Santos, falta pelo pa’l moño

22/06/2016
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La paz exprés es enemiga de la paz con justicia social.

 

La paz exprés es la de los politiqueros enmermelados que, utilizando el fementido plebiscito, preparan el asalto de los presupuestos de las vías terciarias, mediante licitaciones a dedo, aforados en casi 50 billones de pesos.

 

Falta todavía, Santos. Primero la paz con justicia social para Colombia y después la vitrina.

 

 Vuelve y juega.

 

Regresó la paz exprés.

 

 A Santos le cogió el afán, otra vez.

 

Le interesa la paz cronológica. No la ontológica, la  que corresponde a unas condiciones reales para la superación del atroz y aberrante conflicto armado que han orquestado las elites oligárquicas, dejando casi 8 millones de víctimas desplazadas y casi 500 mil muertos y desaparecidos.

 

 A Santos le interesa más firmar un documento y ganar el plebiscito, que parece estar cuesta arriba, que darle cumplimiento efectivo a los pactos de paz en materia agraria, participación democrática, de víctimas y de justicia. Le interesa más su premio Nobel y un cargo en Naciones Unidas, que la superación efectiva de la violencia. Por eso está de carreras.

 

 Sí, es cierto, viene un cese bilateral del fuego y hostilidades que de hecho propiciara una transformación de la organización y funcionamiento de las Fuerzas Armadas y policiales del régimen. La verificación de la Comisión política de la ONU creada para el efecto será un factor definitivo en ese sentido al igual que la constitucionalidad del Acuerdo especial que adquiera el pacto final de paz en los términos del artículo 3 común de los pactos de Ginebra, si la zancadilla oficialista enmermelada no lo impide con sus conocidas trampas de tahúr.

 

Pero este importante paso no es todavía el fin del conflicto social y armado.

 

Faltan mucho pelo pa’l moño, como anota el comandante Timoleón Jiménez.

 

Miren lo que falta, todo amparado en el principio de la concomitancia, la integralidad y simultaneidad.

 

Uno. Dejación de las armas. Reincorporación de las FARC-EP a la vida civil - en lo económico, lo social y lo político -, de acuerdo con sus intereses.

 

 Dos. El Gobierno Nacional coordinará la revisión de la situación de las personas privadas de la libertad, procesadas o condenadas, por pertenecer o colaborar con las FARC-EP.

 

 Tres. En forma paralela el Gobierno Nacional intensificará el combate para acabar con las organizaciones criminales y sus redes de apoyo, incluyendo la lucha contra la corrupción y la impunidad, en particular contra cualquier organización responsable de homicidios y masacre; o que atente contra defensores de derechos humanos, movimientos sociales o movimientos políticos.

 

 Cuatro. El Gobierno Nacional revisará y hará las reformas y los ajustes institucionales necesarios para hacer frente a los retos de la construcción de la paz. Cosa que está en pañales pues no quieren largar la teta.

 

Quinto. Garantías de seguridad para las Farc.

 

 Sexto. En el marco de lo establecido en el Punto 5 (Víctimas) de este acuerdo se esclarecerá, entre otros, el fenómeno del paramilitarismo. Fenómeno que niegan desde el Ministerio de Defensa.

 

Séptimo. Falta hacer un pacto sobre la refrendación y legitimación de los consensos que un Plebiscito enmermelado no alcanzara. Esta algazara electorera, treta polarizada frentenacionalista, es otro simulacro seudo democrático montado por la elite santista para repetir el saqueo de los dineros públicos. Lo harán utilizando el programa de las Vías terciarias, autorizado recientemente mediante el Conpes 3857/2016, al cual se le asignaron casi 50 billones de pesos, haciendo a un lado las autopistas 4G que irán más lentas. Es que la contratación de los hipotéticos arreglos de las vías rurales o terciarias hace más fácil el despojo descarado de miles de millones de pesos que irán a parar a los bolsillos de los entusiastas politiqueros con el cuento de la paz santista.

 

Hay que ver lo que está haciendo doña Dilian Francisco Toro, gobernadora del Valle; está feliz con los presupuestos de las vías terciarias puestos a su disposición desde la Presidencia de la Republica, merced a la intermediación de ciertos caimanes de la trampa electoral y clientelar. Ya su marido –el negro Caicedo- reparte y recoge en los clubes de Palmira, Guacari y Cali.

 

 Nos jodimos con esta paz llena de embustes y velocidades de los gamonales y caciques santistas.

 

Octavo. Falta establecer un marco preciso de obligaciones para la implementación y verificación de los acuerdos de paz.

 

 Noveno. Falta, digo yo, una profunda transformación del Estado, del gobierno y sus instituciones en todos los niveles. Eso hay que pactarlo en medio de una profunda disputa política por el sentido democrático que debe cobrar el Estado hacia adelante y en condiciones de paz. Para tales efectos es inútil el simulacro de Ministerio para el postconflicto de Pardo y las reformas militares al gusto de la OTAN y el Comando sur del imperio.

 

Así que a reunir más pelo pa’l Moño, señor Santos y a resolver con paciencia y ponderación los importantes puntos pendientes para poner fin al prolongado, complejo y atroz conflicto nacional.

 

 Nota. La quiebra de Astraval es otro síntoma concreto, como aquel de Interbolsa, de la tremenda crisis económica y financiera que le va pierna arriba a Santos y al sistema capitalista que encarna. Que respondan los directivos de la Súper Intendencia bancaria que propiciaron con la corrupción y los vacíos legales que permitieron esta estafa con las libranzas de las cooperativas militares y los educadores de Cundinamarca. Que rueden cabezas y se conozca la verdad.

 

 

https://www.alainet.org/es/articulo/178292
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