Las migraciones en las fronteras en Iberoamérica

28/04/2016
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Las fronteras son límites trazados por la mente y la pasión humanas entre espacios diversos. Las fronteras son ambivalentes: constituyen a la vez un lugar de encuentro y de separación; bordes de colisión, pero también de fecundación mutua; paisajes compartidos por comunidades humanas y límites de soberanía nacional.

Las fronteras siempre fueron canales de tránsito, vías que permitían flujos de personas y de bienes. A través de ellas nos hemos enriquecido. Los procesos de encuentro no han sido sencillos, ni han estado libres de conflictos e incomprensiones, pero han permitido la evolución de las sociedades y su progreso. Hoy nos reconocemos como parte de una misma especie humana –o incluso familia– gracias a haber traspasado numerosas fronteras y a haber construido nuevas realidades: civilizaciones, ámbitos supranacionales de colaboración e intercambio comercial, áreas de influencia cultural o familias transnacionales.

Las culturas más abiertas y evolucionadas han sido cruce de caminos entre comunidades dinámicas en las que se produjo una fecundación mutua, superando barreras y distancias. Se afrontaron las diferencias y surgieron sinergias que crearon nuevas realidades. El diálogo y el intercambio cultural dan lugar a nuevas síntesis.

 

Las fronteras se reforzaron durante los procesos de construcción nacionales, durante los cuales se definieron los límites de los estados. Estos límites proceden en su mayoría de contiendas y guerras, de tratados de paz impuestos por los vencedores y de acuerdos internacionales de las potencias coloniales.

Se trazaron con la sangre y aún se defienden con ella.

 

La globalización nos ha permitido comprender que todo está interconectado, que unos mismos fenómenos nos afectan a todos –aunque sea de modos diversos– y que todos somos responsables de la humanidad y del planeta. El proceso globalizador ha favorecido el movimiento de capitales, de bienes y de servicios, mientras ha puesto trabas a los flujos de personas, principalmente a los trabajadores pobres y de escasa formación. Una globalización que se ha desarrollado bajo el signo del poder de los capitales y subordinando a las personas.

 

Este proceso globalizador ha puesto de manifiesto las diferencias entre países y grupos, como nunca antes. La comunicación y el mayor contacto ha permitido saber más unos de otros. Hoy todos somos conscientes de las enormes disparidades de bienestar, difícilmente justificables. Los excluidos buscan participar de ese bienestar, y en su medida, conseguirán hacerlo. No es posible poner puertas al campo.

 

La migración es un proceso que aumentará en los próximos años. No será posible detener a los más necesitados cuando quieren participar de los bienes que nos corresponden a todos.

Las fronteras son hoy lugares privilegiados en los que estudiar qué está sucediendo en nuestro mundo,

cuáles son las tendencias, las lógicas que prevalecen y los valores que se defienden. El Observatorio

Iberoamericano sobre Movilidad Humana, Migraciones y Desarrollo (OBIMID) con sede en el Instituto de

investigación sobre Migraciones de la Universidad Pontificia Comillas Madrid ha coordinado el presente

estudio sobre las migraciones en las fronteras en Iberoamérica.

Puede encontrar el estudio completo en: http://www.comillas.edu/es/coleccion-obimid

 

https://www.alainet.org/es/articulo/177079
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