¿Un Plan para domar a América Latina?

19/04/2016
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El proceso de verdadera emancipación para América Latina, del fortalecimiento de la CELAC, UNASUR y otros organismos integracionistas latinoamericanos, parece que enfrenta serios reveses que son la consecuencia de la lucha sorda que los grandes poderes fácticos han escenificado para arrebatarle la esperanza a los pueblos del Sur que, a pesar de los grandes esfuerzos hechos en su favor, no han llegado al pleno conocimiento de quienes son sus amigos y quienes sus enemigos. Esto explica los resultados electorales en Venezuela, Argentina y Perú, como también nos permite leer lo que ocurre en Ecuador, asediado por las protestas callejeras o en Bolivia, en donde no se le ha permitido a Evo Morales, un auténtico líder, su reelección para asegurar la continuidad del plan gubernamental boliviano de superar la pobreza y la miseria.

 

Lo que ocurre actualmente en Brasil es un llamado de alerta porque se deja ver, con claridad meridiana, que hay una especie de nuevo Plan Cóndor para volver a nuestros países a la época de las dictaduras y el irrespeto a la voluntad popular y las aspiraciones de los pueblos eternamente oprimidos.

 

Veníamos, desde que Chávez irrumpe en el panorama político continental, experimentando un nuevo panorama de libertad y de autodeterminación de nuestros pueblos, pero el proceso comenzó a tambalearse a raíz de la imposibilidad de revertir el golpe de Estado en Honduras y de restablecer a legalidad mediante el uso de la consulta popular transparente y desligada del fraude electoral.

 

En Brasil está, el poder fáctico, en el proceso de destituir a la presidente Rousseff. La Cámara de Diputados ha votado por que se le siga un juicio por corrupción, sin embargo la Presidenta ha alegado que no ha cometido delito alguno y que se siente limpia y que su destitución es un atropello a los millones que la eligieron libremente. Eso mismo creen los del New York Times y The Guardian.

 

Además, al parecer, el motivo no es separar a Rousseff del poder, sino poner vallas para que en 2018 no gane las elecciones el presidente Lula, quien cuenta con un alto índice de popularidad.

 

Lo insólito de esto es que los acusadores brasileños, los diputados del Congreso, en un 53% son objeto de investigación por actos de corrupción y delitos comunes, incluido el Presidente de la Cámara, Eduardo Cuhna, el diputado que llamaba a sus compañeros a votar, evangelista conservador investigado por falsificación de documentos y malversación de fondos públicos. Otros diputados fueron tan cínicos al votar que dedicaron su voto por la salida de la presidenta al militar que torturó a Dilma o al militar que ejecutó el golpe de Estado en los 60 y que condujo a Brasil a una dictadura sangrienta.

 

Estos diputados, por lo que vemos, buscan con su voto la protección que les brinda la ley por ser parlamentarios. El propio vicepresidente, que sería quien eventualmente asuma la presidencia es objeto de un proceso judicial. Es decir, los corruptos en contra de la presidenta que alega ser inocente.

 

La Presidenta Rousseff se ha comprometido, en su discurso luego de los resultados obtenidos en el Congreso a continuar con la lucha. Y es seguro que será así, porque en su humanidad se encuentra fortalecido el amor a los pueblos y la decisión de seguir adelante, sin importar los obstáculos que se interpongan. Falta que el pueblo de Brasil y los pueblos de Latinoamérica comprendan, de una vez por todas, que sus enemigos les han puesto anteojeras y que están dando carta en blanco a quienes mañana serán sus verdugos, nuevamente.

 

 

https://www.alainet.org/es/articulo/176864
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