fueron ni pacíficas, ni democráticas ni constitucionales, y por lo cual no perdió arbitrariamente su libertad, sino que resultó condenado en una proporción que está lejos de corresponder al daño causado.

 

Éste es el mundo que la derecha ha venido construyendo y en el que quieren que todos nos resignemos a vivir. Sin embargo, mientras exista la poesía, mientras haya un ser humano capaz de soñar la utopía de la libertad y de la justicia, mientras haya un corazón sensible a quien le duela la desgracia del otro, mientras haya un pueblo consciente de su historia de luchas, la certeza del triunfo de la verdad sobre la infamia y de la dignidad sobre la vileza de muchos, seguirá alumbrando el camino y guiando nuestros pasos hasta alcanzar la liberación definitiva de toda la humanidad.

 

 

1 de marzo de 2016

http://www.sietealacarga.com.ve/?p=3076

 

https://www.alainet.org/es/articulo/175761?language=en
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